En estos tiempos en que una oposición golpista y oligárquica con una bullicio absurdo habla de “régimen”, de “dictadura”, es bueno recordarles de un verdadera represión que hicieron los gobiernos cuarto republicanos contra el movimiento revolucionario, sin escatimar torturas, asesinatos y represión, eso sí, siempre tratando de disimular sus desafueros, que hoy en días sus herederos pregonan con la frase “Éramos felices y no lo sabíamos”.
Una “felicidad” llena de pobreza, inclusión, violencia por parte del Estado, asesinatos que no podemos olvidar.
Voy en este capítulo a referirme al asesinato de Fabricio Ojeda, crimen que por largo tiempo trataron de ocultar como un suicidio. Un crimen necesario para acabar con una figura que se había convertido en una muy importante representación de la Lucha Armada, destacado líder del movimiento izquierdista que se enfrentaba con las armas a la represión de los gobiernos de Rómulo Betancourt y de Raúl Leoni.
Recordemos que desde que llegó a Caracas Fabricio Ojeda comienza a trabajar como reportero en el Diario EL Nacional y tiene una destacada participación en la creación de la Junta Patriótica, organización que participa en el derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez.
Ojeda desde la Junta Patriótica organiza la lucha clandestina y es nombrado su Presidente, además participa como Diputado al Congreso Nacional por el partido Unión Republicana Democrática (URD) y es elegido con la votación más alta.
Conoce sobre el proceso revolucionario que se da en Cuba por haber viajado dos veces a la isla.
Fue un defensor en el Congreso del pueblo, por la represión del gobierno de Rómulo Betancourt y el 20 de junio de 1962 renuncia a su condición de Diputado en una carta pública.
Ojeda, según los voceros del gobierno, fue encontrado muerto por el guardia que le llevaba el desayuno, pero sus familiares denunciaron por años que fue asesinado por esbirros del SIFA, que era en sus siglas el Servicio de Información de las Fuerzas Armadas, con una amplia cooperación de los Estados Unidos.
¡Qué raro, los yanquis colaborando con la represión!
Fabricio había sido capturado el 17 de junio del año de 1966 por una comisión del cuerpo policial nombrado que era comandado por un Tcnel. Graterol y 25 funcionarios en una urbanización de La Guaira en Tanaguarena.
Él se encontraba acompañando por su compañera Anayansi Jiménez en una casa, cuyo propietario era Mario Matute Bravo, que era un viejo compañero periodista de Ojeda del Diario El Nacional y de la lucha contra el dictador Pérez Jiménez.
Este hombre traicionaría a su amigo, junto a su primo Tulio Dugarte Bravo, a quienes recompensaron por informaciones del paradero del líder revolucionario.
Al ser allanada la casa, a Fabricio no le quedó más remedio que rendirse, era absurdo oponer resistencia a tantos hombres armados, él y su compañera fueron esposados, junto a los dos traidores y los llevaron a un edificio diagonal al Palacio de Miraflores, donde quedaba una de las dependencias del organismo represor.
Al llegar los separaron y tres días después llevaron a Fabricio Ojeda al Cuartel San Carlos, como era de imaginar la captura de Fabricio fue reseñado por la prensa de la época, pero la información que se tenía era muy contradictoria y difusa.
La censura era muy pronunciada, cualquier información debía ser controlada y revisada por el gobierno represor, además de la complicidad de muchos de los medios, plegados a la derecha gobernante.
Debemos entender el momento en que se encontraba la Lucha Armada en donde existía un sector dentro del PCV que proponía el cese de la subversión, que contractaba con otro sector que defendía la lucha guerrillera como el único camino a seguir, contando entre ellos con Fabricio, Douglas Bravo, Luben Petkoff, Lunar Márquez, para mencionar algunos.
A este grupo lo acusaban de extremistas, traidores y divisionistas, en las filas del PCV, a pesar de que Fabricio Ojeda no pertenecía a la tolda comunista y en artículos de prensa se señalaba que Ojeda fue entregado por militantes del PCV que no se encontraban a favor de la lucha armada.
Otros medios reseñaban que el líder revolucionario se encontraba a punto de entregarse, cansado ya del camino de las armas, lo que era falso ya que el trujillano había señalado de la guerra de guerrillas con apoyo de todo el pueblo, son muchos los artículos, sus libros, ensayos, que avalan su creencia en la Guerra del Pueblo contra el imperialismo y sus lacayos.
Al revolucionario no lo presentan a la prensa, como realizaban con los líderes guerrilleros capturados como una muestra de que estaban vivos y el Ministro de Relaciones Interiores Luis Vera Gómez señalo que Fabricio no sería presentado ante la prensa ya que había dejado de ser noticia.
Esa razón podía hacer sospechar que se tenía un plan para matar a Ojeda, era notable que una persona como Fabricio era muy importante, fue protagonista de la lucha contra la dictadura, Presidente de la Junta Patriótica, luego fue diputado y renuncio a su investidura por la traición del Pacto de Punto Fijo de 1958.
Ramón Florencio Gómez, Ministro de la Defensa, manifiesta que Ojeda fue capturado en un operativo, que era un golpe contundente a la ya diezmada guerrilla, como era de esperar Leoni señalaría la detención de Fabricio como un golpe fuerte al movimiento insurgente, pero sin dar mayor información de la detención, ni de cómo se encontraba el detenido.
La corrupción inundaba la clase política puntofijista y por eso el trujillano se compromete a la lucha guerrillera, pero a los pocos meses es detenido en las montañas de Portuguesa , siendo trasladado a Caracas, donde se le recluye en el Cuartel San Carlos, siendo sometido a juicio en la Academia del Ejército, lo condenan a 18 años de cárcel.
El 15 de septiembre se fuga de la Cárcel Nacional de Trujillo en donde había sido llevado y donde se encontró con los militares alzados en la rebelión de Carúpano y el 15 de septiembre de 1963 se fuga con nueve procesados, el Capitán de Corbeta Jesús Teodoro Molina Villegas, el Mayor Pedro Vegas Castejón, el Capitán Omar Echeverría Sierra, el Teniente Octavio Acosta Bello, el Teniente Héctor Fleming Mendoza, el Maestre Técnico Uzcategui, el Doctor Gregorio Lunar Márquez y Luben Petkoff.
Fabricio reconoce en los militares rebeldes que en las Fuerzas Armadas existen hombres que les interesa la Patria, soldados patriotas que siguen las enseñanzas de Simón Bolívar.
La evasión de la cárcel de Trujillo fue espectacular y los fugados contaron con la ayuda de las fuerzas revolucionarias de ese estado y se dirigen a las montañas de Boconó.
Fabricio ingresa al Frente Guerrillero José Antonio Páez, situado en las zonas montañosas entre Trujillo y Portuguesa, que era comandado por Juan Vicente Cabezas, en donde participa en varios combates, además de tomar vario poblados.
Al comenzar el año 64 ya existe una corriente tanto del PCV, entre ellos Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff, como del MIR, Domingo Alberto Rangel, que querían abandonar la Lucha Armada, considerando que ya no existían condiciones para proseguirla, por otro lado en la guerrilla agrupada en las FALN deciden darle un empujón a la lucha armada con una restructuración de su organización.
Las FALN deciden nombrar nuevos comandantes para continuar con la insurgencia, Ojeda se reúne con hombres muy comprometidos en la Lucha Armada como Argimiro Gabaldón, Alfredo Maneiro, Douglas Bravo, Juan Vicente Cabezas, Lunar Márquez para mencionar algunos y de esa reunión sale una nueva Comandancia de las FALN.
Llegaría el fatídico día del 17 de junio en donde Fabricio es detenido. Según su compañera de vida Anayansy Febres son trasladados al SIFA en tres carros: en uno metieron a Fabricio; que era un Ford azul, a los otros dos hombres se los llevan en una ranchera y a ella en un Chevrolet gris.
Al llegar al SIFA los separaron llevándose a Fabricio primero y después a los dos hombres, la mujer se quedó en la habitación tres horas más.
El lunes 21 ella manifiesta en una entrevista que le concedió al periodista Víctor Manuel Reinoso de la Revista Elite, que vio que a Fabricio Ojeda lo sacaban de una habitación en la mañana de ese día, a ella se la llevan a Cuartel San Carlos en la tarde y al otro día supo de la muerte del líder revolucionario.
Los dos hombres capturados, Matute y Bravo, manifestaron que Fabricio les había participado que haría algo espectacular.
Ese día Ojeda fue sometido a torturas y como no pudieron sacarle información utilizan Pentotal N° 5; el suero de la verdad; pero fracasan, le aplican más golpes y en un impacto en el plexo solar le producen un paro cardiaco.
Los esbirros tratan de reanimarlo con barbitúricos y no lo logran, muriendo el guerrillero trujillano, teniendo que crear una información de que Fabricio Ojeda se había suicidado y lo cuelgan por el cuello con una cuerda de una persiana, buscando la cortada que se ahorco
El cadáver no presenta las características de una persona que se ha ahorcado y en las declaraciones de los Ministros de Relaciones Interiores y Defensa, el Fiscal General y del SIFA se contradicen.
Al final el Fiscal al día siguiente declararía que el cadáver presentaba algunas marcas como “livideces” características en los casos de personas que se ahorcan.
En el periódico La República el doctor Rubén Darío Calderón manifestaría que en el cuerpo de Fabricio aparecen unas marcas de golpes, que eran de quince días antes.
Su compañera señalaría la forma en que fue encontrado el cadáver y la Comisión nombrada por la Cámara de Diputados para investigar “el suicidio” de Fabricio impedía acceder a los calabozos del SIFA.
A pesar del asesinato de Fabricio Ojeda, no pudieron acallar su ejemplo, su espíritu de entrega y sus textos son de obligatorio estudio para los que creemos que un pueblo puede transitar por un camino que no este dictaminado por el imperialismo yanqui y sus lacayos rastreros.
¡Honor y Gloria a ti Fabricio Ojeda!
Extraído del libro de José Rosario Araujo “Insurgencia, Un Grito de Rebeldía”.