Sólo los proletarios de fraternizar bajo la bandera de la democracia socialista

Viernes, 09/09/2022 02:52 PM

"En la época en que el Estado Romano se hizo potente y alcanzaba el apogeo de su civilización, los ciudadanos se dividían en dos clases: los poseedores y los no poseedores. Los poseedores pagan al Estado impuestos directos; los no poseedores le daban sus hijos, que eran empleados para proteger a los ricos y que debían derramar su sangre en innumerables campos de batalla para aumentar aún más la fuerza y la propiedad de las clases poseedoras. Proles, en el idioma latino, significas hijos, descendientes; los proletarios formaban, por lo tanto, la clase de los ciudadanos que no poseían nada más que sus brazos y sus hijos".

¿Cuál es la posición del proletariado frente a la alta y baja burguesía? Es oportuno que no acerquemos a la burguesía radical, o baja burguesía y, si conviene, ¿cuál es la manera más fácil y más segura para llegar a ello?

No somos vendedores de sistemas; sabemos por experiencia cómo es insensato discutir las distribuciones que hay que hacer en una sociedad futura, romper la cabeza sobre ello y descuidar todos los medios para alcanzar el propósito… La tarea de nuestra generación es descubrir y depositar al pie de obra los materiales necesarios para la elevación del nuevo edificio; la tarea de las generaciones futuras será construir el edificio.

Europa, el partido radical se separa públicamente del viejo liberalismo superficial y enarbola su propia bandera. La pequeña burguesía, que es suplantada cada día más por la aristogracia creciente de la alta finanza y que ve acercase su ruina a pasos agigantados, constituye la masa principal de ese partido; no solo no son hostiles a una reforma social, sino que también reconocen públicamente su necesidad; a nuestro parecer, es deseable y necesario en este momento que el proletariado se acerque a ese partido. Estimamos que debemos por todas partes entrar, en relaciones con los radicales, pero sin sacrificar nada de nuestros principios, que debemos esforzarnos en mostrarles que no está muy lejos el día en que ellos también estarán reclutados entre las filas de los proletarios y que no pueden evitar su ruina más que con una reforma social. Si estamos en situación de realizar una alianza de la burguesía radical con el proletariado, un período nuevo empezará pronto, que será uno de los más grandiosos de la Historia.

Cuando se habla hoy de democracia, de fraternización de las naciones, no se trata de concepciones políticas, sino de realidades sociales. La Revolución Francesa ya no era, como se imagina aún demasiadas veces en Alemania, una lucha por tal o cual forma de Estado, sino un movimiento social; y, después de ella, una democracia política pura es una falta de sentido. En nuestros días, la democracia se confunde con el comunismo. Cualquier otra democracia no puede existir más que dentro de la cabeza de los visionarios que no se preocupan de los acontecimientos reales y para quienes los principios se desarrollan por sí mismos sin ser determinados por los hombres y las circunstancias. La democracia ha pasado a ser un principio proletario, el principio de las masas, y entre las fuerzas comunistas se pueden contar las masas democráticas…

Los tiempos se hacen muy duros; necesitamos hombres enérgicos y no soñadores lunáticos que, en vez de protestar contra la miseria de la humanidad, no saben más que lamentarse. Una palabra más, antes de terminar; guardaos de los motines, de las conspiraciones; nuestros enemigos utilizarán todos los medios para provocar motines en la calle, a fin de estar así en situación de intervenir y, como ellos dicen, de restablecer el orden y realizar sus planes diabólicos. Una actitud tranquila y sería obligar a los tiranos a quitarse las máscaras —y ¡entonces llega la victoria o la muerte!

—Ha muerta la Raposa, en Venezuela hay Raposos.

¡La Lucha sigue!

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