El Arado y el Mar

La legitimidad y la legalidad que autodestruyó al madurismo

Jueves, 08/02/2024 06:43 AM

La legalidad es un asunto de leyes, y las leyes las hacen los gobernantes. Legitimidad es un asunto de aceptación moral, ética. De esta manera, un gobierno puede ser legal, estar en concordancia con las leyes  y no tener legitimidad, no ser aceptado, querido, por la gente.

El madurismo, engolosinado con la legitimidad que heredó de Chávez, traiciona el legado del Comandante, se entrega a la lógica del capital, abandona el camino al Socialismo, y en ese cambiar de camisa pierde el apoyo popular, el amor del pueblo. Mal aconsejado y por su formación sindicalera y marginal, en lugar de corregir el entuerto que le hace perder legitimidad, volver al rumbo de Chávez, escoge el camino de fraguar, a su medida, un imperio de la ley que le confieren una legalidad sin legitimidad.

En ese empeño, socavó la legitimidad de la fiscalía, del sistema de justicia, del parlamento, destruyó la imagen del PSUV de Chávez sustituyéndolo por un psuv de maduro, clientelar y sumiso. La legalidad del madurismo está llena de secretos, que son “legales”, los ampara una ley confeccionada por su sastre particular, pero no tienen legitimidad. Ellos violan sus propias leyes, sin que su “sistema judicial” se importe.

Esta conducta, acompañada por las mentiras que la sustenta y la ineptitud manifiesta del gobierno, produjeron una situación económica y social caótica, y una pérdida brutal de apoyo popular.

Hoy el madurismo se enfrenta a unas elecciones constitucionales que seguramente le serán adversas. Y, no podía ser de otra manera, para solucionar su debilidad, el madurismo apela a lo que sabe, mentir y construirse un marco legal. Manipula las fechas, convoca a los adeptos, a los llamados alacranes, inhabilita a los candidatos con posibilidades, inventa emergencias nacionales, provoca situaciones bélicas. Y le queda en reserva manipular los resultados, como hizo con el referéndum. En resumen, no entendió la función de las elecciones.

Las elecciones le confieren al ganador legalidad, pero por sobre todo le confieren al sistema democrático burgués y al ganador legitimidad, esa es su principal función. Dar legitimidad al gobierno que surja de ellas. Entonces, estas elecciones manipuladas hasta la grosería, podrán dar legalidad de acuerdo al sistema judicial madurista, pero nunca legitimidad, al contrario, lo desenmascara, le resta aceptación.

Pase lo que pase de aquí en adelante, el gobierno entra en una fase de desequilibrio del sistema, pérdida de credibilidad, de legitimidad. La lucha por la dirección de la sociedad se agudiza. El capitalismo entra en situación de alarma, no ha sido posible completar la derrota del Socialismo de Chávez, no ha sido posible instaurar la legitimidad capitalista. Son tiempos de posibilidades revolucionarias. Los campos se evidencias claramente, ahora hay dos opciones, o capitalismo o Socialismo, sabemos que la opción socialista está golpeada, calumniada, pero cuenta con la gran ventaja de saber cuál es su estrategia, tener, aún fresco, el recuerdo del gobierno del Comandante Chávez, y tener a los líderes que lo acompañaron, aquellos que se mantienen leales a su legado.

¡CHÁVEZ, LEGITIMIDAD!

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