1. Este enero se iniciaron de manera formal y abierta las campañas políticas electorales. Hasta julio de 2024, todos los medios de información no pararán -uniendo el fastidio y repudio- la intensa propaganda y publicidad en beneficio de los partidos políticos que dilapidarán miles de millones de pesos del presupuesto público y del dinero privado. En México quien gasta más en las campañas electorales gana más cargos grandes y pequeños. Así fue en los 70 años de PRI, en los 12 años de PAN y en los aún cuatro de Morena.
2. En México cientos de miles, quizá millones de estudiantes –con salarios por año y medio de campaña- recorrerán todas las calles y casas repartiendo propaganda con nombres y fotografías de candidatos, así como prometiendo regalos con el único objetivo de comprar sus votos. Citan a actos públicos, a mítines/festival, donde se repartirán obsequios varios para todas las edades. Ha sido el nivel de educación recibido por la población en un siglo de política. Por ello los regalos, ante la miseria de la población, agrupan a la gente.
3. Ese es también el nivel político de los candidatos de todos los partidos. Nunca han demostrado un poco de autonomía; les ha bastado tres o cuatro pastores de rebaño para que los legisladores voten en el parlamento por el rumbo marcado –sin reflexión o análisis- por partidos y gobiernos que lo único que buscan es dinero y poder. ¿Cómo no seguir la línea si fue la condición para recibir el cargo? ¿Cómo pensar y pelear acerca de los enormes problemas del país y su pueblo, si la consigna es obedecer las órdenes que se envían desde arriba?
4. En México, como en todo el mundo, lo prioritario debería ser luchar por la igualdad; sin embargo, se reafirma y se confirma desde hace más de un siglo, el crecimiento de lo contario: la desigualdad económica, política, social, entre las clases en pugna. Las clases dominantes usan el poder y el dinero para prolongar su opresión contra la población mayoritaria. Por ello, para mantener ese dominio por siglos, se evita que la población supere su ignorancia política introduciendo en sus mentes la peor basura política.
5. Pienso que, con excepción del poderoso empuje que le dieron Fidel Castro y Hugo Chávez en los tres o cuatro años iniciales de sus respectivos gobiernos al hacer expropiaciones, los gobiernos tontamente llamados de izquierda en Brasil, Argentina, Chile, Bolivia, Uruguay, hoy Colombia y México, han seguido encerrados en la gran jaula del capitalismo por miedo terrorífico al imperio de EEUU y a los grandes empresarios. Han sido obligados a ser más de lo mismo, con algunas pequeñas reformas que sólo han modernizado la explotación capitalista.