Recuerdo como si hubiese sido tan solo ayer, el momento en que el Presidente Chávez, estremeció a sus oponentes de derecha e izquierda, al decir con claridad meridiana y en alta voz, que se declaraba Marxista:-“Si me declaro marxistas, soy marxista”; entonces salieron de todos los espacios, incluidos los menos predecibles y donde no podían faltar aquellos auto proclamados de “La República del Este” y más allá, con el grito “anatema… sacrilegio” y, lo más terrible, que entre los más antagónicos hubo convergencia de los anti marxistas y de los que había convertido el pensamiento de Carlos Marx, en especie de catecismos, algo así como un dogma teórico, que se debía estudiar y discursear supuestamente al pie de la letra; quitándole sin duda el sentido de Ciencia Social; legado que dejó a la humidad, Marx “el hombre más importante después de Cristo”, tal cual lo dejo dicho el poeta Ludovico Silva, en escritos sobre su maestro García Baca.
Y a qué viene esta reminiscencia del hecho seguramente olvidado por muchos de quienes escucharon o leyeron aquella proclama del líder Hugo Chávez, confesándose seguidor del Marxismo y por tanto, - repito - declarándose Marxista; pues resulta que leyendo la hermosa escritura del Filósofo y poeta Ludovico Silva, entre tantas ideas y principios maravillosos de su creación, me topé con la caracterización de lo que para él, en tanto estudioso del pensamiento de Carlos Marx, significa ser Marxista; texto que no se debe interpretar, sería un crimen de lesa escritura, modificarle siquiera una coma.
“Ser marxista es algo muy difícil. No es lo mismo que ser adeco o copeyano, o masista, o mepista, o del PCV, ni siquiera del MIR. Cuando digo – “marxista” – entiendo algo más alto, mucho más alto. Me refiero a un tipo de hombre que posee la suficiente información, capacidad y vocación como para dirigir, o al menos orientar (ya sea desde el libro o desde la tribuna política) a las masas de la sociedad actual hacía un futuro radicalmente distinto; un futuro tan radical que, de hacerse presente, convertiría a la historia pasada en la “prehistoria” de la humanidad, para decirlo con el vocablo del propio Marx. Este tipo de hombre que llamo marxista esgrime dos perspectivas que son complementarias. Por una parte mide la temperatura de su propio país, su circunstancia más inmediatamente práctica, con el objeto de aclararla y actuar sobre élla- ¿Actuar para qué? Actuar para reventar las estructuras de la sociedad actual” (1)
En todo caso Chávez, no se quedó sólo con el hecho de haberse declarado Marxista, ya lo era al calzar en la descripción de retrato hablado de Ludovico; sino que además, el líder de la Revolución Bolivariana, supero la contradicción existente en el tiempo histórico, al encontrar coincidencia del pensamiento cristico, (léase teología de liberación) y, las propuestas universales de carácter social político y económicas del viejo Carlos Marx; al elevar el verbo y el látigo encendido de Jesús de Nazaret, al que declaró haber sido uno de los primeros Socialista.
Al respecto, ya Ludovico Silva – había escrito-“Lo que ha ocurrido con el Socialismo Marxista, que comenzó por ser una teoría revolucionaria, y es hoy una ideología emparentada con la religión”
Es sólo hasta 2016, que el presidente del Banco Central de Venezuela, economista Ramón Lobo, convocó al Primer Congreso Internacional Marxista, que se desarrolló en dos jornadas diarias, en el auditorio del BCV en donde expositores venidos de varios continentes, concluyeron en la vigencia del esfuerzo intelectual que dejo como herencia a la humanidad el padre de la Ciencia Social Marxista.
La organización del evento en voz del Presidente del Banco, anunció que estaba en Imprenta la edición del Manifiesto del Partido Comunista de la autoría de Carlos Marx y Federico Hegel; que había dado a luz en 1848.
Lo hablado sobre Marx y el Marxismo, por parte del Líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez y El Primer Congreso Internacional Marxista, realizado en El BCV, han sido unos de los pocos momentos donde se ha abordado el Marxismo como Ciencia Social y, herramienta para avanzar en la construcción de una verdadera revolución socialista; porque como lo dejo bien claro ese tanque pensante conocido como Ludovico Silva:-“Mientras se produzca plusvalía y la sociedad se rija por el valor de cambio, habrá capitalismo. Lo demás son sólo “reformas”, no revolución”.
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(1) Silva Ludovico. Belleza y Revolución. Volumen II. Fondo Editorial Fundarte. Alcaldía/ Caracas Julio 2017