El domingo 31 de marzo queman al Judas de Manuel Rosales

Miércoles, 27/03/2024 05:55 AM

"Si lograste engañar a una persona, no quiere decir que sea tonta, quiere decir que confiaba en ti mas de lo que te merecías". Fin de la cita. Charles Bukoswki".

*Cuando le preguntaron este martes 26 de marzo: "¿Usted apoya o rechaza la candidatura de Manuel Rosales?*: "Mi candidata es Corina Yoris". "En Venezuela todo el mundo siente que corre riesgo su vida, pero este es el momento en el que he sentido mayor presión y mayor amenaza. ¿Sobre lo que hizo Manuel Rosales?: "Esto ya lo juzgó el país". "Lo que ocurrió anoche aceleró la transición". Fin de la cita. María Corina dixit.

Junto a las fiestas religiosas, en numerosos pueblos de Venezuela todavía se mantienen algunas costumbres ancestrales celebradas en Semana Santa, y la conocida popularmente como "Los Judas", una tradición ligada al Sábado de Gloria y al Domingo de Resurrección, que antiguamente se celebraba en más de un centenar de localidades y que en la actualidad se mantiene viva en muchas de ellas.

Los Judas o babosos, como se les conoce en algunos sitios, son muñecos confeccionados con ropas viejas y rellenos de paja, que representan al apóstol traidor que traicionó a Jesús, ¡como Rosales a María Corina!. Estos muñecos simbolizan el mal, y la traición, conjugando todo lo malo que ha pasado en la ciudad y en el país, por lo que son afeados conscientemente con el fin de crear un personaje payaso y ridículo, como la figura que este año le toca al Judas de Manuel Rosales, y que simbólicamente, será colgado, manteado, apaleado, descuartizado o quemado por el pueblo, pues con su destrucción estos males se olvidarán para siempre y se cumplirán los anhelos de justicia de la ciudadanía cristiana. Su suplicio es un acto que acompaña la liturgia cristiana y que se vincula a las formas exteriores de la religiosidad popular a través de su sincronización con la Procesión del Encuentro entre la Virgen María y su hijo Jesús Resucitado.

Esta tradición milenaria resulta del sincretismo entre rituales profanos y religiosos en torno a un personaje que a lo largo del tiempo ha variado su función conservando ciertas costumbres que lo acompañaban. Para algunos historiadores su origen podría remontarse a antiguas culturas agrícolas que practicaban sacrificios humanos para propiciar la fertilidad de los campos. Con el tiempo pasaría a formar parte del carnaval, sustituyendo las víctimas por una figura de trapo o pelele, que sería manteado y despedazado en las calles, como todavía sucede en algunas poblaciones. Por último, esta costumbre se adaptaría a la religión católica, pasando a celebrarse el último día de la Semana Santa y cambiado el nombre de pelele a Judas, un personaje bíblico.

Con el cambio de fecha al manteo se incorporarían nuevos elementos relacionados con este personaje, tales como el ahorcamiento, símbolo del suicidio del apóstol, o la colocación de carteles para criticar su comportamiento político de carácter nacional, y como vía de expiación de los pecados individuales o colectivos, costumbres a las que se añadirían también los juegos que los niños realizan a su alrededor. Judas es el antagonista de Jesús y representa su réplica paródica.

Así, la pasión de Jesús que dura una semana, se repite de forma resumida y burlesca en un día con la pasión de Judas, el humano traidor. La quema del Judas marca el paso entre dos ciclos pasionales, el fin de la Cuaresma y Semana Santa, que hace énfasis en la penitencia y represión de placeres, y el comienzo del ciclo del amor, coincidiendo con el equinoccio de primavera. Con su escenificación se proyecta el paso de la oscuridad a la luz, del invierno a la primavera, de lo malo a lo bueno, de la tragedia a la esperanza.

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