Imagínese hoy, a la traviesa Mafalda dándonos una pincelada sobre el presidente Maduro, en función de su condición de obrero, antiimperialista, socialista, el salario que tenemos los venezolanos y el patrón de distribución de la riqueza.
II
A decir verdad, la oposición nunca nos permitió conocer clara y nítidamente su propuesta. Ella no pasó de un "vete ya" o con tal o cuál cosa no te metas.
Rabietas y guarimbas fueron su norte. No creyeron (ni creen) en un CNE, pero en un callejón del país nombraron democráticamente un presidente interino, en cuyo interinato, este "presidente" resolvió su vida y libre está.
Por increíble parezca, Maduro le quitó a la oposición, el discurso que tenía, pero que nunca se atrevieron a plantearlo. Maduro le quitó el discurso y rodilla en tierra, lo lleva muy bien en sus políticas. Tienen hoy los empresarios venezolanos; el mejor marco jurídico para imponer sus iniciativas
Como sabemos, la oposición quería su constitución vieja y ahora está en su mejor momento. Maduro le quitó la nueva y la vieja (1961) está suspendida. La oposición cargaba históricamente con el mayor récord de pobreza crítica nacional y Maduro sin oposición ni protesta, le quitó esta bandera. Ahora Venezuela tiene la mayor pobreza y con crecimiento económico.
La oposición luchaba (con la bandera escondida) para regresarle a los ricos de este país las papaya que tenían en la IV y Maduro sin necesidad de una oposición, le regresó (con retroactivo) las condiciones que antes tenían pero con una mejora sustantiva.
Pero lo más increíble de todo esto, es que aunque aún suene el disco rayado del antiimperialismo; Maduro está resultándole muy fiel a los gringos. No creo que los gringos estén preocupados con este modo de autoritarismo. Ellos son muy empáticos con estos modelos y no creo, que la dramática desigualdad en distribución de los dólares petroleros y no petroleros, sea hoy una preocupación de EEUU.
Atrás quedó aquel señor que un día decidió romper aquella ley, como una forma de protesta por el paquete de leyes que aprobó Chávez. Hoy no hay necesidad de eso. La revolución hace las leyes a la medida de los intereses del gran capital. Mejor imposible.