La paz per se. ¿Defender la paz por sí misma, para que todo siga como está, para conservar el orden social que imponen los más ricos y poderosos, la mecánica del capitalismo, el embudo capitalista? Los defensores de la paz por la paz no saben de libertad, mueren secos, parecen jóvenes con enfermedades de viejos, distraídos de la vida. La verdadera paz es interior, es acción, saberse libre, sobre todo libres de no tener que explotar ni dañar a nadie para sentirse bien; estar dispuestos a luchar por la vida, morir por ella.
Diálogos: defender la paz en una mesa sin estar dispuestos a ir a la guerra es un diálogo inútil, es claudicar a nuestros principios en nombre de la paz. Dialogan partes que están resueltas a entrar en combate por sus causas. Sin embargo hay causas humanas elevadas y hay causas mezquinas.
"Trescientos años de calma no bastan… Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad sudamericana, vacilar es perdernos"
Al final, la guerra de independencia librada por Bolívar tendría como meta la justicia y la paz social en nuestro continente. Para los socialistas la lucha de clases tiene como meta final el equilibrio social, la conquista de una paz más estable y duradera, la paz social. Mientras haya desigualdad, explotación e ignorancia, nunca habrá paz en la tierra. La paz sin justicia social no es paz, es sometimiento a un orden social y económico injusto y violento.
Nuestra guerra es en contra del capitalismo, como diría Chávez "en contra de la lógica del capital". El capitalismo hace la guerra a diario a la sociedad, sometiéndonos al capricho de los más ricos y poderosos, esclavizando y apartando a las masas de un mayor y mejor gozo de la vida en favor de sus lujos y placeres extravagantes, y nosotros los socialistas debemos hacer a diario exactamente lo contrario, resistir y luchar por destruir su lógica.
Decir esto parece una perogrullada, pero hay que subrayarlo para que se entienda bien. Es contradictorio defender de manera exaltada la paz sin dar razones claras para la paz. Ahora que soplan vientos de guerra dentro del mundo capitalista y se exacerban los nacionalismos, todos hablan de paz, ¡se puso de moda la paz frenética!, la paz irracional. La guerra que nos hace el capitalismo todos los días es silenciosa, no se nota porque el ser humano se acostumbra a casi todo, puede vivir en condiciones extremas de miseria, sin conciencia, sin dignidad, resistiendo a la muerte, como esclavos.
La guerra está en la naturaleza misma del capitalismo, junto a los falsos nacionalismos. La guerra intercapitalista pone a los campesinos y obreros a defender la paz de los mismos que los avasallan. En el capitalismo las naciones se convierten en territorios exclusivos de grupos o familias de oligarcas, ahora fabricantes de armas, prestadores de servicios militares, petroleros, etc... EEUU defiende su modelo de vida y a sus capitalistas porque sus políticos son sus representantes, o son ellos los mismos capitalistas. Igual pasa con los otros imperios. En ese sentido no hay diferencias entre Hitler, Putin y la clase política norteamericana, por ejemplo, tampoco entre Margaret Thacher y el "National Front"; Hitler y el partido Nazi; EEUU, Biden y Trump y los segregacionistas blancos, así sean negros o cubanos. Detrás de este "atado de locos", además de una mentalidad enfermiza, hay un grupo de tontos arreados y una plutocracia, propietaria dueña del mundo…, a la cual la revolución socialista debe vencer poco a poco y sin pausa.
Defender la paz per se es igual que defender la unidad per se. No podemos estar unidos si tenemos intereses distintos de clases, políticos o ideológicos. Lorenzo Mendoza nunca nos va invitar a su cumpleaños, ni fundar universidades y hospitales gratuitos y mucho menos invertir sus ganancias en el bienestar de la sociedad más desvalida... a cambio de nada, sería contranatural; su patria no es la mía, sus intereses no son los míos. Nosotros no tenemos por qué hacer pactos con ellos, defender sus causas mezquinas y egoístas; al contrario, nosotros luchamos porque se acaben sus privilegios y el orden que se los atribuye, el orden político, social y económico que se los otorga.
Nuestra guerra es por una causa verdaderamente vital: la humanidad y el planeta. Sin justicia social no habrá planeta.
Falsa unidad, falsos nacionalismos, falsos patriotismos, falsa paz… llenan los discursos que justifican la injusticia social, la hegemonía del dinero sobre el valor de la vida.
Sin justicia social nunca habrá paz. ¡Independencia y patria socialista!