El 4 de febrero de 1992 fue una epifanía, una señal de lo que este pueblo ha sido capaz para liberarse, develar el engaño capitalista de la prosperidad, acometido por muchos años sobre un pueblo crédulo, y además sacudirse la hipocresía de una sociedad de políticos aburguesados, egoístas, llenos de prejuicios y hundidos en mentiras. Ese día Hugo Chávez fue el hombre de la responsabilidad viril, y el “por ahora” fue un acto de verdadera libertad que sorprendió a todos. El ejemplo de Chávez es tan fuerte como que ahora muchos no pueden hablar de él, recordar ese acto de libertad, sin bajar la cabeza de vergüenza. Esa fecha nos recuerda que necesitamos hombres y mujeres valientes y que amen ser libres, responsables de sus actos, que tengan el vicio de la verdad, o el buen hábito de no mentir.
Al otro extremo de esa voluntad está el Plan de la Patria, un plan de acción política permanente: “La independencia no ha terminado y la forjamos en nuestra lucha diaria y permanente”, dice, “Este (el Plan de la Patria) es un programa para afianzarlo y profundizarlo; direccionado hacia una radical supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo.”
¿Qué es suprimir la lógica del capital? Es demoler el soporte espiritual y material de su mecánica, la falsa conciencia pequeñoburguesa que domina a todos, especialmente a los desposeídos, (el fatalismo de los pobres y trabajadores de cara a los cambios sociales), además es reducir, hasta hacerla desaparecer, la propiedad privada de los medios de producción y excedente, innecesaria, la acumulación y concentración del capital en pocos – que, como efecto inmediato, amplía y profundiza la miseria en el resto de la sociedad: por cada rico cargado de lujos se empobrecen comunidades completas de seres humanos; mientras más ganan los ricos, menos ganan los trabajadores, son más reducidas sus posibilidades de liberación atados a las necesidades más elementales y a vidas miserables.
La lógica del capital es perfeccionar cada vez más los mecanismo de explotación capitalistas (de quienes lo acumulan), empleando la mano de obra más barata, explotando cada vez con más intensidad y sutileza el trabajo humano. Avanzar hacia el socialismo es vencer esa lógica, no hay otra opción. Pero Maduro optó por estimular la lógica del capital…
Por eso se inventaron las “maquilas”, para esconder hacia dentro las miserias del capitalismo y para que las potencias pudieran competir sobre la explotación de países pobres, colonizados, saltándose todas las conquistas obreras modernas pero en nuestros países: abaratando la producción con esclavos modernos, explotando a hombres, mujeres y niños en nuestros países colonizados, bajo un régimen de salvaje desprotección integral del trabajador, actuando sobre la ignorancia de nuevos esclavos, como tiburones humanos, despiadados, libres de controles gubernamentales, morales, legales… Es decir, “las maquilas” son una forma de explotar a la vieja usanza sin que estas potencias puedan faltar a sus propias leyes o estándares morales, haciéndolo fuera de sus países o sobre migrantes cautivos.
La lógica del capital exige trabajadores crédulos e ignorantes, y la concentración de la propiedad en muy pocos propietarios (lo ideal, casi alcanzado, para el capitalista moderno sería tener campos de concentración para la masa de trabajadores viviendo y trabajando en los falansterios de Fourier).
¿Qué son las Zonas Económicas Especiales creadas por Maduro? Por su forma y por su espíritu, son “maquilas”, de inspiración china (solo de inspiración), pero maquilas. El origen de su existencia está en la quiebra de PDVSA, y en lo que el gobierno de maduro insiste en llamar “estímulos y protección a las inversiones”, destinadas a sustituir la captura de la renta petrolera de manera soberana. Esto es: que se impone un régimen laboral e impositivo flexible, liberal, o inexistente, las reglas las imponen “los inversionistas” (los capitalistas); “si quieren inversiones de capital, nosotros ponemos las reglas” –dice aquel que “especula pero da empleos”. Se trata de emplazar una gran masa de trabajadores puestos a disposición de explotadores que los contratan a bajo costo y sin seguridad laboral o social, fraccionar los y ponerlos a competir entre ellos; se trata de que el Estado y el gobierno garantice a los tiburones, legal y políticamente, este régimen de explotación, y que, como es el caso venezolano, éste cargue con el costo de formar la mano de obra especializada que necesitan, semi-educada, para que no pueda ser consciente de la injusticia a la que es sometida como clase social,… en esa cosa que llaman INCES, en medio de una educación descarriada y menguada.
Hasta ahora el gobierno de Maduro ha hecho bien su tarea. Pero para que las garantías a las inversiones sean óptimas solo queda cambiar la Constitución de Chávez, o “interpretarla” a conveniencia, como declaró hace semanas el “diputado incontinente” Jesús Farías, y aplastar definitivamente el espíritu de Chávez.
Mucho más allá, pero mucho más, de las sanciones y el bloqueo petrolero, el costo de la mano de obra de los trabajadores venezolanos es lo que tiene a los maduristas y a la empresa privada boyantes (Pérez Abad presidente de BCV ¡uy!), haciendo “crecer” la economía. Los índices de crecimiento positivo se deben a que el trabajador en Venezuela es la fuerza de trabajo más barata del planeta (que tiene que vivir comiendo basura en el país más caro del mundo). Crece la economía, que llena los bolsillos de los que más tienen, pero sin desarrollo humano. Sin embargo cuando se invierte esta relación, cuando el gobierno se ocupa del desarrollo humano de la población los “inversionistas” amenazan con desaparecer, vuelven a abandonar sus galpones y manufactureras para especular en otra parte, se llevan sus capitales, como lo hicieron con Chávez… ¡Es el falso dilema madurista: ser como Chávez o poner a Pérez Abad de presidente del BCV!
Este régimen de desigualdad y de abandono de la voluntad política al capitalismo –banqueros, especuladores, a los chantajes de Estados Unidos y Europa – ha producido la quiebra del Estado. Ahora no hay manera de pagarles a los empleados públicos; los servicios públicos pronto dejarán de ser públicos; la tendencia es que se privaticen todos los servicios públicos, así como PDVSA poco a poco ha pasado a manos de las petroleras de siempre y de los prestadores de servicios petroleros privados … ¿Y para qué todo este barullo neoliberal? ¿Para parir una nueva clase de nuevoricos? ¿Para sostener al alto gobierno y dueños del partido de gobierno? No es justo que se pierda la revolución por razones tan mezquinas e insulsas, como eso de sostener a Maduro y al madurismo gobernando un capitalismo colonial. …De luchar por razones sagradas pasamos a ser otra vez un pueblo atontado y dócil. La única voluntad que nos queda es la de ser ignorantes, hurgando en la basura humana, material y espiritual; ahora somos recicladores de miseria...
¡Infelices!, quieren hacer la revolución respetando las reglas de la lumpen burguesía nacional y el capitalismo colonial, clamando, ¡libertad para los ricos, opresión y suma ignorancia para los pobres!
¡CHÁVEZ VOLVERÁ! ¡TRABAJADORES POR EL SOCIALISMO!