Las armas de la burguesía para derribar al feudalismo ahora vuelven contra la burguesía

Miércoles, 07/09/2022 08:34 AM

"La burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte; ha producido también los hombres que empuñarán esas armas; los obreros modernos ‘proletarios".

La industria moderna ha transformado el pequeño taller del patriarcal maestro artesano en la gran fábrica, están organizados en forma militar. Como simples soldados de la industria, están colocados bajo la vigilancia de una jerarquía completa de oficiales y suboficiales. No son solamente esclavos de la clase burguesa, del Estado burgués, sino diariamente, a todas horas, esclavos de la máquina, del capataz y, sobre todo, del patrón de la fábrica. Cuanto más claramente este despotismo proclama la ganancia como fin, más mezquino, odioso y exasperante resulta.

—Marx demostró que el obrero no vende su trabajo, sino su fuerza de trabajo. "Trabajo asalariado y capital". Dice: "the explotation of the many by the few" ("la explotación de la mayoría por la minoría").

El precio del trabajo, como el de toda mercancía, es igual a su coste de producción. Por consiguiente, cuanto más fastidioso resulta el trabajo se acrecienta con el desenvolvimiento del maquinismo y de la subdivisión del trabajo, bien mediante la prolongación de la jornada, bien por el aumento del rendimiento de trabajo exigido en un tiempo dado o la aceleración del movimiento de las máquinas.

Generalmente, las colisiones favorecen de diversas maneras el proceso de desarrollo del obrero. La burguesía vive en lucha permanente: al principio, contra la aristocracia; después, contra aquellas fracciones de la misma burguesía cuyos intereses están en desacuerdo con los progresos de la industria, y siempre, en fin, contra la burguesía de todos los demás países. En todas estas luchas se ve forzada a apelar al proletariado, a reclamar su ayuda y a arrastrarle así al movimiento político. De tal manera la burguesía proporciona a los proletarios los elementos de su propia educación política, es decir, armas contra ella misma.

De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto más peculiar.

Todos los movimientos han sido hasta ahora realizados por minorías o en provecho de minorías. El movimiento proletario es el movimiento independiente de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa mayoría. El proletariado, capa inferior de la sociedad actual, no puede levantarse, enderezarse, sin hacer saltar todas las capas que constituyen la superestructura e la sociedad oficial.

La premisa esencial de la existencia y de la dominación de la clase burguesa es la acumulación de la riqueza en manos de particulares, la formación y el acrecentamiento del capital. La condición de existencia del capital es el trabajo asalariado. El trabajo asalariado se basa exclusivamente en la competencia de los obreros entre sí. El progreso de la industria, del que la burguesía, incapaz de oponérsele, es agente involuntario, sustituye el aislamiento de los obreros, resultante de la competencia, con su unión revolucionaria por medio de la asociación- Así, el desarrollo de la gran industria socava bajo los pies de la burguesía el terreno sobre el cual ha establecido su sistema de producción y de apropiación de lo producido. Ante todo produce sus propios sepultureros. Su hundimiento y la victoria del proletariado son igualmente inevitable.

¡La Lucha sigue!

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