Creo que al final, aunque hay varios procesos mediadores intervencionistas y manipuladores en la conducta electoral para el 28 de Julio no generadores de conciencia y respeto a la individualidad, será la imagen que en todo este tiempo desde que se indicó la fecha hasta el día de la votación se hayan logrado construir con sus deficiencias, virtudes y logros los contendores, la que definirá los resultados. De estas imágenes sigue siendo la más publicitada gracias al apoyo norteamericano, la supuesta confrontación entre Nicolás Maduro VS., ese trastorno de identidad disociativo de la derecha que presenta dos candidatos como si fueran uno solo o uno solo como si fueran dos.
Por lo tanto al evaluar la gestión política comparando los resultados obtenidos hasta el presente por ambas tendencias políticas, encontramos que los beneficios alcanzados en la consolidación y proyección de una imagen atrayente para la población electoral son ampliamente favorables para Nicolás Maduro, a pesar de las debilidades que pueda presentar, ante este personaje con identidad disociativa de la derecha.
Así mientras Maduro dirige sus esfuerzos de imagen a proyectar cercanía con las personas y las comunidades, amistoso, con propuestas socialistas y establecer dialogo directo con ellas, la o el candidato patrono de la derecha tiene una imagen de persona desconocida, que traicionará a todos en un momento dado y que no puede salir de su casa, con lo que proyecta una imagen de enconchao o de morrocoy. La evaluación en imagen es claramente favorable al candidato del Gobierno.
En cuanto a los resultados alcanzados, la gestión política de Nicolás Maduro ha logrado equilibrio en aspectos estratégicos del arte de gobernar como es en primer lugar, la paz interna, la cual no fue simplemente encontrada sino el resultado de una confrontación directa con la derecha que con sus intenciones de destruir la institucionalidad llego a las acciones de calle y al asesinato para alcanzar sus objetivos de dominio. Esta paz de hoy es el resultado de la derrota de la derecha.
Como consecuencia de la gestión de Nicolás Maduro hay que anotar el lento proceso de lucha contra las “sanciones”, agresiones de los Estados Unidos contra nuestro país, alcanzándose una interacción positiva en algunos aspectos económicos y comerciales con países amigos y cercanos lo cual era más difícil hace algunos años.
En el aspecto económico es la gestión de Maduro la que ha llevado a que se reincorporen a sus actividades económicas muchos empresarios que la derecha había alejado de ese oficio, retomando la función de producción y reactivando en muchos aspectos el mercado interno con productos y servicios.
Mientras, la gestión de la derecha opositora en Venezuela ha sido objeto de controversia y rechazo tanto dentro del país como en el ámbito internacional. En términos éticos, no ha demostrado capacidad de cambio por su persistente actitud de participación en prácticas corruptas, lo que ha llevado a una pérdida de credibilidad y confianza por parte de los votantes, generando descontento y desilusión en amplios sectores de sus seguidores.
La falta de cohesión interna, transparencia, liderazgo y autonomía frente a intereses externos ha debilitado la posición y legitimidad de la derecha, dificultando su capacidad para representar una alternativa creíble y efectiva al gobierno y al llegar a una total dependencia de apoyos externos, principalmente de Estados Unidos, ha generado una percepción de intervencionismo y socavado su legitimidad ante la comunidad nacional e internacional.
En definitiva la comparación de la gestión de Nicolás Maduro con la gestión política de la derecha lanza resultados claramente favorables a la gestión del gobierno chavista, lo cual de alguna manera será percibido por los votantes el 28 de julio próximo. Pero esto no es suficiente, hay que trabajar permanentemente lo comunicacional.