El Arado y el Mar

La amistad en tiempos de Revolución traicionada

Lunes, 10/04/2023 07:05 AM

Hoy dejamos de lado la política descarnada, fría, impersonal, y nos sentamos a la orilla del camino, observamos lo recorrido, lo interminable de la lucha, y pensamos en los amigos, aquellos que el torbellino de la batalla separó en la tormentosa ruta. Tuvimos el privilegio de haber asistido a la evolución de estos dos jóvenes, que resumen en sus vidas, el comportamiento de los revolucionarios en un periodo histórico destinado a cambiar el nefasto rumbo de Venezuela y de la humanidad.

Tómese este escrito como un tributo a la recelosa amistad.

Recuerdo aquel muchacho, transparente, pelo largo, rockero y alma de poeta, militante del humanismo que un día llegó a Mérida buscando una trinchera para continuar la lucha política y una pluma para dar vuelo a la poesía de su volcán interno. Era un revolucionario y un poeta. Lo ayudamos en lo que pudimos…

El otro joven venia de Caracas, lo llamaban el Flaco, seguía la ruta señalada por sus raíces, padre y madre combatientes, unos tíos consecuentes con las causas mejores del género humano, destacado discípulo del Viejo Millan de la Vega. Militó, siempre, en las corrientes más revolucionarias de su época, no preguntando otra cosa que ¡¿dónde puedo ser más útil?! Siempre al lado de los más débiles, nunca ha regateado su participación en una tarea revolucionaria.

Los dos fueron amigos; el Flaco, más experimentado en la lucha, fue jefe del poeta, ayudó a formarlo.

Dicen que el poder muestra la verdadera calidad de las personas, allí afloran sus pequeñeces y sus grandezas. Y nuestros dos amigos llegaron al poder. Y el poder los develó.

El Flaco fue Ministro y Presidente de la Mayor empresa de los venezolanos, puntal económico del nuevo mundo que surgía.

El Poeta fue Defensor del Pueblo, diputado, gobernador.

Y sí, el poder devela la calidad de las personas; perderlo, el miedo de perderlo, ese tormento, muestra las entrañas más íntimas de los humanos.

Y Chávez fue asesinado, y todo cambió.

Se estableció una lucha por la restauración del capitalismo, por la eliminación del Socialismo. Una lucha de madurecos capitalistas, contra los chavistas leales al legado. En resumen, una lucha por el poder.

Y el poeta fue nombrado fiscal de la república, y desde allí dio libertad a su espíritu represivo, perseguidor. Ahora, es verdugo a la disposición de la canalla. Y persigue al Flaco, su maestro, y persigue a los muchachos que denunciaron la corrupción, y persigue a todos los que mande Miraflores. En su extravío persecutorio, acepta las acusaciones que la justicia gringa hace al Ministro Ramírez, certificando así, a la justicia gringa y a las acusaciones que imputan a sus jefes de Miraflores.

Triste papel del muchacho aquel que prometía ser un poeta y mató la musa, y prometía ser un defensor del humano y terminó siendo un eficaz sicario que hostiga a sus otrora jefes de militancia olvidada.

Hoy el Flaco vive en el ostracismo, perseguido, calumniado por los que ayer fueron sus hermanos, pagando la digna "culpa" de ser leal a su historia, al legado del Comandante. Siempre en combate por el regreso de Chávez. Lo persiguen con la furia de los renegados.

Esa es la historia de dos jóvenes, en tiempos del intento por redimir al género humano, de la forma como el pasado regresa desde el corazón de los dirigentes. Es la historia de cómo la Revolución produce a los verdugos que se comen a sus mejores hijos.

¡CHÁVEZ VOLVERÁ!

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