Desde tiempos ancestrales siempre los pueblos han estado a merced del que con el poder, construye o destruye de acuerdo a sus valores, para favorecer lo que sus principios dictan. Abiertamente es conocido, que la influencia de los unos, ha prevalecido por encima de los otros y amasado privilegios para quien más tiene habilidad de imponerse, independientemente que se ubique en uno de los lados.
Invitamos a los lectores de esta nota; que revisen su conducta y se ubiquen en el lugar que le corresponda defender y que lo hagan sin medias tintas, para que defiendan los principios de su fe.
El que tiene poder y lo utiliza, sin respetar los cánones morales; hace uso según lo aprendido de sus tutores. si la formación fue débil fundamentada en la moda del momento, es posible que no pueda tener una idea fortalezida para sostenerse cuando un principio lo requiere.
Si por el contrario llenó con valores sus fortaleza, siempre estará preparado para enfrentar cualquier dificultad dónde el pensamiento requiera equilibrio.
Estamos viviendo una prisa impuesta, dónde lo material prevalece sobre lo espiritual; por lo tanto la necesidad es descuidada y formarse en el espíritu requiere un esfuerzo con mejores intenciones de las que ofrece la institucionalidad del capital.
Una porcentaje considerable de los desestabilizadores, están alrededor del poder económico y su impulso para reaccionar en la vida, está en base a lo que ofrece la superficialidad del dinero sin aprender a ganarlo y con facilisimo en el aprendizaje van desapareciendo valores de los que hacen que la vida tenga un sentido distinto a la vaguedad.
Ejemplos a conocer entre lo bueno y lo malo: son los hijos de los deportistas, que viven de la fama de sus padres; son muy pocos los que logran emular a sus progenitores, porque la comodidad que produce la opulencia del profesionalismo, no permite que el esfuerzo por la sobrevivencia, continúe con el mismo entusiasmo.
En la vida burguesa pasa lo mismo: los hijos de la opulencia no aprenden a producir (hay excepciones) heredan a sus padres y empiezan a vivir de lo que hicieron con su hábito siniestro de explotar a sus semejantes y así sucesivamente van construyendo la premisa "en casa de herrero cuchillo de palo"
La vida en la política no es una excepción; los ejemplos están en la palestra, entre ellos buenos y malos, revisemos la historia y nuestro presente cargado de miembros que engañan al liderazgo y haciéndose pasar por revolucionarios, ponen en tela de juicio a los que han entregado la vida y continúan haciéndolo, porque...
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA.