Si bien hay que seguir remando por las huellas perennes de la vida, también hay que dejar claro que nos abrimos paso a través de la lucha revolucionaria y hoy más que nunca nuestra patria está decidida a seguir navegando por las aguas cristalinas de la verdad para vencer los desafíos del presente y del futuro.
No andamos pidiendo indulgencias a nadie, sino el debido respeto que nos merecemos como Estado soberano. De hecho y de Derecho, somos una República con plena libertad y con voz propia para exigir que se respete la dignidad de nuestra patria.
Los gobiernos y los pueblos del mundo saben que Venezuela se afirma y se reafirma sobre el legado de lucha, batalla y victoria. Desde hace más de 200 años, nos movemos sobre la palabra revolución y sobre ella resistimos y renacemos cada vez que nuestros enemigos han querido destruirnos. Así que nada de darle las gracias al imperio, sino que hay que seguir presionando para que se levanten todas las sanciones y cesen todas las agresiones que hay contra nuestra patria.
Tal como lo dijo Delcy Rodríguez: "nuestro pueblo se siente orgulloso del trabajo y los logros de los últimos tiempos". Junto a nuestro gobierno revolucionario, los venezolanos y venezolanas sabemos cómo seguir avanzando y apostamos al futuro. Durante toda nuestra historia como nación hemos comprendido que la patria se defiende y la soberanía ni se vende ni se negocia. De allí pues, que hoy más que nunca reafirmamos nuestra determinación a ser libres y soberanos.
No somos amenaza para nadie, ni andamos provocando a ningún país ni del continente ni del mundo, porque desde siempre y desde nuestra esencia somos respetuosos de los pueblos del mundo. Nuestros libertadores, con su espada y pensamiento, lucharon por la independencia de muchos países. Igualmente, con Hugo Chávez y durante estos 23 años de revolución hemos llevado y sembrado la solidaridad en todas las sociedades del mundo, siendo una referencia de lucha y perseverancia en la victoria.
Nos hemos atrevido a muchas cosas, fundamentalmente a levantar las banderas del socialismo que andaban de telas colgadas. Hoy son muchas las banderas que adornan el cielo de los sueños de los pueblos para construir y consolidar sendos sistemas políticos de rostro social, donde lo primero sea el bienestar de la familia, con sus viviendas, con sus servicios con sus esperanzas. Precisamente, las sanciones y las agresiones contra nuestra patria por parte del imperio norteamericano, apuntaban a golpear duro a las familias venezolanas, impidiendo que pudieran adquirir alimentos y medicinas.
Hemos sido víctimas y testigos presenciales de toda esta guerra económica, de todas estas sanciones, cuyos efectos colaterales se seguirán sintiendo, a pesar que el imperio quite algunas sanciones. Ojalá la quiten todas y el imperio entienda que somos un pueblo tremendamente revolucionario que desde siempre ha luchado contra la opresión y contra los imperios.
Todo esto habla de la fortaleza de nuestro pueblo, que está a la altura de las circunstancias y a la medida de su grandeza. Nos abrimos hacia el nuevo despegue, hacia la nueva etapa de la República, fortalecidos en la resistencia y con la fuerza de seguir impulsando nuestro país hacia los horizontes del bienestar colectivo. ¡Qué así sea!