"La política es un arte de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir". Jacques Benigne Bossuet.
Los seres humanos siempre se han organizado en sociedad a partir de un modelo político basado en ideas, principios y costumbres. La política es para servir a la ciudadanía a la que representan. La politiquería es para aplicar criterios ruines y mezquinos. La actual politiquería venezolana expresa el desencanto popular hacia la clase política, donde existe un malestar evidente hacia la política en general. Los casos de corrupción relacionados con los actuales diputados alacranes opositores, la demagogia en los discursos son aspectos que provocan nauseas en amplios sectores de la ciudadanía.
La politiquería da a entender que la política venezolana está regida por intereses ilegítimos e innobles (clientelismo, corrupción, nepotismo, abuso de poder…). Ejemplo: el desnalgue con la renuncia del 90% de la dirigencia de Fuerza Vecinal.
El rechazo que se percibe en la ciudadanía, por la actividad política, se exterioriza en la preferencia que según las encuestan recibe un postulante al cargo de Presidente de la República por el sólo hecho de su aparente desvinculación con la militancia politiquera. Una vez más se comete el error de seguir confundiendo la "política" con la "politiquería".
Históricamente la política tiene una misión noble de consagración al interés nacional, y de servicio a los demás.
Efectivamente, a nivel gubernamental la política es la actividad ejercida por los órganos del Estado para procurar el bien común o interés público.
La politiquería, en cambio, es la degeneración de la política: el aprovechamiento egoísta del poder o de la posición pública para fines de su vanidad o empobrecimiento.
La politiquería se desenvuelve en medio de la maquinación ruin, la vulgaridad, el mimetismo, los tránsfugas, la ausencia de ideas, y la carencia de ideales. Allí se agota la acción del politiquero. El altruismo de la política es suplantado por el egoísmo de la politiquería. Por cierto que la confusión entre ambos conceptos es en extremo peligrosa para la estabilidad democrática. Si bien es legítima y necesaria la crítica hacia la política, se corre el peligro de que las posibles soluciones sean todavía peores. No hay que olvidar que muchos movimientos populistas han surgido, precisamente, de un clima social de rechazo hacia la política convencional.
En un imaginario país ideal, la nación sería gobernada por personas justas, preparadas y con vocación de servicio a su pueblo. En el país real hay políticos para todos los gustos: sinceros y manipuladores, con vocación o sin ella, con inclinaciones totalitarias o con espíritu democrático, etc. Como en cualquier otra actividad, son muchas las formas de ejercer la política.
La politiquería no es un fenómeno exclusivo del presente, pues de alguna manera siempre ha habido líderes políticos con inclinaciones perversas.
Platón escribió «La República» para denunciar la corrupción política de su tiempo
La Revolución Francesa fue la consecuencia del malestar social por el poder absoluto de Luis XVl. El movimiento sufragista defendía el voto femenino y con su lucha se combatía el machismo político de su época.