Francisco Wuytac, el sacerdote de la Vega

Miércoles, 01/11/2023 05:09 AM

Francisco Wuytac no es una figura común, son pocos los sacerdotes que se identifican con la causa del pobre y él es  fuera de serie,  resulta   muy interesante conocer sobre la vida de este Cura Obrero, un verdadero representante de Cristo.

El antiguo sacerdote revolucionario es de nacionalidad Belga, nacido en  1934 en Saint Niklaas, en un barrio obrero llamado Tereken, en donde se creó el primer sindicato en 1898.

Su padre participó activamente en el Sindicato, era un panadero, teniendo que viajar de una ciudad a otra en búsqueda de trabajo  y como es sabido,  esa nación padeció  la invasión nazista en el año de 1940

Desde muy joven trabaja como obrero en los astilleros, uniéndose a la Juventud Obrera Católica, en donde es atraído por los estudios religiosos a los quince años y entra al Seminario y en 1960  es ordenado sacerdote.

Los estudios en el Seminario de Vocaciones Tardías los realiza incentivado por un cura  y llego a presentársele la siguiente disyuntiva: ¿O se mete a comunista o se va para las vocaciones tardías?

Los estudios allí duraban cuatro años, primero pensó ingresar a una congregación de misioneros que iban para China, pero al final  se decide por un interesante experimento de sacerdotes obreros, que luego fueron prohibidos en 1953 por el Papa Juan XII en el año de 1953.

Como esos curas eran los principales militantes de los Sindicatos al Papa no le gustaba.

Después de ordenarse sacerdote es nombrado Cura del Barrio Obrero en Gantes, trabajo con la juventud de ese lugar y hasta ganaron un concurso de canto en Alemania.

En Gantes existía mucha pobreza y como faltaban casas, fueron construidas barracas para albergar las familias, miseria que se toparía, igualmente,  al llegar a Venezuela, en los barrios capitalinos.

Después de haber arribado  a Gantes, año de 1965, se dirige al Centro Latinoamericano de Lovaina con la intención de aprender un poco de Sociología y Castellano, se sorprende al conocer la situación del proletariado en ese continente, en donde la pobreza abunda en el movimiento obrero, sobre todo del sub proletariado en Brasil; personas que no tienen trabajo fijo en las fábricas, gente de la clase obrera que no participa, debido a la falta de organización.

Trabaja en la empresa metalúrgica Nobels, con la intención de reunir dinero, para su viaje a Latinoamérica. Wuytack  se sentía atraído por la América Latina, había transitado por obras de literatura latinoamericanas como “Hombres de Maíz”, de Miguel Ángel Asturias, “Doña Bárbara” y “Canaima” de Rómulo Gallegos, “Raza de Bronce” de José María Arguedas.

Seis años después llega a Venezuela con la intención de trabajar como Cura Obrero, pero aquí en Venezuela no existía este tipo de programa. Pero lucha por ser enviado a los barrios de la Vega, donde se dedica a realizar labor social en Campo Rico de Petare, Cota 905 y Carapita, en el estado Miranda en Los Paraparos y Chaguaramas.

En su obra se destaca el trabajo social y comunitario, siempre en ayuda del más necesitado, realmente cumpliendo las enseñanzas del Carpintero de Belén.

Se sorprende que a pesar de que Venezuela cuenta en ese momento con ingresos muy altos, más de la mitad de la urbe vivía en miseria. Su población sufría de desempleo.

Los campos se encontraban abandonados y los habitantes de los sectores populares vivían  en total promiscuidad. Cada persona contaba  con un espacio menor a medio metro en las viviendas, ranchos sin agua, cloacas ni luz.

Existía un analfabetismo muy marcado, una cuarta parte de la población no sabía leer ni escribir, la deserción escolar muy significativa, por otro lado un lujo exagerado y un gran derroche por un sector de la sociedad. 

Piden autorización para trabajar en el puerto de La Guaira, como sacerdotes obreros, él y otros curas,  pero se las niegan y los quieren enviar a Caraballeda, que era una urbanización de la clase alta, pero ellos se dirigen al Cardenal Quintero, señalándole que ellos han venido a “otra cosa”, que querían trabajar en los barrios  y al final lo dejan trabajando en La Vega con un padre de apellido González.

Él no había llegado de Bélgica para encerrarse en una Casa Parroquial, haciendo papeles de matrimonios o bautizo, o realizando Primeras Comuniones, debía ayudar a la  gente que se encontraba sufriendo, muchos sin trabajo, en la más completa miseria.

Wuytack quería estar  cerca de la  gente que sufría y por eso se metió en los barrios. Analizó las debilidades de los sectores, quería que la gente le enseñara la realidad.

El cura comienza a crear extrañeza, no es un hombre de solo palabras, es un hombre de hechos, con un carisma muy acentuado, hablaba con la gente y las apoyaba con cualquier idea. 

En una motocicleta se trasladaba de un lugar a otro, siempre en procura de prestar su mano amiga a los más pobres, despojándose de lo poco que tenía para entregárselo al menesteroso.

Nunca escatimo esfuerzos para ayudar  al que lo necesitara, que llegó a vender su moto para ayudar a una familia de La Vega, que necesitaba reparar su vivienda, dañada por la lluvia, cumpliendo verdaderamente su rol como cristiano.

Hacía diligencias para mejorar la calidad de vida de la gente, un ejemplo que pedía al gobierno tuberías para un sector, pero las zanjas las realizaba la misma comunidad. Junto a ellos funda escuelitas para los más pequeños en donde colaboraba en todo.

Con  la gente construía escalinatas para los cerros, comenzó también a tener contacto con la juventud, los incentivaba en la lectura, unos se destacaban más, otros eran apáticos, él quería que la   gente viese otra realidad.

Se creó un movimiento que fue conocido  como “Jóvenes para Cristo”, se reunían para leer y discutir el Evangelio y a practicarlo.

Todavía no había comenzado formalmente la Teología de la Revolución, pero ya ellos comenzaban a practicarlo, eran precursores sin saberlo. 

Francisco Wuytack siempre estaba pendiente de las personas, un día apoyaba a una mujer que su marido había abandonado, otro día se encargaba de curar a una niña con una infección, la gente lo comienza ver como un cura santo, un ser consagrado.

No solamente entregó su moto, su colchón, su cama al más necesitado. Logró que los jóvenes de la comunidad se preocuparan por el prójimo, ayudaban a construir, colaboraban con las tareas comunitarias, participaban en las protestas exigiendo luz, agua, cloacas, calles, muchos trabajaron en la alfabetización de los adultos, realizaron exposiciones de pintura, de artesanía, participaron en censos.

Francisco se propuso a hacer un Centro Cultural, aunque el trabajo comunitario no era nada fácil, subían arena, cemento, trabajaban con el pico para cortar rocas, realizaban la limpieza del barrio y Wuytack siempre daba el ejemplo.

Poco a poco se fueron sumando personas a colaborar con el cura revolucionario, realizaban teatro, orfeón, creaban bibliotecas, dictaba clases que había aprendido en su paso por las Academias de Arte, fue un educador popular.

Cuando el llegó a Venezuela estaba de Presidente Raúl Leoni, esos años eran de la Lucha Armada, que venía desde 1962, Wuytack y su gente no se vincularon con ningún grupo, aunque muchas personas si se unieron.

Ellos continuaron con el trabajo comunitario, él los enseño en el Poder Constituyente, que no es otra cosa que el poder del Pueblo para enfrentar el poder constituido.

 Para el año de 1969, estaba gobernando Rafael Caldera, existía mucha necesidad en los barrios, gente sin trabajo, pasando hambre, Francisco se la pasaba de un lado a otro entregando medicina, alimentos, ropa, organizaba a las personas para que le reclamaran sus necesidades: cupos para los niños, trabajo para los desempleados, cloacas para los barrios, agua.

En una ocasión fue al Colegio de Monjas de San José de Tarbes del Paraíso a exigir cupo para las niñas de La Vega, pero la Madre Superiora le advirtió que era imposible, este insiste y convoca una manifestación para solicitar que sean aceptadas en ese colegio, las niñas del barrio.

Se movilizaron en buses, a pie por las calles de El Paraíso, las monjas llamaron a la policía y a punta de rolos; golpeando a hombres y mujeres,  con  gases lacrimógenos, los disolvieron, llevándose mucha  gente presa.

Francisco es detenido por los agentes del orden. Pero eso no logra detener su trabajo, continua buscando soluciones para los más necesitados participando en protestas, que son reprimidas por la policía.

En Carapita se hicieron muchas manifestaciones pidiendo carretera, agua, luz, escuela, ya los elementos del “orden” tenían la intención de detener al sacerdote, pero la gente lo protegía.

Realizan concentraciones en diferentes partes, entre ellas en el Congreso Nacional, en donde reclamaron una ley contra el desempleo, el pedimento de un aumento de sueldo mínimo a 25 bolívares diarios y que el sueldo del desempleado fuese de doce a quince bolívares. 

El Cardenal Quintero no estaba de acuerdo con la lucha de Francisco Wuytack , primero le enviaron a otros sacerdotes a conversar con él, hasta que el mismo Cardenal lo llamó al Arzobispado para manifestarle que su actuación lo preocupaba.

Pero su espíritu de entrega molesto a los gobiernos puntofijistas, su trabajo de despertar social iba en contra de las políticas de Estado, que reprimían y castigaban al más humilde  y comienzan una persecución en donde varias familias lo tuvieron que esconder en sus viviendas, para que no fuese maltratado y apresado.

No le perdonaron que Wuytack sembrase conciencia y se dedicase a luchar por los desposeídos. Un día que venía sucio de trabajar con la gente arreglando las escaleras en el cerro, cerca de Rancho Negro, al llegar a la capilla de El Carmen lo esperaba la policía, acompañados por un cura y lo expulsan del país, un día viernes.

Pero antes lo encierran en Cotiza y como cuando la gente de La Vega se entera donde lo tienen protestan, se lo llevan en un carro con elementos de pistola en mano,  al aeropuerto expulsándolo a Nueva York y de allí a su país de origen, no perdonándole que enseñara a los pobres a tener conciencia.

Esta medida de expulsión fue un proceso entre la jerarquía de la Iglesia Católica y el gobierno, acción que contracta con la ridícula alharaca en estos días de algunos elementos de la oposición, hijos y nietos de esta represión puntofijista, de los presos políticos en la actualidad en la Revolución Bolivariana.

Estamos en los años de 1970, al llegar a su país de origen le ofrecen trabajar como cura, pero prefiere trabajar en una recuperadora de cauchos, continuando su formación como escultor.

Al corto tiempo organiza un movimiento llamado “Acción Justicia”, que participan en varias protestas como por la división de clases en los trenes y en las Clínicas  en Bélgica, luego junto al sacerdote Andrés Goemare y otra gente funda Insprack, que sufre represión por parte de las autoridades y a Francisco se le abre un proceso.

Un Monseñor de nombre Van Petergen le pide que se retire de la participación popular y como Wuytack no acepta es suspendido como sacerdote.

Continua trabajando en el Puerto de Amberes y participando en la acción sindical, como en ese puerto entre 1963 a 1971 se producen 36460 estibadores  heridos y 63 muertos  por  la falta de seguridad industrial  organizan una huelga, que no fue fácil organizar a 10.000 estibadores , tienen la idea de llevar la protesta a todos los estibadores de Europa.

La huelga se prolonga  por tres semanas, el Alcalde declara estado de sitio y la prohibición de reunión de más de cinco personas.  A pesar de la prohibición deciden realizar una marcha, comienza como es de imaginar la represión.

Wuytack es herido y detenido, pero al final no pueden mantener la huelga por más de seis semanas. Viaja a España y participa en una protesta y es expulsado por la policía franquista a Francia.    

Pero el ex cura  no olvidaba Venezuela y en ese país continuaba la miseria y la pobreza, eso hacía, que a pesar de todos los intentos del gobierno, la lucha armada continuase. El cura revolucionario es contactado por las FALN que le dicen que ellos pueden llevarlo a la Patria de Bolívar con la guerrilla.

Era el año de 1973 y terminaba el gobierno de Rafael Caldera, ya se perfilaba el triunfo de Carlos Andrés Pérez. Las FALN sentían la necesidad de traer a Wuytack, ya que él era la muestra de las aberraciones represivas de un sistema que precisamente no apoyaba a las mayorías desposeídas. El ex sacerdote era un claro ejemplo de las luchas populares, muy querido en los barrios caraqueños.

Después del repliegue del PCV, del abandono de muchos guerrilleros, acentuándose la lucha en los sectores obreros y en los barrios, siendo Wuytack un ejemplo para continuar la lucha.

Viaja de Londres a Trinidad y desde la isla a Venezuela en bote y llega por El Morro de Puerto Santo, se dirige a Caracas traído por el Distrito Político- Militar Cornelio José Alvarado del PRV-FALN.

Llega a Barrio Píritu, en ese tiempo se producía un repliegue táctico hacía el trabajo político en las zonas urbanas y suburbanas, el sacerdote tenía la convicción que la lucha no era solamente con las armas,  la lucha se hacía más con ideas que con las armas, al pueblo había que alfabetizarlo.

Carapita no era segura, en la Vega lo conocían más y allá fue para el lugar comenzando con preparar la huelga del Aseo Urbano, estuvo concentrado en el trabajo sindical  en La Yaguara, lugar donde existían muchas fábricas y los obreros eran explotados. 

Allí realizaron un trabajo gremial trabajando con los obreros como lo había planificado junto al Douglas Bravo; el fundador del Frente Guerrillero José Leonardo Chirinos y Comandante de las FALN.

Protestaban en contra de los turnos  rotativos en las fábricas que afectaban el horario biológico de los trabajadores, en contra de los bajos salarios. Los revolucionarios consideraban que era difícil controlar a Wuytack quien no entendía la represión que realizaba la IV república, como el asesinato de los militantes de izquierda que eran  lanzados desde los helicópteros o torturados y no era muy rígido con su seguridad, rompía la disciplina de la guerrilla.

En una protesta contra el desempleo, que ahogaba los barrios venezolanos, con la intención de llegar al Congreso, mientras se concentran en la capilla El Carmen la represión se produce como era de esperar en esos tiempos y es detenido por la Policía Metropolitana.

Es llevado a Cotiza, pero de antemano  el régimen tenía el plan de involucrarlo con una mujer que se le acercaría llevando droga, llegaría la policía y lo publicarían.

La gente se concentra en Cotiza protestando por la detención del sacerdote, lo trasladan a la Gobernación,  que dirige Diego Arria, en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, quien lo trata de convencer que trabaje con él, pero él  rechaza el ofrecimiento y lo envían directamente a Bélgica, cesando el trabajo de este hombre de Dios en Venezuela, que como decía la canción de Ali Primera:   “No basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir la paz.” 

Extraído del libro de José Rosario Araujo “Insurgencia, Un Grito de Rebeldía”

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