De los garrafales errores de una izquierda “épica”. Vuelven con el remoquete de agentes de la CIA y el imperialismo (V)

Martes, 23/08/2022 02:10 PM

Mientras todo Lo anterior pensaba; me refiero a lo escrito en la parte IV, que se puede leer por el enlace https://www.aporrea.org/ideologia/a314876.html, recibí la grata visita de dos viejos amigos, uno de ellos mi compadre, militantes de la izquierda, uno del PCV y otro del MIR y, dada nuestra amistad, frustraciones, pequeña suma de conocimientos y bastante de experiencia por los años vividos y esa disposición de uno en la vejez a romper con los mitos y ya no dispuestos a ceder a las presiones o temor a se nos acuse de vendidos porque ahora uno, como antes y siempre, no anda en eso de buscar alcanzar posiciones y, lo más importante, ya no hay en el mercado quien pague nada por uno, pese nos pudieran sobrar méritos.

Pero además, uno se siente ganado a enseñar e intentar que quienes atrás vienen, corrijan los errores cometidos que tanto daño han hecho. Estos amigos, como uno, ya dejaron atrás aquello de acusarnos mutuamente de "agentes de la CIA y el imperialismo", lo que solíamos dar como respuesta a cualquier discrepante, no dispuesto a aceptar la línea o rezo que venía hasta de allá muy lejos, de los lado del Kremlin, lo que según he visto ha vuelto a reaparecer, como que a un humilde personaje caraqueño, personajes "importantes" por los roles que juegan, de eso acusan a gente humilde, como @lubrio, que sólo hace alguna que otra vez, pues más son las veces que lo defiende, críticas gobierno, como el mal manejo de muchos asuntos, como lo relativo al tema que conoce, como el funcionamiento del Metro de Caracas y políticas económicas, de las que bastante sabe porque las siente en alma y el cuerpo, tanto que le causan heridas.

Tampoco nos anima esa rigurosidad de los académicos de creer que haciendo citas de autores que en veces, pese el paso de los tiempos poco explican, sino se limitan a hablar en lenguaje cifrado, convencional, obligado a fundamentarse en las visiones de otros académicos, para que los publiquen en espacios a los cuales se dirigen, que no son donde están los lectores del pueblo, quienes necesitan aprender para actuar, sino se les tome en cuenta como académicos, intelectuales juzgue y hasta premie. Eso ya les es suficiente y satisfactorio. Menos nos sentimos tentados a aparecer como indiferentes, sordos o ciegos que nada oímos ni vemos en el entorno pero sí muy lejos, para se nos dé un trato preferencial.

Tampoco nos agrada esa empecinada idea que el mundo todo es una aldea, que la visión que emerge de la realidad de un espacio lejano, donde los hombres se relacionan de manera específica y las circunstancias casi todas son distintas a las mías, y que aun así se puede aprehender con la misma visión o verla como si fuese lo mismo. Ese empeño de algunos "filósofos o teóricos", para quienes es lo mismo allá que aquí, por lo que no hay diferencias ni motivos para discrepar. La conducta de esos "densos pensadores que nos visitan", que sólo se guían por uno o dos rasgos y una cartilla, para definirse absolutamente solidarios. Tanto que no perciben dificultades obvias, como mal manejo de relaciones entre aliados, concesiones excesivas a las clases que controlan el capital, en detrimento de los trabajadores en todo los sentidos, más allá del salario y lo único que importa es uno o dos rasgos, que si bien son importantes no son suficientes para sentirse satisfechos. Y eso, porque esas calamidades a ellos personalmente no incomodan. Como que no caminan nuestras calles y entonces nada perciben lo que para todo buena parte de nuestro mundo son calamidades

Llegado aquí quiero hacer referencia a una anécdota muy real, verídica. A un amigo que acababa de regresar a Caracas en los años 60, después de haber visitado a Cuba por unos 15 días, cuando un pequeño grupo muy interesado en saber de aquello le preguntamos, ¿es cierto qué ahora el pueblo cubano, motivado al bloqueo, está pasando muchas dificultades, empezando en lo más elemental, como es el comer? Él, profesor universitario con méritos académicos, quien estuvo todos esos días hospedado en el célebre Hotel Hilton, habiendo cubierto sus gastos con dólares llevados desde aquí, nos respondió sonriente y hasta mirándonos con conmiseración, ¡Que va! ¡Allá comí tanto que, en el breve tiempo que estuve, aumenté 5 kilos!

En uno además, ya aquel simplismo de llamar al discrepante agente del imperialismo y de la CIA que, en la juventud era una estigmatización que nos llenaba de temor y dudas, como el creyente que de repente alguien le acusa de cometer pecados veniales por hacer cosas que el propio Dios hace posible, no hace ningún efecto, por aquello que ya dijimos, no es eso sino un simplismo. Lo mismo que a uno le acusen de "comunista" sin serlo y además dándole a este calificativo toda la carga de difamación y crueldad que la infamia de los propagandistas le ha asignado.

Por esto, cada uno de nosotros, como nunca antes de las tantas veces que nos hemos visto, decidimos en esta conversación "tirar todo para la calle", sin miedo a nada y ya con la absoluta seguridad que aferrados estamos a "la pura verdad"; esa misma que emana de los hechos y hasta ya están estampados en el mural de la historia.

Al analizar la coyuntura mundial y la manera de abordarla, aquella vieja receta que sigue predominando en cierta izquierda, convencida que el cambio de sociedad está allí, detrás de la puerta y sólo es asunto de esta derrumbar o asaltar los muros, para llegar a ella, empezamos a reconocer en conjunto, lo que vengo reconociendo desde hace años, el simplismo y la mentira que hay en todo eso; pese se trata de una mentira o discurso elaborado de la mejor buena fe, pero que suele y eso ha sucedido, provocar grandes, abundantes y dolorosos costos. Como de creer y difundir que, las predicciones de Marx, relativas al nacimiento de una nueva sociedad, el socialismo, fundamentadas en su estudio de la sociedad, con el materialismo histórico y la dialéctica marxista como guías, se han hecho realidad en espacio alguno. Lo que implica suponer falsamente, como también lo suponen sus enemigos, que las ejecutorias fracasadas todas, han obedecido, supuestamente siguiendo un plan elaborado por el pensador alemán. Por eso, sectores de derecha hablan del fracaso de Marx y el marxismo, atribuyendo como emanado de los estudios del alemán todo lo acontecido en aquellos países donde ciertas vanguardias han tenido hasta la osadía de definir en sus constituciones sus sociedades como socialistas, no siendo más que estructuras donde el capital termina acaparado por el Estado y éste manejado por un pequeño grupo que "planifica" y decide, generalmente de manera tan autoritaria, como el capitalista privado, sin poner el cuidado que el amo pone sobre su caballo, como si eso fuese suficiente o, como quien dice "ábrete sésamo", para que se abran las simuladas puertas que cierran la entrada de la cueva. Es decir, resultan ejecutorias personalistas o grupales que nada tienen que ver con lo dialéctico, lo formulado por Marx, el rol de la sociedad, las contradicciones en ellas existentes, los atavismos que empujan a buscar los equilibrios necesarios y en determinados momentos impostergables.

Por ejemplo hablamos que eso de llamar a cualquiera reformista por una propuesta pertinente para mejorar la vida de los trabajadores, como luchar por el salario, mientras no se aplica tal adjetivo y menos de manera denigrante a China, donde se habla de la construcción de una sociedad "socialista de mercado", los capitalistas y millonarios existen por montón, mientras la multitud juega el rol de trabajadores que venden su fuerza de trabajo y en Cuba, sin haber rebasado la etapa de capitalismo de Estado, éste el gran propietario y patrón, se aplican reformas como volver a las relaciones capitalistas clásicas ante la imposibilidad de hallar el camino pertinente, bien por incompetencia o porque, como uno cree, todavía no está abierto. Y sin que uno sepa, de dónde emergen ciertos capitales Pues ese abrirse el espacio, las condiciones para el socialismo, más que de la voluntad y buena fe, depende de muchos factores que no existen en su totalidad, ni siquiera en buena proporción y son muy difíciles de manejar.

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