Mi homenaje en el 108 aniversario de su natalicio Olga Luzardo: Así se templó el acero

Viernes, 01/03/2024 05:45 AM

Olga Luzardo

Conversando sobre la Camarada Olga Luzardo, me viene inmediatamente a mente la obra de Plejanov, “El Papel de la Personalidad en la Historia”.  Olga fue en primer lugar una militante comunista, disciplinada y organizada en su célula; estudiosa, con conciencia revolucionaria y  alta moral comunista, siempre dando ejemplo. Pero fue más allá de eso. Fue una reconocida dirigente en su Partido Comunista, líder política de la clase obrera y del movimiento de mujeres. Impulsó con “creación heroica”, como lo llamó José Carlos Mariátegui, la línea política del PCV en el combate contra la dictadura; durante la lucha armada y contra la democracia burguesa del Puntofijismo. No se doblegó ni en la clandestinidad, ni cuando fue sometida a terribles torturas por parte de los esbirros de los gobiernos de la burguesía, ni  durante en el exilio. 

Varias generaciones del Partido y de la Juventud Comunista (JCV) conocemos a Olga además como educadora de cuadros políticos marxistas leninistas. Se concentró en la formación política y revolucionaria de dirigentes de la clase obrera y campesina, de mujeres, de jóvenes estudiantes. 

Mi encuentro con Olga comenzó con un concurso de “Tribuna Popular” sobre la “Dictadura del Proletariado”, donde participé como militante del Comité de Base “Alberto Lovera” de la JCV en la Facultad de Ciencias de la UCV. Mi premio: las obras escogidas de Lenin en 6 tomos y una entrevista con la Camarada Olga Luzardo, miembro del Buró Político y Directora de la Escuela  Nacional de cuadros del PCV Ho Chi Minh. Allí conocí a la camarada Olga personalmente y desde este momento me incorporó como “aprendiz”. 

El régimen de los cursos de formación comenzaba a las 5 a.m.: Levantarse, rutina de ejercicios físicos, aseo personal, limpieza de instalaciones, desayuno, tiempo libre. A las 8 a.m, iniciaba la Jornada de Estudio. Bajo su dirección y con gran creatividad, se desarrollaron cursos para nuevos militantes, para dirigentes medios, para dirigentes sindicales, campesinos, mujeres y estudiantes. Cursos de oratoria, comunicación y planificación. Cursos electorales y sobre otros temas específicos. 

Así conocimos a nuestra Camarada Olga como Directora de la Escuela primero y como Secretaria de Educación Política e Ideología del Comité Central después. Con ella aprendimos que sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria;  que la teoría revolucionaria es el marxismo-leninismo, que la moral comunista no acepta concesiones reformistas ni revisionistas. 

Bajo el nombre “Escuela ambulante” recorrimos con Olga las ciudades y pueblos de la Patria, con los rotafolios  que contenían numerosas láminas sobre “Qué es el PCV”, “La Línea Política del PCV” y “Trabajo de Masas”, para formar los cuadros políticos de la revolución proletaria.  

Aprendimos con la Camarada Olga la importancia del Internacionalismo Proletario. Apoyar las luchas de la clase obrera en todos los continentes, entender que en todo el planeta se produce la misma explotación por el mismo enemigo: el capitalismo. 

Firmeza frente al enemigo. No hay mejor ejemplo que Olga, que sufrió las peores torturas, cuyas consecuencias la acompañaron toda su vida; las privaciones de la clandestinidad, renunciando a todas las “ofertas de trabajo acordes a su alto nivel académico”; nunca hubo nada que la desviara de lo fundamental en su vida: su Partido y la lucha por el Socialismo.

En el siguiente poema, escrito en la cárcel, nos da cuenta que siempre pensaba en sus camaradas y su partido: 

EN EL TIBIO REGAZO DE SENCILLOS RECUERDOS

Camaradas

Yo apenas sé lo que pasa afuera

Me enredo en los recuerdos como un gato

Que juega a tejer gorros, desovillando sedas.

Del brazo con "Canela" subo la cuesta del Aguacatico

Voy a Negro Primero

Y hago un grandioso mitin en Marín

En el cual cuenta Eduardo por milésima vez

Como habla como baña a los negros la "democracia yanky"

Con jabón de perro.

Jesús me llevó a un sábado a un baile sindical

Y los zapatos blancos se pusieron morenos

El indio de Graziella me ha tendido los brazos

Y mi tocaya Olga, creció en mi ausencia por premura tanta

Que casi alcanza el nido de las palomas blancas.

Y cuando hacemos un desfile rojo,

Porta una gran bandera

Junto a la "Konsomola" que Gisela no atiende

Porque le hace el teatro a otro pionero,

Adalberto y Mijares preparan un letrero.

Yguraya se estrena su traje de ballet,

Rojo encendido como mis anhelos.

Su arquitectura grácil de chocolate tibio,

Se derrama en figuras de plástica dinámica

Sobre el tablado de la escuela.

Nancy presume que "Jesús" fue un pillo,

Pues hizo concebir sin pecado a su madre

Sin conceder tal gracia a la madre de ella.

Y Magaly me enseña el catecismo

Para que yo me entere "que es el comunismo",

Según se lo enseñaron en la escuela.

"La raspa" zapatea en mis oídos con las botas de Alfredito.

Yraima me reclama desde sus andaderas.

Tengo una bata azul bordada en rosa y gris,

Que me abrigó muy bien la noche navideña.

George tenía brazos como troncos fornidos

Y barbas de maíz enredados en ellos

Edilia parecía una estatuilla de humo,

Dispuesta a disiparse en el soplo más ledo.

Colorado, un cutiño rompiendo la pereza

Y fuente rebozante de energías, Gustavo.

Altos como sombra, el clamor y el olvido

Y una sombra se doblan en mi recuerdo.

Como todos comemos con lo que trabajamos,

Hay tijeras, martillos, páginas y trajines

En todos mis enredos,

Y domingos activos, con sol, con agua o lodo

Y con paseos "rojo" y reuniones de células.

Y nuestra escuela abierta discutiendo problemas.

Abierta en el último capítulo del Manifiesto queda.

Nuestros presos, mis presos, vuestros presos.

Y la angustia por ellos revoloteando ardiente

Como vela encendida en nuestros pechos.

De ustedes me separan tantas paredes grises,

Tantas rejas de hierro enmohecido,

Tantos villanos crueles

Me alzo sobre la historia de mi vida

Y subo extrañamente a este tibio regazo

De sencillos recuerdos.

Y entonces, camaradas, ¿no lo veis?

Como ya apenas sé lo que pasa afuera

Me enredo en los recuerdos como un gato

Que juega a tejer gorros, desovillando seda.

(Del Poemario Huellas Frescas escrito por Olga Luzardo en la Prisión de San Carlos en 1933) 

 

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