Para un “politólogo” argentino, Petro dijo incoherencias en la ONU porque estaba borracho

Sábado, 24/09/2022 12:47 PM

Según una nota, puesta en un portal que, se abre en mi teléfono sin llave y tampoco toque; basta pulsar delicadamente en donde solemos hacerlo para buscar algo, para se abra como generosamente, casa de amigos o de aquella bella gente del pasado, donde en la comunidad todos eran íntimos y hermanos. Lo poco que cada quien tenía en casa era hasta del vecino que lo solicitase. Así son esos portales, en lo formal. Aparentemente abiertos, pero generalmente llenos de mentiras, malas interpretaciones y engaños, liviandad y hasta idiotez, manejados por personajes de baja catadura moral y sin duda deficiencia mental e intelectual y por ende cerrados a toda reflexión saludable, son como la Caja de Pandora, en cierto modo. Suelen manipular los títulos para atraer al lector quien cree se trata de algo de su interés y al entrar, de inmediato, percibe fue engañado.

He visto notas crueles, en las cuales se intenta atraer a los viejos pensionados de Venezuela, con títulos inherentes a contenidos que hablan de ese asunto en otros países. Títulos como "mañana pagarán adelantada la pensión", que el pensionado venezolano, por la angustia en la cual vive, a ella accede y se halla que la nota habla de otro país. Y eso supuestamente pertinente, valedero y sano, está elaborado deliberadamente para engañar a los venezolanos. Hay una doble intención, llamar la atención para que el lector entre en ese espacio y, hasta con otros fines inconfesables, nada misteriosos.

Esta vez el portal usa el título relativo a las declaraciones de un "politólogo" argentino, pero el contenido es coherente con el título, pues quien manejó la noticia en ese medio, supo que no había esta vez que hacer trampa, pues título y cuerpo de la noticia en correspondencia, servían para sus fines, sin manipulaciones, para atraer al lector. El daño en este caso ya está diseñado en las opiniones que reproduce y el título, "Politólogo argentino, dijo que Petro estaba borracho cuando habló en la ONU", es suficiente; el nombre del "politólogo", que me fue mencionado, no importa, pues nada significa. Es obvio además pensar que nada significa quien emite tales juicios, pobres, malolientes y, en consecuencia, de baja estirpe.

Como es del conocimiento de más de medio mundo, el discurso de Petro fue y es una feroz e inteligente crítica al capitalismo, que se debate entre la explotación del negocio de la droga, el combate a su producción, consumo y el uso de los recursos energéticos no renovables. Procesos todos ellos que están dañando y hasta destruyendo al planeta y con eso al hombre mismo, asunto que pareciera ser el más urgente a enfrentar por parte de los humanos; es un asunto de autodefensa colectiva inherente a la más amplia gama de clases. Pero también es cierto que, aquella frase impresa en una pancarta de Copenhague, portada por un grupo de manifestantes que Chávez leyó en la calle, que dijo, "No salvemos el planeta, cambiemos el sistema".

En esa guerra de los carteles, supuestamente se bombardean con insecticidas vastas plantaciones para acabar con la hierba, pero también lo hacen con el ambiente y el oxígeno, pero poco se hace para evitar las prácticas ilegales en la fabricación de los estupefacientes y el vil comercio de ellos. Es una guerra formal y evasiva a la que se refiere Petro. Los hechos parecieran indicar que autoridades de los países donde la droga se produce, exporta y luego de aquellos donde se vende entre los consumidores, están directa o indirectamente involucradas. Y eso, como muchos humanos, lo sabe Petro.

Es el sistema, por la irrefrenable ansiedad de atesorar riquezas por parte de unos pocos, lo que desata esas locuras. La explotación de la coca, con fines ruines, el combate a su siembra, como denunció Petro, con sustancias que destruyen todas las plantas sobre las cuales caen, sean o no de coca y el ambiente todo, hacen iguales daños. Se intenta corregir un daño provocando uno mayor e ignorando las causas determinantes del primero. Y también es cierto, que la extracción de los recursos no renovables, sobre todo mediante procedimientos inadecuados, hace el mismo daño.

El oxígeno pudiera convertirse en una mercancía y, como tal, de mayor demanda que ahora, por los daños que se le hacen al planeta. Pudiéramos mañana, estar obligados a portar un mecanismo, como los carros un tanque de gasolina, donde llevemos el oxígeno necesario para nuestra vida diaria y, así, el capital, los dominantes, tendrían un nuevo y muy jugoso negocio. Y el hombre trabajador, en primer término, antes que al comer, deberá dedicar sus ingresos a comprar oxígeno, para él y su familia.

Y el discurso de Petro en la ONU, en gran medida, fue dedicado a eso y lo hizo porque es urgente, impostergable un gran debate, no sólo en la ONU, sino en todos los espacios sobre esta emergencia. Es primordial salvar al planeta, por la simpleza que con ella salvamos a la especie toda.

Pero como antes dije, hay una gran verdad en aquella consigna pintada en una pancarta exhibida en una calle de Copenhague. Salvar el planeta, la lucha frente a la contradicción de la cual se deriva el riesgo de destruirlo totalmente, es una tarea que forma parte de la lucha de clases y es inherente a todos. Es la decisión de una minoría privilegiada, hasta de un pequeño número de países y sus clases, la que determina los daños a la tierra y la especie humana toda.

Por eso, el discurso de Petro en la ONU, toma un gran valor y significado, sobre todo cuando uno le escucha casi denunciar directamente a los países y sus clases responsables de la tragedia en la estamos envueltos como humanos.

Es interesante, extraordinariamente audaz y asertivo, cuando Petro denuncia como las formas y sustancias utilizadas para combatir el cultivo de la coca, una planta en si mism, nada dañina, hacen un daño mayor cuando cambian las circunstancias para que el oxígeno, un recurso y derecho de todos los humanos, tienda a disminuir. ¿Cuánto daño, no registrado, identificado, se estará causando ahora en la humanidad con esos procederes?

Es decir, es un tema de enorme interés y merecedor de un tratamiento urgente de parte de la humanidad toda y particularmente de organismos como la ONU.

Pero por eso o ante eso, un "politólogo" argentino, alguien que por su forma de venderse o como le venden sus socios, los interesados en los medios en vender "las noticias, opiniones" y hasta en sólo difundirlas, porque eso tiene sus excelentes compensaciones personales, pudiera tener algo interesante qué decir en ese trascendente debate necesario, sólo se limita a intentar enlodar, descalificar a Petro y lo que éste dice y dijo, al momento de hablar en la ONU, diciendo con demasiado liviandad y muy mala calidad humana, que el presidente colombiano estaba emborrachado.

Al portal de noticias que, como la mayoría de ellos, se meten en nuestros teléfonos y, es más, sin que uno les invite, acostumbrados a usar lo que sea para llamar la atención, lo que interesa es esto, pues de ello se deriva lo que buscan, califica al "politólogo" argentino, a quien no he nombrado y para nada nombrare, como un militante de la extrema derecha argentina.

Pero lo importante o mejor llamativo no es que sea o no de la derecha, identificación que el portal hace con fines estudiados, para llegar donde también le interesa, sino que ese personaje, no se toma el trabajo, siendo politólogo, supuestamente formado en el manejo del conocimiento científico, particularmente de las ciencias sociales y las asociadas al tema tratado en el discurso de Petro, de dar una opinión, en un sentido u otro, sobre el fondo del tema. Sería la mejor forma de ayudar a los suyos y hasta quienes no lo son, porque está obligado, por la condición humana, a orientar en un debate trascendente y con suficiente asidero y significado.

Pero el politólogo argentino sólo intenta descalificar a Petro, lo subestima, lo hace con un asunto de vital interés para la humanidad toda y lo lleva al terreno donde se sienten cómodos y felices los pequeños, los mediocres. Al reino de los infelices, que sólo les interesa aparecer diciendo necedades, idioteces, sabiendo que, en su caso, pudieran ser muy bien compensadas. A lo mejor él y el medio que lo proyecta los une el interés de llamar la atención, no teniendo nada sustancial que decir.

Y otros, con la misma intención del politólogo, acusan a Petro de hacer un discurso en favor del contrabando de drogas, pasando por alto detalles como el de ¿dónde se produce en gran medida esa droga? ¿Quiénes en el espacio precisado la han protegido y de ella se han valido para conservar el poder? ¿Cuál es el mercado principal, casi exclusivo de esa droga? Es estos a quienes Petro reclama por nuevas políticas, más eficaces que rociar de veneno la selva amazónica y destruir las fuentes de oxígeno

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En verdad, con frecuencia escucho del apresamiento y juicio de contrabandistas de droga colombianos y mexicanos, cuyos negocios manejan desde sus propios países, pero nunca escucho del mismo proceder con respecto a quienes esa droga, en grandes cantidades, distribuyen en los grandes mercados de consumo.

Menos mal que es cierto aquello que "más hace quien puede que quien quiere" y esa infeliz evaluación del politólogo argentino, puesta a correr por un portal al cual poco interesa el asunto en sí, sino vender sus noticias, aunque eso implique volverse portavoces del diablo, entre idiotas y faltos de talento para debatir, sólo competentes para insultar, desviar el interés de la gente de lo que le debe interesar, por el sólo deseo de figurar, que al mismo tiempo pudiera significar recibir buenas recompensas de quienes destruyen el planeta, terminará en el cesto de la basura, pues todos sabrán es allí donde debe terminar.

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