"Hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y... compañeros de partido". Fin de la cita. Giulio Andreotti.
La celebre frase que engalana a este articulo es atribuida, al democristiano italiano Giulio Andreotti, tan inteligente como turbio, y su polémica frase: «el poder desgasta más a quien no lo tiene». Es una afirmación muy controversial que siempre está en la espera por demostrar, pero si en algún lugar parece indiscutible es en Venezuela. Aquí Juan Guaidó el "Interino" manda desde los años 2019, hace nada menos que 3 años. Mientras, en la Venezuela real ha gobernado la revolución bolivariana, y el PSUV con Nicolás Maduro como presidente (ocho largos años) y Guaidó, y el G4 con Leopoldo López, y Julio Borges, cero años. Y hoy, según las encuestas -no únicamente las guindadas de los escrotos como las de Oscar Schemel- volverán a gobernar los bolivarianos con Nicolás Maduro en las elecciones del 2024. Y ello pese a todos los escándalos políticos, que ha afectado al presidente Maduro, y su gobierno, que están siendo evaluados por la opinión pública en estos momentos, durante su segunda gestión.
Por otra parte, desde el reciente lanzamiento de Delsa Solórzano, el tal Antonio Ecarri, el del Medio Lápiz, y María Corina Machado, que se han lanzado a una campaña de acoso, y derribo contra Juan Guaidó que, al menos en lo que va de este año 2022, no parece haber tenido efectos positivos, y relevantes. No sólo el PSUV ganará las elecciones del 2024, a bastante distancia del segundo, y tercero colocados detrás de la ambulancia (Delsa, María Corina, y Medio Lápiz) sino que, según las proyecciones, la intención directa del voto revolucionario en unas hipotéticas elecciones generales adelantadas, Maduro está muy por encima de sus competidores.
Aunque las encuestas en reserva –que muchas en este caso difieren poco de otras tantas publicadas- no detecta ningún entusiasmo con la gestión del presidente Maduro. El 70 % de los encuestados cree que la situación económica es mala o muy mala. El 60 % opina lo mismo de la política. El 40 % dice que la situación es peor que haga 12 años. El 44 % (contra el 15 %) juzga negativamente la gestión de Nicolás Maduro, y al 58 % (contra sólo el 25 %) le gustaría que en unas nuevas elecciones gobernara un partido distinto al PSUV. Hasta aquí el teorema, o la frase de Andreotti parecen equivocados. El poder desgasta. Y bastante.
Sin embargo, el PSUV es el partido que a más gente le gustaría que ganara las elecciones, adelantadas o en el 2024. Nada menos que un 65 %, frente al 35 % de una oposición en entropía, muchos creen que el PSUV las ganará. Y efectivamente, la estimación de voto del PSUV es muy halagadora en el promedio de las encuestas analizadas, con lo que Maduro ganaría de forma holgada.
¿Cuál es el misterio por el que, pese acusar el desgaste del gobierno, el PSUV vuelva a ganar, y confirma así la vigencia en Venezuela del teorema Andreotti? No son por los méritos propios de Maduro, sino por los deméritos de sus adversarios políticos, que no han sabido oponerse bien, caso de los llamados alacranes. En efecto, pese a los reveses económicos, y pese a todo, el PSUV es visto como el partido que mejor defiende los intereses venezolanos (24 % contra 8 % de los opositores), que mejor representa al ciudadano de a pie, que genera más confianza, y más capacitado para gobernar Venezuela, frente al despelote opositor.
Guardo los números, y sus orígenes, para que no le caiga mosca a la sopa. El PSUV volverá a ganar, si las encuestas no fallan, Maduro saldría reforzado porque ganaría la batalla electoral a Guaidó, Delsa, María Corina, y a Medio Lápiz.
El poder desgasta según Giulio Andreotti, que también fue algo así como un entrañable patriarca político, pero en italiano, dijo en alguna ocasión que: «el poder desgasta, pero sobre todo para los que no lo tienen, como Guaidó». Andreotti, con una longeva experiencia en las instituciones hizo tal declaración tras uno de los muchos contratiempos que hubo de superar.
Los gobernadores, y alcaldes ganadores opositores pero perdedores de las Legislativas Nacionales del 2020, se enfrentan ahora a una etapa en la que también van a poder comprobar la idea de Andreotti. Que también estar del otro lado produce desgaste, aunque algunos se arrastren como los gusanos. Que tener que asistir como simples espectadores a lo que acontece en el país, sin capacidad de decisión, también cansa, y debilita. Y, sin embargo, han de saber que esa es una labor que aunque pueda parecer desdeñable, tiene una extraordinaria importancia. Y que es la que se les ha encomendado.
Porque si los residentes de los estados, y municipios; los residentes en la diáspora, y los domiciliados, afincados, y sobrevivientes decidan lo que decidan es porque entendiendo que lo que Venezuela precisa, es que un gobierno de coalición tome las riendas, para salir de este atolladero. Pero también quieren que Nicolás Maduro, y los suyos colaboren para que este proyecto vaya adelante. La escasa presencia de diputados opositores en la AN, aclara cuál es el deseo del venezolano promedio.
Tenemos la sensación en este país, de forma especial en los últimos tiempos, de que si te mandaron a la oposición hace 22 años, toda tu labor ha sido la de poner palos en la rueda del gobierno. No hay más que ver lo que hace Vladimir en Ucrania, o la ONU con Rusia en Nueva York. Y eso resulta intolerable. Ver a quien invadió a Ucrania gobernando, censurar lo mismo que él hizo el 24 de febrero del 2022, en suelo ucraniano, es irritante. Por eso hay que esperar que, cuando don *Canuto* diga que va estar como jefe de la oposición: «hasta el último suspirito», que lo haga con la responsabilidad que le suponemos, si sale del closet. Y que guíe a los suyos por ese mismo camino. Evitando desmanes, corrupciones, inmoralidades, alacranismos, y excesos tan propios en ellos. ¡Cambio, y fuera!