La estigmatización política y juvenil

Sábado, 01/04/2023 05:33 AM

Las nuevas generaciones van naturalizando aquellas cuestiones culturales, sociales y políticas que se sedimentan en el tiempo, cuando los procesos de coloniaje lleva a la dilución de los sentimientos patrióticos, instalando un posibilismo individualista, egoísta, meritocrático, consumista del éxito hoy, sin un mañana posible.

Esa naturalización corroe la posibilidad de recreación del relato patriótico, al estar siendo diluido el mismo por una mirada instalada por los dueños del poder real, que tiende a la subordinación de los pueblos, que se repite en el mundo bajo los conceptos: modernidad, globalización y fin de la historia.

No es una nueva etapa del mundo, ni un nuevo escenario internacional el que impone dicha situación, es una política que va deteriorando la identidad y la memoria de los pueblos, trabajando fuertemente sobre las subjetividades de los individuos, llevando a la diáspora social a las comunidades, cada día más ajenas a sí mismas, menos solidarias, ensombrecidas por el dolor social de políticas que llevan a la exclusión y al desánimo.

Entonces debemos afirmar que sí, hay una política, que se expresa en su formato de la anti política y que instala el profundo rechazo al sistema, sin otro sustento que el odio a lo establecido, el enfrentamiento a todo aquello que signifique poder, deteriorando al Estado como ordenador social e instalando al Mercado como la Meca de los proyectos de vida de las nuevas generaciones.

En esa dirección pensemos que los jóvenes de 25 años ni siquiera conocieron vivencialmente las experiencias de los Gobierno populares de Néstor y Cristina, tampoco incorporaron el acervo del UNASUR como expresión de los pueblos de la Patria Grande. Ni siquiera la relacionan con San Martín, Artigas o Bolívar porque le ha sido sustraída la historia, de una Patria que nunca debió dejar de ser y fue cooptada, colonizada, fragmentada a los fines de su control político, económico y social.

Los jóvenes ignoran sus propias identidades familiares y sociales, frente a la catarata que tiende a desprestigiar lo acontecido, desapareciendo las épicas del pueblo argentino de sus memorias, diluyendo los conceptos solidarios de una Comunidad Organizada, valorando las conductas individuales como proyectos de vidas, desintegrados del conjunto social al cual pertenecen.

No es su culpa, mucho menos ignorancia del saber, tienen otros saberes, construyen el pensamiento desde otro lugar al cual nosotros, los mayores tratamos de volcar experiencias, transmitir conocimientos, recrear los afectos. Son nuevas generaciones que hablan otro idioma coloquial, que tienden a un manejo de las nuevas tecnologías que les conforma un modo de vida y al cual nosotros vamos accediendo de a poco y los jóvenes manejan desde sus primeras infancias. Hay un abismo en la comunicación, un lenguaje de difícil acceso desde la mirada de las generaciones anteriores.

El tiempo no transcurre en vano, la biología es inexorable, el relato vívido de nuestras propias experiencias es historia para los jóvenes, no es presente, para ellos somos parte del sistema o sea parte del problema, no de la solución. Perón murió hace 49 años, Néstor hace 13 años y sus marcas político culturales van siendo atacadas en forma sistemática por los poderes colonizadores de adentro y de afuera. Son experiencias denigradas, llamadas peyorativamente por esos sectores como "populismo", como el "eje del mal" de un mundo arrojado al Dios Mercado.

Es hora de repensarnos como actores políticos en esta etapa, frente a una juventud, que expresa los contenidos del colonizador, que ha triunfado en su diseño estratégico de dominación y ha creado las herramientas necesarias para su mantenimiento en el tiempo, justamente para que las nuevas generaciones se vayan desarrollando en el magma de la confrontación al sistema, pero desde una concepción colonizadora. Han logrado instalar una segmentación-estratificación social de naturaleza tal que los jóvenes pobres no tienen destino y son estigmatizados y los ricos no tienen apego i solidaridad social. Han construido un mundo juvenil desde una concepción racista, autoritaria, patriarcal y discriminadora, cercana al facismo inciático.

El peronismo es una expresión que se puede expresar en términos viejos, añosos, nostálgicos de un pasado que ya fue o puede hacerlo desde el Perón filosófico, es decir desde esa construcción del pensamiento modernos, disrruptivo, creativo, innovador que da respuestas a las demandas del mundo actual, desde una doctrina vigente. Es un desafío aun no asumido por una dirigencia política cooptada, salvo raras excepciones que con visión estratégica, desde la política internacional interpretan el devenir del mundo, sin doblegarse ante el poder hegemónico, imperial del unipolarismo dominante neoliberal.

Estas reflexiones surgidas de la práctica cotidiana de una interpretación del abismo generacional, me lleva a reflexionar sobre el lenguaje a desplegar, sobre los contenidos sobre los cuales transitar, las formas de comunicar y a la mirada que debemos desplegar para abordar la formación política de las nuevas generaciones. Preguntarse eso simplemente nos puede dar un panorama más amplio de un estado situacional que la simple estigmatización de los jóvenes, que muchas veces expresa "el dolor de ya no ser" y no una búsqueda necesaria sobre cómo comunicarnos con ellos.

Para finalizar no es menor en el lenguaje cotidiano, volver a expresar valores y virtudes, contenidos con los cuales criamos a nuestros hijos o transmitimos a nuestros nietos, que están ausentes del discurso político, inmerso en un materialismo racionalista que no inspira cambios que enamoren, sino que significan más de lo mismo, en la lógica neoliberal de la supuesta anti política, que actuando sobre las emociones genera el odio para enfrentar las solidaridad, incertidumbre para acallar las esperanzas e incentivos individualistas para acabar con las utopías.

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