"Cuando todo parezca ir contra ti, recuerda que el avión despega contra el viento, no a favor de él". Henry Ford.
La resiliencia de un país es cuando refleja su habilidad para reaccionar, o sea la de recuperarse rápidamente, al saber soportar, o absorber el impacto de la crisis.
Es así como los expertos en la materia consultados definen la resiliencia política como: «la capacidad de entender el porqué, y para qué se está, y se hace política, cual es el objetivo último de ella, y en las circunstancias adversas, el saber resistir, y sobreponerse a los contratiempos y salir fortalecido de estos atolladeros». No se trata solo de ser pacientes, y resignarse sino de saber aguantar el castigo de la acida crítica política, de la opinión pública desfavorable, ante una previsible derrota electoral como acto en la responsabilidad, que conlleva al mal manejo del gobierno, y de la función política.
Sin embargo algunos dirigentes políticos alacranes e ignorantes, poco «resilientes», ante la alta posibilidad de la pérdida de poder electoralmente, frente a la crítica negativa de la opinión publica, no desarrollan esta resiliencia, sino que se embrutecen, se bloquean, y reproducen los mismos errores que los están llevando al fracaso, y que se ven reflejados en las encuestas de opinión publica nacionales e internacionales.
En medio de condiciones políticas no favorables, la resiliencia es un área de oportunidades, para hacer introspección, y reconstruir internamente las fallas políticas. No hay que confundir resiliencia con resistencia, ya que el político resistente, y obtuso, como los totalitarios, fascistas, y estalinistas por ejemplo, son los que se achantan en el inmovilismo intelectual, mientras que el líder resiliente lo hace en la evolución o sobre la marcha.
Se pone como uno de los ejemplos de políticos resilientes a François Mitterrand quien utilizó el término resiliencia no en su acepción mecánica sino en la psicológica: la capacidad del ser humano de asumir con flexibilidad las situaciones límites, y de sobreponerse a ellas. En la política se confunde a menudo la resiliencia con la resistencia, de que el resistir es vencer: *rodilla en tierra, y con el dedo en el gatillo*. El político resistente se instala en el inmovilismo mientras que el resiliente lo hace en la ambigüedad. Si hubo un político en el siglo XX que demostró esa capacidad de resiliencia fue François Mitterrand: "Sólo se sale de la ambigüedad en detrimento de uno mismo", así lo confesó a su biógrafo Franz-Olivier Giesbert. La izquierda francesa, tuvo dos referentes en la segunda mitad del siglo pasado: Pierre Mendés France, que decía que "gobernar es escoger", y François Mitterrand, que combatió la V República gaullista, y luego se hizo un traje a la medida con ella para batir el récord de longevidad presidencial (dos septenios).
François Mitterrand con una biografía de novela en la que consta que: fue prisionero de guerra en Alemania y posteriormente evadido, funcionario en Vichy, condecorado, miembro de la Resistencia, once veces ministro en la IV República, víctima de un falso atentado, candidato fallido a la presidencia de la V República dos veces, y presidente en la tercera, además de tener una biografía de novela también en lo personal. Con sus claroscuros, Mitterrand fue un hombre que supo sobreponerse a la multitud de adversidades, y reinventarse en cada una de ellas. Eso solo lo pudo hacer de una manera: haciéndose autocríticas, y aprendiendo de sus errores.
Si hacemos una sincera reflexión sobre la escasa resiliencia política de los que nos gobiernan en la actualidad venezolana. Podremos ver el efecto negativo que producen en la sociedad de nuestro país, con los discursillos de corral insultantes. ¿Cuando hemos visto u oído a algunos de nuestros funcionarios de alto nivel el hacerse autocríticas constructivas? La clase política venezolana gobierno y oposición, deben dar un prístino ejemplo moral y ético a la sociedad a la cual representan y sirven, de ser resilientes, de salir fortalecidos ante las adversidades y traumas que conllevan, el mejorar su labor de gobierno, y esa fortaleza han de transmitirla a la ciudadanía que los eligió, con acciones que mejoren la calidad de vida de esta sociedad venezolana de sobrevivientes.
Los políticos de verdad, y con formación, les deben a los ciudadanos y ciudadanas de Venezuela, el compromiso de hablar con la verdad, y demostrar con hechos visibles su honradez, además del sano ejercicio de la autocrítica pública, asumir responsabilidades, el saber pedir perdón, cuando se cometen graves errores en la gestión, el saber dimitir sin traumas cuando sea menester, y así el contribuir a sanear psicológicamente esta sociedad tan maleada. La lógica del gobernar en resiliencia, no es fácil, pero es la que la sociedad actual venezolana, necesita. Y demanda el ser capaz de afrontarlas, cuantas adversidades se presenten, y tomar cada una de ellas como un desafío, y así poder salir fortalecida de esta crisis.