Globalización, la panacea

Lunes, 17/07/2023 07:15 AM

Los males del mundo han quedado resueltos o se van a resolver, al menos eso es lo que dicen los promotores de la globalización. Están casi en lo cierto, al menos de momento, porque sus multinacionales se están forrando. En cuanto a los países, los opulentos han crecido en riqueza y los pobres en pobreza, pero no hay que alarmarse porque la igualdad se dice que está más próxima. Las gentes que nadan en la abundancia, han acumulado el más alto nivel de bienestar que se recuerda y disponen de tanto tiempo libre que lo del ocio comercial ya no cubre sus necesidades; en cuanto a las que andan a pie, se les invita a que emigren para ver, si con suerte, les toca lamer el pastel sobrante.

Todo esto, que se puede ver en los medios, hábilmente dirigidos para distorsionar eso otro que se llama realidad sin que apenas se perciba, aunque se perciba, suena a hipocresía del mandatario, a engaño inocente para con los desfavorecidos y los que no lo son tanto. Hablando de mandatario hay que quedarse con el gran capital, ese que está situado en la plataforma superior de la pirámide truncada del poder, un colectivo poco conocido cuya misión, casi celestial, es dirigir los destinos del mundo para que no se tuerzan. Su otra tarea es hacer crecer el capital para disponer de mayor poder y dominar en términos totalitarios a las masas a nivel mundial.

Digamos que con la globalización se han resuelto todo, a la espera del nuevo orden mundial a punto consolidarse, porque lo de las crisis y las guerras son factores debidamente controlados para hacer más evidente el poder de gran capital. Lo real es que unas pocas de sus llamadas megaemoresas controlan el mundo y la economía baila al son que estas le tocan, hay que tenerlo en cuenta porque aunque ganen sus dineros. al menos procuran entretenimiento a las gentes para sobrellevar las frustraciones que surgen en torno al dinero. En cuanto a la política llamada de progreso, se ha `puesto a su servicio y la dirigen sus propios elegidos, con el beneplácito del pueblo, que no sabe ni lo que hace, simplemente mete papeletas en la urna ocasionalmente. Con una política servil las discrepancias están resueltas, los diferencias no existen. Si se observa la sociedad, los males del aislamiento se han obviado en casi todos los lugares; en el caso de las sociedades ricas, el mercado se ha consolidado plenamente para hacerles felices, siempre que haya buenos consumistas; a los otras, se les ha abierto las puertas de las sociedades avanzadas para que vean el lujo y huelan el perfume de la riqueza.

Hay críticos con la globalización, escasos porque para reducirlos al mínimo están la mordaza de los medios y los buscadores de internet. Esos que todavía quedan, apuntan a que la globalización defiende solamente los valores del capitalismo y adormece los sentimientos locales. Los otros, la mayoría, el que más o el que menos está con ella, porque comunica a unos y a otros para contarse sus chismorreos, contemplar toda una sarta de sandeces, visionar como va el mundo y pasar el tiempo asido a lo virtual para sobrellevar la existencia. Lo evidente es que, al margen de sus males o sus bienes, la globalización lo ha curado casi todo y, si queda algo sin curar, para eso están las pandemias que vendrán, las crisis económicas diseñadas para arruinar a la gente idiotizada a través del mercado, así como las guerras controladas que dan vida al negocio. Salvo estos productos prefabricados, la globalización lo está animando todo para entretener y hacer más llevadera la existencia, en fin, casi todo resuelto, pero todo sin resolver.

Nota leída aproximadamente 1437 veces.

Las noticias más leídas: