Al abrir mi ordenador, leo que "El gobierno abrirá la mesa de diálogo con la oposición este fin de semana", según la agencia de noticias Bloomberg, https://www.aporrea.org/oposicion/n378579.html.
La noticia informa que en ese diálogo "Las conversaciones incluirán y podrían desbloquear 2.700 millones de dólares de fondos gubernamentales actualmente congelados por las sanciones".
En la misma nota se agrega que "El gobierno del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha dicho repetidamente que reevaluaría su política de sanciones si el gobierno de Maduro hiciera concesiones políticas, comenzando con el regreso a las reuniones de México. Un primer paso puede ser una licencia limitada para Chevron Corp. que aflojaría algunas restricciones financieras sobre las operaciones del perforador con sede en California en Venezuela".
La noticia pareciera alentadora, pues habla de permitirle al gobierno disponer de una cifra cuantiosa de dólares bloqueados por Estados Unidos, dado el carácter que este gobierno asume de "cuidador" o vigilante del mundo, juez y parte, un oponente al Fantomas, el luchador contra las multinacionales de Cortázar, Chapulín Colorado de López Bolaños y hasta el "Súper Bigote".
Siendo ese, el del diálogo condicionado, amarrado a uno de sus estilos y procederes diplomáticos que, cuando le falla y se le dan las condiciones, entonces apela al otro, el más usual y efectivo, la fuerza. Pues eso de la democracia y la respetabilidad de la cual ellos hablan y hasta sus voceros oficiales o ganados por la fantasía y el oropel, pudiera funcionar hacia dentro. Para afuera, en sus relaciones, sobre todo con los débiles, se fundamentan en la imposición, las armas y ahora las sanciones, bloqueos económicos, unas muy sutiles formas de intervención dado que la primera, "a lo mero macho", como se dice en el lenguaje coloquial de los charros mexicanos, se le ha vuelto un tanto complicada.
Pero para que EEUU haga esa pequeña concesión o descubra una de las tantas cartas que maneja contra Venezuela, pasa porque el gobierno conceda a la oposición, por supuesto en este caso se habla del G-4 y su gente, pues mucha de ella está sujeta a sanciones penales, nada de políticas o caprichos gubernamentales, por todo lo que el ciudadano común y el propio gobierno de EEUU saben, "condiciones para las elecciones presidenciales de Venezuela de 2024".
Uno desde su inocencia y desconocimiento del "muy complicado, abstracto y hasta kafkiano" cuadro de la política venezolana, por lo que nada sabemos de los secretos del por qué, apenas conoce que gran parte de los dirigentes opositores guarimberos andan huyendo, están asilados en el extranjero o sujetos a inhabilitaciones electorales, supone que se busca en ese diálogo, un dando y dando, puramente pragmático e inmediatista, lo que no va a cambiar la concepción de nadie, a los fugitivos se les permita la entrada a Venezuela como si nada hubiese pasado, un borrón y cuenta nueva y hasta participar en las elecciones que, como cosa de "curiosidad pura", según la constitución están previstas para el año 2024, lo que EEUU y sus servidores ahora aceptan, pese antes llamaban a "elecciones ya". Y esto porque, eso de las elecciones ya, la oposición bien sabe que para nada le conviene, pues las perderían demasiado fácilmente.
Esta solicitud como innecesaria de elecciones libres para el 2024, que no es más que pedir a los sancionados por distintos motivos justificados se les "legalice", sería como reconocer que el gobierno le ha ganado las elecciones a la oposición y Maduro se mantiene en la presidencia sin haberle hecho trampa alguna. Que fue un siniestro invento, aquello que gritó desaforadamente Ramos Allup, ¡¡fraude!! Lo mismo que antes dijo Enrique Mendoza cuando el referendo y lo que volverán a decir los opositores que forman el G-4, pese sigan tan divididos como antes, pues es la manera de justificarse, ocultar su incompetencia para entender la coyuntura, aprehender la realidad y diseñar políticas realistas que asuman los reclamos de la multitud, pese sean simples agentes del capital interno y externo. Pero también la manera de mantener "sobre la mesa", la opción de "La salida", más si sueñan que Trump vuelva por sus fueros.
Pensar que la oposición del G-4, con sus consabidos candidatos, esos que hasta les cuesta organizar unas primarias para medirse, sabiendo que todos tienen la misma aplastada talla, por lo que excluyen a otros sectores de la amplia oposición que hay en Venezuela, le gane elecciones al gobierno en lo inmediato y más tarde, viendo las cosas desde la perspectiva actual, pese la pérdida de respaldo que este ha sufrido, es un contrasentido, ajeno a la realidad. Para que eso pueda suceder habría que esperar muchos e inesperados cambios de aquí al 2024, como que esos cabecillas del G-4 se excluyan o sean excluidos y se unan los más amplios sectores.
La mesa de diálogo, esa que reanudaría sus negociaciones este fin de semana, según Bloomberg, entre el gobierno y los del G-4, más que todo por demanda o exigencia de EEUU, como lo reafirma la nota de la misma agencia, se limitaría a acordar que "Maduro hiciera concesiones políticas, comenzando con el regreso a las reuniones de México. Y los solicitantes esperan que esas concesiones, como ya está dicho, se limiten a lo político, mientras EEUU, por su propia voluntad, optaría por comenzar a levantar sanciones, siempre al ritmo y conveniencia suya, según lo que acontezca.
Es decir, ese diálogo, pareciera ser muy poco provechoso, en lo inmediato, para los venezolanos, pues los opositores, con toda certeza y por lo que ya sabemos, nada pedirán por el pueblo de Venezuela y particularmente por los trabajadores. Pues a ellos sólo les interesa les devuelvan sus tarjetas, perdonen sus hasta horribles pecados, les garanticen el regreso al país a quienes mucho pecaron y participar en las elecciones como si nada. Allí, por ejemplo, nadie presentará una propuesta en favor del salario.
Y exigen ellos diálogo con el gobierno, cuando no están dispuestos ni siquiera a dialogar y menos buscar encuentros con el resto de la oposición que, pese su dispersión es mayoritaria, a sabiendas que esta circunstancia no les favorece. Quieren imponer su o sus candidaturas, a la espera que con el apoyo de EEUU y el capital interno, la capacidad de estos factores para influir en el electorado a través de los medios de comunicación, puedan ganar las elecciones.
Pero los gringos, pese no dejen de ser torpes en veces, pues bastante de eso han dado pruebas, tampoco son tan ilusos, menos tontos y tan inocentes para jugar con una sola carta. Pues desde hace algún tiempo atrás, con mucha eficiencia, sin ruido, pero con bastante éxito, se han venido jugando la carta de Fedecámaras. Entre este ente y el gobierno de EEUU, hay empatía por razones obvias para unas relaciones sin necesidad de intermediarios incompetentes. Y eso descubrieron.
En Fedecámaras, alguien convertido en un verdadero líder de su sector, se percató que era posible, dada la debilidad del gobierno, derivada de sus malas políticas económicas, empezando por la petrolera, desde los tiempos de Chávez, la poca perspicacia de sus sucesores, quienes se dejaron llevar por el movimiento inercial y no cambiaron el rumbo, lo que no quiere decir me refiera al "cambio de timón", al que llamó Chávez, pero que él mismo no impulsó, pudiendo haberlo hecho, si es que tenía claridad en lo que proponía, entablar un diálogo con el gobierno, acercarse a él y buscar cambiase o aceptase las propuestas del ente empresarial mientras éste le tendía el puente con Estados Unidos.
Y así, empezó un diálogo como a escondidas o en silencio, tanto que se mantuvo como oculto ante los ojos de la multitud, tras la estridencia de las discusiones entre el gobierno, los opositores del G-4, Estados Unidos y las agresiones monetarias manejadas por los poderosos del capital, que son los mismos que dialogan con el gobierno en nuevo estilo y con otros personajes.
De este diálogo como a escondidas, en absoluto silencio, surgieron la Ley Antibloqueo, de Inversiones Extranjeras y Zonas Económicas Especiales, que si el lector de ellas no sabe, puede buscar en el archivo de Aporrea los trabajos de Luis Britto García, un personaje tenido por el propio gobierno como un amigo y quizás hasta militante del Psuv. En suma, dichas leyes, son una apertura por demás "generosa" del gobierno hacia el capital nacional y extranjero, por ellos ansiada y, al mismo tiempo, han sido un mensaje contundente al gobierno de Estados Unidos, que el nuestro no sólo quiere dialogar sino que lo está haciendo con sus mejores representantes y en disposición de abrir los caminos por ese país y su gobierno deseados.
Y en este diálogo, o en el medio de él, se habla del asunto del salario. Bien sabemos, porque nos dio un duro golpe en el costillar, que como había venido siendo habitual, pese eso no sea conveniente para los trabajadores, me refiero a la forma unilateral, casi al estilo autoritario o paternal, el gobierno no aumentó el salario el primero de mayo de este año como se esperaba, sino que lo pospuso sin definir para cuándo ni dar explicación alguna. Jorge Roig, miembro de Fedecámaras, por esos días informó que los aumentos quedaban sujetos a modificaciones a la Ley del Trabajo.
A todas estas, pese las intervenciones del BCV, ofertando buenas cantidades de dólares en el mercado, la corrida de la divisa extranjera ha sido imparable a medida que se acerca diciembre, el pago de los aguinaldos y el inicio del nuevo año, fecha propicia para que los trabajadores esperen un debido y necesario incremento salarial y llegado el tiempo para la firma de los contratos de trabajo ya vencidos.
Según los técnicos que a uno le merecen credibilidad y respeto, el dispararse de la divisa extranjera, no se explica en el pago de aguinaldos sino en manipulaciones deliberadas, planificadas por determinados factores, hasta se habla del propio BCV.
El asunto es que Fedecámaras y sus aliados internos y externos, en ese diálogo tan provechoso para sí que viene teniendo con el gobierno, ahora con más énfasis, según se sabe, ya lo dijo Jorge Roig, solicita como condición indispensable, para aceptar los aumentos salariales y no afectar el asunto cambiario, que se modifique la Ley del Trabajo, sobre todo lo atinente a las prestaciones sociales. Si esto no sucede, continuaría la historia de aumentos salariales, depreciación de la moneda, corrida del dólar e imparable inflación.
En esto último se maneja el verdadero diálogo. El otro, el que se reiniciaría esta semana, no es sino pura pantomima, pantalla con la que las clases dominantes y particularmente EEUU, intenta darle oxígeno a un cuerpo ya sin vida, como es el G.4 y su dirigencia.