Caída de Bolsonaro ante movimiento indigenista brasilero y la unificación del Sur

Jueves, 03/11/2022 12:18 PM

La izquierda latina ha ganado votos electorales mediante la agitación y articulación de diversos movimientos y partidos que, incluye una cierta cantidad de militantes de derecha. Las asambleas de los pueblos, las comunidades y sindicatos han permitido el triunfo electoral de La Nueva Izquierda y en base a un proyecto político que se esta desarrollando en diferentes ámbitos de las sociedades latinas, ya se tiene una respuesta que implica ir a futuro a una reforma del Estado. Así que el Psuv viene motivando a las personas bajos formas de representación popular y deliberativa. Lo que indica que los opositores deben organizarse en una unidad de acción o serán avasallados por el presidente, Nicolás Maduro Moros.

Todo resulta sorprendente, ya Alberto se encontraba en primeras horas de la tarde en la Facultad de Educación para dar su discurso o charla sobre Trotsky. A los otros, nunca se les vio en ninguna campaña porque eran hijos pudientes y gozaban del apoyo paternal.

En efecto, la plurinacionalidad fue deformada por el sistema político y fue presentada como una pluricultaridad y multietnicidad. Es decir, se reconocía diferencias, pero más desde una visión folk, que desde una visión política. Al reducir la plurinacionalidad en su esencia a una cuestión culturalista, se evitaba convertir al movimiento indígena en interlocutor político. ¿Que hizo Bolsonaro? Quemarles a los indígenas el Amazonas. De modo que es impensable ganar una presidencia de la república, más sí Brasil es sede del Foro de Sao Paulo.

Los indios hicieron una larga caminata. Con un gran sentido político lo desplazaron y negociaron con el voto su destitución definitiva del gobierno. Es increíble, porque mejoro el empleo, la economía y le dio estabilidad a la sociedad brasileña, pero, la gente desea es estabilidad social. ¿Qué le sucede a Argentina? Muy simple, Cristina envió a La Patagonia y Pampas a judíos y musulmanes, al igual que Boric muy cerca de Magallanes, un asunto de locura.

De modo que los partidos políticos han quedado fuera en Venezuela y seguirán perdiendo espacio porque rompieron las reglas que ya estaban hechas y desoyeron a Carlos Andrés Pérez. Todo, tiene un conjunto de requisitos y requerimientos y contenidos para un debate político. Donde cada propuesta debe ser bien escuchada.

Estoy, hablando de gobernabilidad en el terreno de gobernabilidad en su conjunto., se necesita un discurso de gobernabilidad para darle sentido a la construcción política del Estado. Es necesario provocar esos cambios, con una retorica y debate público para avanzar hacia la justicia social. Y ese, debe ser el camino de América Latina. Pero, esa transición debe superar las nociones etnicistas y fundamentalistas, permitiendo una vinculación del campo epistemológico de la producción con aquel que la diferencia. Los indios derrotaron a Jair Bolsonaro y no niegan luchar contra la explotación del sistema, sino que también vieron necesario luchar por el reconocimiento a ser diferentes.

De hecho, los cuadros teóricos y políticos indígenas del Brasil que a inicios de los años ochenta constituyeron la CONAIE, tienen de una, u otra manera, una formación y una práctica política hecha en los partidos de izquierda. Quiero decir, que desde épocas atrás, se vienen gestando en el Continente Sur y del Caribe movimientos de izquierda y, se partidizaron. El enjambre socialista luce hoy, totalmente fortalecido con el apoyo de tendencias cristianas y, usted va a la sierra o a la Cordillera Andina, todos los residentes hablan de Ernesto Guevara De La Serna. Entonces, sí ha existido una clase política para la gobernabilidad, la corrección de contenidos y consensos acortaron la distancia y el fascismo fue derrotado en Brasil, cuyos cuerpos de seguridad fueron entrenados por fuerzas élites israelíes. Ahora con Lula se busca una correlación entre un ejecutivo fuerte y una democracia estable. Ahora, los comunistas se expresan como agentes democráticos y, es la agenda de Joe Biden, Obama y los Clintos en EE.UU.

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