1. El gobierno francés, como todos los gobiernos del mundo, sirve para cuidar la propiedad privada de los millonarios explotadores y asesinos. Los gobiernos –de todos los partidos políticos de ideología capitalista- han sido colocados como súbditos de los poderosos para frenar y acabar con las luchas de los oprimidos. Por ello hoy se publica que en Francia han sido apresados cerca de mil rebeldes que protestaban masivamente en las calles, pero nunca he visto en algún medio de información -en Francia o en México- que por lo menos cien empresarios y políticos vayan a la cárcel por ser explotadores y corruptos.
2. Preguntan los gobernantes: ¿Cómo castigar a nuestros amos los ricos, a quienes nos organizan las elecciones, costean nuestras campañas políticas y compran los votos necesarios para legalizar el poder? Además, aplauden los gobiernos que son esos mismos ricos –que los pobres odian por explotarlos, oprimirlos, mantenerlos en la miseria- los que invierten el dinero (que roban) en la creación de empleos. Por ello gobernantes que se autocalifican de progresistas como los de México -aunque parezca demagogia, engaño, dedicarse al halago a los pobres- no pueden más que aplaudir las ganancias publicadas de los ricos.
3. Por ello no debemos olvidar (nunca) que mientras exista la desigualdad económica, política, social, no podrá pararse la lucha de clases. Ayer los profesores en México ¿sin la dialogante CNTE? bloquearon calles y avenidas para exigir salarios, despertando de su largo oportunismo mendigando "dialogo". Ahora en Francia y otros países se comienza a demostrar que los sistemas electorales de la burguesía sólo han servido a gobiernos y partidos para reafirmarse como clase burguesa explotara. La casi inexistente izquierda radical muere de alegría porque al fin están despertando los jóvenes que enterrarán a burgueses y oportunistas.