Delincuencia y política

Miércoles, 09/02/2022 12:36 PM

La derecha extremista no sabe ya a qué método recurrir para liberarse de la revolución bolivariana, manejada por supuesto por sus amos imperialistas, porque allí es donde se diseñan los planes y se financian... Las bandas de delincuentes como el koki y lo más grave aún, las TANCOL con sus planes para penetrar el territorio y crear las condiciones para desatar la violencia y el sabotaje terrorista contra el pueblo venezolano. El gobierno con la gloriosa FANB sigue dando la batalla, así lo vemos de la siguiente nota de prensa: http://www.psuv.org.ve/temas/noticias/fanb-destruyo-artefactos-explosivos-terroristas-colombianos-apure/ no obstante, el gobierno colombiano sigue pidiendo "democracia para Venezuela" mientras nos agreden con su política bandera, la delincuencia.

A las cosas hay que llamarlas por su nombre, ¡hasta cuando tanta hipocresía! El triste papel del estado colombiano nos obliga a una reflexión profunda sobre la locura que significa sembrar esta región de una violencia ejecutada por delincuentes. ¿Qué son los TANCOL? Pues es el ejército del narcotráfico. Así como EEUU puso de moda "las empresas contratistas", los TANCOL cumplen su papel desestabilizador en la región y con el deleznable uso del terrorismo, además de cobarde, se produce un maridaje "perfecto" entre la política y la delincuencia. No podemos incluir a todo opositor en este paquete, la mayoría es gente seria, responsable, con argumentos; sobre todo el pueblo opositor, pero desgraciadamente la realpolitik que aplica el imperio enloquecido es la del terrorismo contra los pueblos. Como siempre la mediática burguesa y sus operadores toman posición para disparar sus dardos venenosos a través de medios y redes. No informan sino que desinforman, manipulan y engañan. Pretenden convertir en héroes a criminales vulgares, se les cae la baba deseando ver a sus "héroes" bandidos entrando a Miraflores, pero "deseos no empreñan" y al ocurrir lo que debe ocurrir, recurren al típico "control de daños" y casi que hacen responsables de las bandas criminales al gobierno afectado por este tipo de situaciones, es decir, al gobierno revolucionario.

Como siempre mienten descaradamente: una política diseñada por el gobierno nacional como es las zonas de paz, en donde se intentó desactivar a esos grupos de líderes negativos de manera pacífica, sin que ocurrieran muertes y derramamientos de sangre, lo pretenden ahora manipular para endilgarle al gobierno la responsabilidad del desarrollo de esas bandas de delincuentes. ¡Nos creen gafos!, pretenden que les creamos algo así que, por ejemplo, usted agarre una piedra y se golpee la cabeza porque tiene una migraña.

Obviamente que todo forma parte de un plan imperialista, cosa que ellos banalizan también, pero el reguero de pruebas son tan evidentes que no se necesitan cuatro dedos de frente para descubrir la maniobra: generación de violencia-inestabilidad-sondeo de probabilidades para una guerra formal declarada. Además del desgaste que sufre la república al tener que dedicar ingentes recursos para combatir estas cosas y garantizar al pueblo seguridad y bienestar. Son múltiples los ángulos de ataque imperialista, pero cabe la siguiente reflexión: ¿Donde está la clase política honesta de este continente que se pronuncie sobre esta locura? No se necesita ser revolucionario o revolucionaria para emitir un juicio razonable sobre algo tan delicado que se está ejecutando y se encuentra en pleno desarrollo, generando la violencia criminal en toda la región.

Pongamos las cosas en un escenario negado de que el imperio tenga éxito contra Venezuela y con sus bandas de criminales logren vulnerar nuestra defensa y nos derroque, no significa que los herederos del coqui vengan a gobernar, el mismo imperio los sacaría de circulación al lograr sus objetivos, algo así ocurrió en Libia, aquí repetirían la fórmula. Pero en este escenario y ante la realidad de los países, en donde los pueblos se levantan, buscan opciones, dan la batalla; muchas veces sin líderes que den la talla, y da pena decirlo, pero es así. Pero los pueblos buscarán y buscarán salidas a los problemas estructurales del hambre, la pobreza, la falta de salud, educación, vivienda, etc. Pero pongamos otro escenario: se le escapa de las manos el asunto al imperio, que no la tiene fácil y está en decadencia, tanta que ya el poco saldo moral que exhibe lo consumió por completo, se les agota como las reservas energéticas y se derrumbe de un momento a otro. ¿Ustedes se imaginaran la terrible herencia que nos dejará con grupos de delincuentes y asesinos ejerciendo el poder en estos pueblos? ¿Donde están las posiciones de intelectuales, estudiosos, artistas, sociólogos, psicólogos, economistas, científicos que vean lo que se nos puede venir encima con esta locura imperialista? Yo no hago llamados a la mediática burguesa, ellos representan los cañones de la guerra que vivimos, tampoco a los sectores antipatria que ya están vendidos al imperio, mucho menos a militares herederos de Pinochet... sabemos la posición que tomarán. Pero hay un mundo académico, hay una intelectualidad, un movimiento artístico que a mi modo de ver permanece indiferente e insensible a un espinoso tema que se nos viene encima en medio de la desesperación de un imperio en declive.

Podemos decir que todo es producto de los reflejos condicionados, no soy de los que cree que todo el mundo está comprado por el imperio porque esto es imposible, si creo que la velocidad de los acontecimientos no nos permite ver cosas que están allí como probables, y que pueden ocurrir con consecuencias catastróficas y que como ciudadanos de esta parte del mundo estamos llamados a combatir.

Venezuela es hoy un inmenso, variado y múltiple escenario de una guerra de nuevo tipo para esta región, quizás ha sido aplicado en otras partes del mundo, pero acá es algo nuevo, o tal vez peque de ignorancia lo cual asumo responsablemente. Apenas aporto unas pinceladas para que sirvan como contribución al cuadro general que estamos casi que obligados a discernir y a descifrar para contrarrestar la locura imperial. Sembrar conciencia en las masas sobre el particular, movilizar a los pueblos y oponerse frontalmente es, a mi manera de ver, un deber ciudadano, y para un revolucionario esto no tiene discusión.

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