Las elecciones burguesas cumplen muy bien su función de válvula de seguridad del sistema capitalista. Lo hacen creando la sensación de la posibilidad de cambio, distrayendo a la sociedad hacia esa especie de torneo deportivo que es la pugna entre candidatos, personificando el problema y la solución: el problema es un presidente malo, y la solución es el castigo con un candidato bueno. El sistema nunca está en cuestión. Las crisis son paliadas con las elecciones. “Después de las elecciones todo mejorará”, esa es la consigna que embobece a las sociedades burguesas. La clave de las elecciones burguesas reside en la alternabilidad, nadie se queda mucho tiempo, hay renovación de los actores para que la obra de teatro, el capitalismo, continúe.
Hoy vivimos una crisis como pocas veces se ha visto, una verdadera tierra arrasada, nada funciona, nada es verdad, todo se disuelve en las aguas de la ineptitud. El gobierno está agotado, muy agotado. En época normal de dominación capitalista, las elecciones serían “la solución”, un cambio sereno de conductores, una renovación de cuadros.
Pero esta no es época normal, el país está secuestrado por una mafia sin el mínimo sentido de Estado, sólo piensan en modo pandilla. El madurato, en su torpeza, en su tesón por permanecer, desvirtuó las elecciones burguesas, hizo que perdieran la magia; ahora, el juego no emociona, no hay interés. Inhabilitan a los jugadores importantes, le quitan la tarjeta a los partidos, construyen un cne que no genera confianza. La ley funciona a su imagen y conveniencia, no fijan la fecha, amenazan con no hacer elecciones, rompen los acuerdos. Atropellaron a las elecciones, se la llevaron por delante en su afán de solucionar su carencia de apoyo popular, el apoyo de su candidato natural está cerca del 10%.
La solución electoral está cerrada, no resuelve la crisis. Pensemos en unas elecciones ahora, el resultado no será aceptado. Pensemos que el resultado es aceptado y el madurato continúa en el gobierno: seguiría la crisis. Pensemos que el candidato de oposición gane y le entreguen: no podría gobernar con una asamblea en contra, unos poderes en contra. La crisis seguiría, se profundizaría
Cuando hay una crisis y se cerró la solución electoral, como es el caso de Venezuela, entonces, aparece la solución militar, la política debe conducirse por otros medios, es necesario renovarlo todo. No es por azar que el campo militar esté revuelto, no es fortuito que el madurato degrade, expulse a oficiales de alto rango; son señales de que la sociedad busca solución a la crisis y lo establecido patalea. Ahora, la situación reclama otros medios para solventar la crisis que amenaza con acabar con el país.
La incertidumbre es el signo de la solución militar, hacia dónde llevará al país. Nos podemos imaginar que los mismos proyectos que se mueven en el campo civil tengan su correspondiente en el campo militar. Siendo así, habrá una tendencia madurista, una afinidad con la derecha gringa, una lealtad chavista. Se verá cuánto queda allí adentro del legado, del ejemplo del Comandante Chávez. Hasta qué punto el madurato consiguió sacarlo del corazón militar. Quizá Venezuela y el mundo se sorprendan para bien.
¡CHÁVEZ, LA SOLUCIÓN!