No busco enemigos, no me abro a debates sin fundamento y menos en base a viejas letanías, en un momento que el capitalismo muta de manera incesante y nos confunde. Tanto que, de repente, no sabemos entre quienes andamos. Menos busco enemigos entre quienes pudieran ser aliados ni acumulo odios; renuncié al viejo santoral y las sentencias de los manuales que quisieron atrapar a un mundo que se mueve de manera incesante, en nombre de una dialéctica fosilizada. Menos sirvo a partido alguno.
En anterior artículo titulado "José Sant Roz, su "manual de guerra para enfrentar al dólar criminal" y mis "predicadores", entre otras cosas, más que con la intención de discrepar, echarme nuevos enemigos encima y hacer alarde en ese lenguaje convencional del cual hablé, donde el discurso se elabora como quien llena un formato previamente tomado de otro con sus habituales palabras, esas de los rezos y manuales, que de paso hasta llaman académicos, de muy buena fe y afecto por mi amigo, a meditar acerca de la coyuntura y la necesidad de buscar acuerdos entre quienes sabemos de memoria que, el imperialismo nos ha acercado e impone sus condiciones, hasta eso mismo de "un nuevo Pacto de Punto de Fijo" y si se quiere algo peor, dije que "Para Sant Roz, y esto extraño, no hay nada que esperar, sino volver a los viejos tiempos de las guerrillas, a aquella guerra absurda que a mi decir y el de un amigo común, de quien esto escribe y él, "fue una donde sólo nosotros pusimos los muertos". Una, donde ya antes salimos derrotados y hasta el mismo Chávez desechó.
https://www.aporrea.org/economia/a318063.html
Por cosas curiosas de la vida, quien esto escribe tuvo una muy estrecha amistad y camaradería, en tiempos clandestinos y legales con Moisés Moleiro, tanto que, cuando él fue Secretario Juvenil Nacional del MIR, fui el secretario Nacional Juvenil de Organización y luego, cuando fue ascendido a Secretario Nacional de Organización del Partido, formé parte de su equipo. Fue una amistad que nació desde 1955 y luego, en 1958, cuando regresé a Caracas, por intermedio de Lautaro Ovalles, por la política y las inquietudes por la lectura, se hizo más estrecha. Sólo dejé de acompañarle de cerca políticamente, cuando él decidió irse al MAS y Américo a "La Nueva Alternativa" y yo opté por hacerme independiente o alejarme de la militancia política. Aunque nunca dejé la amistad y aprecio por ambos, pese los diferentes caminos que tomamos. Y he dicho esto sobre Moleiro, porque fue él, justamente él, quien dijo la frase antes puesta en mi artículo anterior relacionado con Sant Roz, según la cual, aquella fue una "guerra donde sólo nosotros pusimos los muertos". Fue una frase o sentencia para distanciarse de la lucha armada e intentar que lo que quedaba del MIR, renunciase a aquel inútil sacrificio. Por casualidad pura, el propio comandante Chávez, años más tarde, después del alzamiento del 4f y habiendo salido de la cárcel de Yare, dirá algo parecido a quienes dudaban de la pertinencia de legalizarse y participar en la contienda electoral. Tanto que según la oralidad, les dijo a quienes seguían pegados a la vieja práctica del monte y los fusiles, cargados y dispuestos a disparar a lo loco sin tener claro a quién, más o menos lo siguiente, "me voy a la lucha electoral, si quieren quédense en lo suyo que yo me buscaré otra gente".
He dicho varias veces, que la lucha armada en Venezuela fue el resultado del ecumenismo de la Revolución cubana, que facilitó el reto de Betancourt para que nos pusiéramos en un camino donde sabía saldríamos derrotados, dado que nos sabía ampliamente respaldados por el movimiento popular y las masas para las luchas dentro de la legalidad y donde factores de la guerra fría también jugaron sus cartas a su favor y no las nuestras. Betancourt nos puso, llevó, justamente al único terreno donde podía derrotarnos, para poner en práctica su proyecto de sustitución de importaciones., que no fue más que poner al servicio del capital gringo nuestra mano de obra barata para armar sus cachivaches. Y también para imponer su entonces llamada "Ley del hambre". Claro, uno entiende, que hubo "héroes" y comandantes que reclaman sus privilegios que la realidad les niega y se quedaron como "el coronel no tiene quien le escriba".
Dejé muy claro, en mi artículo, mi afecto por José Sant Roz, de lo cual no me arrepiento y hasta podría repetir, palabra por palabra, lo que dije, más después de leer el suyo, titulado "En busca de la hallaca perdida (en nuestra historia), querido Eligio Damas…".
No es un secreto que entre Sant Roz y quien esto escribe hay y ha habido discrepancias, maneras de apreciar la coyuntura. Pese mi idiotez y falta de formación intelectual e infecunda visión, sé bien lo que Sant Roz piensa y justamente por eso, sé muy bien porque tuvo ese arrebato de decir todo lo que dijo, como lo dijo, acerca de lo que en Venezuela acontece.
Él se siente afectado. Es posible que sus razones acerca de lo que aquí acontece, diferentes a las mías, que las tengo muy claras, pese mi idiotez, como que crea que en verdad, Sant Roz quiere irse a las guerrillas. Pues sé bien que es sólo su manera de decir las cosas y yo las mías por el dolor y hasta rabia que nos embargan por lo que aquí acontece.
Descontextualizar, es acto premeditado o una inocencia cometida por alguien que no sabe de qué cosa habla. Un entresacar con mala intención. En todo caso, acusar a alguien de hacerlo, es un gesto inamistoso, agresivo y por demás irrespetuoso más no habiendo fundamento. Sant Roz, no me cabe la menor duda, y ese es su derecho, cree que, eso es lo que viene diciendo, que lo que acontece en Venezuela es exclusivamente causado por el bloqueo gringo, en lo que no deja tener parte de razón y ello incluye lo de la página o "paginita" del dólar criminal. Pero su expresión, esa de "dennos un fusil", si bien no es un llamado a irse a las guerrillas, como un bobo "descontextualizado" como yo, "un agente del imperialismo", como se cansaron de llamarme los izquierdistas que creyeron en "los esmirriados soldaditos de "luengas barbas" para transformar la sociedad capitalista a corto plazo, pudo haber creído, si es una demostración de dolor y frustración que le causa que, una señora vendedora de verduras, le lance encima un saco de estas, por protestar por la especulación - que sí se da - y la gente alrededor eso haya aplaudido. Lo frustra y hiere que el pueblo, se ponga de parte de especuladores y quienes bloquean, que si lo hacen, por mal diagnosticar que lo que aquí acontece, particularmente en lo relativo a la economía es sólo atribuible al gobierno. Quizás, no lo sé exactamente, Sant Roz eso crea, pero no es un diagnóstico acertado excluir al capital interno, externo o el imperialismo de esa responsabilidad. Como tampoco es valedero negar que hasta los pequeños comerciantes se aprovechan de la confusión para especular; tanto que cobran en dólares, por lo que suben los precios en bolívares cuando aquella moneda sube y también suben los precios en dólares.
Es cierto, lo del dólar, la inflación y la especulación misma, tienen sus motivos también en la conducta del gobierno, pero esto no me da razones para, en lugar de tratar de ganarme un amigo para mi causa, porque lo juzgo como hombre de buena fe, hasta que se me pruebe lo contrario, para lo que no son suficientes insultos y calificativos sin sustento, me una a quienes quieren aniquilarlo.
Y por entender eso, el dolor y la rabia de Sant Roz, y siendo yo siempre el mismo, el empeñado en no mirar el mundo de acuerdo a los rígidos "principios de los manuales" o discursos de los viejos y entrenados loros, lanzo un mensaje de renovada amistad al amigo, para encontrarnos.
Nada oculto, tengo años diciendo que rompí con las viejas iglesias, que hasta las antiguas escrituras interpretan a su gusto y conveniencia y convierten en santos a quienes no fueron capaces de entender nada sino se limitaron a gestos "heroicos", más acordes con la épica, el romanticismo, sin importarle alcanzar meta alguna en favor de la multitud y en pro del cambio social, sino quedar en la mente colectiva como mártires por pasar a la posteridad y aparecer en las iglesias colgados en la pared y estar presentes en los rezos de los creyentes.
Llevo años siendo acusado de ser hasta "agente del imperialismo" y lo más "tierno y generoso" de ser "agente de la derecha", mientras he visto a unos cuantos, centenares, que de eso me han acusado, saltar el charco o la talanquera e irse para donde según ellos, yo siempre he estado. Eso no es nuevo ni me quita el sueño. Sólo por no pecar de manualismo, dogmático y hacerme creyente de dioses, rezos falsos y echarme de enemigos a potenciales aliados.
A esta altura de mi vida, para unos, soy agente del chavismo y hasta del gobierno y para quienes este forman o apoyan, soy de la derecha o un "izquierdista trasnochado". Eso mismo fui antes, cuando me oponía a quienes seguían anquilosados en lo de la lucha armada, derrotada la guerrilla, y en las ciudades les quemaban los carros a humildes a transportistas de pasajeros, sólo por ser adecos y como una forma de transportar aquel fracaso a la ciudad. Esos taxistas, para aquellos "revolucionarios", no eran trabajadores, sino agentes de AD, el capital dominante a lo interno y en consecuencia del imperialismo.
Pero resulta curioso que, cuando Chávez se alzó el 4f, asunto que me agarró de sorpresa, dada mi absoluta desconexión con los grupos organizados, sin pronunciarme rotundamente, pues no suelo hacerlo hasta no estar lo mejor informado, pese que por razones de principios y conocida la experiencia de América Latina, juzgué desde un principio podría ser un golpe de derecha, al gusto de EEUU, dado el desprestigio en el cual había caído Carlos Andrés Pérez, leí en la prensa un comunicado del gobierno cubano, bajo la autoría personal de Fidel Castro, como allá era costumbre que dijo - copio textualmente- "Desde horas tempranas del día de hoy. Cuando conocimos las primeras informaciones del pronunciamiento militar que se está desarrollando, nos ha embargado una profunda preocupación que comenzó a disiparse al conocer de tus comparecencias por la radio y la televisión y las noticias de que la situación comienza a estar bajo control". Y sigue el comunicado o mensaje "en este momento amargo y crítico, recordamos con gratitud todo lo que has contribuido al desarrollo de las relaciones bilaterales y tu sostenida posición de comprensión y respeto a Cuba. Confío……..se preserve…….tu liderazgo al frente de los destinos de la hermana república de Venezuela".
Esa solidaridad de Castro, dirigida a un gobernante que, poco tiempo atrás, había incurrido en la barbaridad de asesinar a miles de venezolanos que salieron a protestar de manera espontánea contra las medidas impuestas por el FMI - hablo del "Caracazo"- fueron al mismo tiempo manifestación contra un grupo de militares de quienes poco se sabía, pero lo suficiente, como para que la embajada cubana y el G-2 estuviesen al tanto. Pero más pudieron las "razones" dadas por Castro, dado su personal interés y el del gobierno cubano todo, que los sueños de los alzados. Lo que a mi parecer, cuesta mucho pasar por alto o negar la racionalidad del juicio de Castro o su gobierno todo.
He hecho esta cita, que pudiera ser calificada como "traída por los pelos de la cabeza", sin fundamento ni razón alguna, para dejar sentado, lo que tantas veces he dicho; no tengo iglesias ni santos. Los valores en los cuales estoy formado, puestos de manifiesto en mis largas peroratas en la prensa regional oriental, desde hace más de 50 años y en las páginas digitales de ahora, como Aporrea, mi Blog de Eligio Damas y otras páginas nacionales e internacionales, hablan de mi coherencia, anti dogmatismo y mi creencia que el cambio social, ese que se da todos los días, que incluye las mutaciones del modelo para estirarse la vida y la preeminencia, no resultará de la labor de ningún grupo o vanguardia privilegiada, sino que será del trabajo de la multitud, dada la incapacidad del modelo para hacer soportable la vida en el planeta. Y esto, repito, no será el resultado exclusivo de la elucubración de una vanguardia ungida de heroísmo, lo épico y romántico, sino de las fuerzas sociales partidarias y necesitadas del cambio en su conjunto.
Por eso, para mí, quien no hace militancia política en ningún grupo, ni anda tras la búsqueda de votos en favor de nadie en particular y menos me anima el deseo de destruir a quienes cuento entre las fuerzas del cambio, lo fundamental por ahora, en lo inmediato, es procurar que ellas se encuentren, dejen a un lado los rencores, odios, calificativos insultantes sin sustancia y las peroratas con fines de lucimiento o llamar la atención. De nada sirve ponerme a descargar mi odio contra un militante de la izquierda que de mi discrepe, en un momento que la vida, cuando el imperialismo avanza y pareciera arroparnos, llama a los partidarios del cambio a encontrarse.
Y por eso, no me ocupé racionalmente, no de descontextualizar a José Sant Roz, sino intenté hacer una generosa interpretación de lo que, en un estado de desespero, un amigo a quien mal no juzgo, pese discrepemos hondamente, dijo de manera coloquial y figurativa, acerca de la situación venezolana y por su propio estado de ánimo.
El odio enferma y lejos de unir, separa más a quienes no deberían estarlo. Y como antes he dicho, los malos sentimientos suelen ser armas peligrosas que, hasta disparan por la culta y suelen herir a quienes las manipulan.