La situación en el Partido Comunista de Venezuela (PCV) bajo la dirección de Óscar Figuera es un claro ejemplo de las tensiones internas que pueden surgir cuando los líderes se desvían de los principios ideológicos fundamentales que definen a una organización política de izquierda. El intento de Figuera y otros directivos de adoptar posturas neoliberales o de derecha representa una traición a la historia y los valores del PCV, un partido históricamente comprometido con la justicia social, la igualdad y la lucha contra la opresión.
La respuesta de la militancia de base del PCV ante esta desviación es ejemplar y merece un reconocimiento profundo. Al darse cuenta de la dirección que estaba tomando la cúpula directiva, estos militantes actuaron con determinación y valentía al reclamar un retorno a los principios originales del partido. Su decisión de interponer una demanda ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y lograr un fallo favorable es una muestra contundente de su compromiso con la democracia interna y la transparencia.
El hecho de que el TSJ haya fallado a favor de la base militante y haya restituido el partido a sus manos es un triunfo significativo para el PCV y para la política de izquierda en general. Este logro subraya la importancia de la participación activa y vigilante de la militancia en la dirección de cualquier partido político. Demuestra que, incluso cuando los líderes traicionan los ideales del partido, la base tiene el poder y la responsabilidad de corregir el rumbo y garantizar la fidelidad a los principios fundacionales.
La reacción de Óscar Figuera y los ex directivos, al continuar reclamando su legitimidad y alinear sus intereses con un candidato de derecha como Enrique Márquez, confirma las acusaciones de que habían desviado al partido hacia posturas contrarias a sus valores. Esta conducta no solo revela su manipulación e inmadurez política, sino que también valida las preocupaciones de la militancia de base sobre la dirección que estaba tomando el partido bajo su liderazgo.
El apoyo de Figuera y los ex directivos a Enrique Márquez es un acto que deslegitima aún más su posición y refuerza la justificación de la intervención de la militancia de base. Su insistencia en mantener una narrativa de victimización y secuestro judicial del partido parece un intento desesperado de desviar la atención de su propio fracaso y de justificar sus acciones.
En conclusión, el rescate del PCV por parte de su militancia de base es un logro notable que debe ser celebrado. Este episodio subraya la importancia de la coherencia ideológica, la democracia interna y la transparencia en la dirección de cualquier partido de izquierda. La lucha por mantener los principios comunistas frente a las desviaciones neoliberales es una tarea esencial para la credibilidad y efectividad de cualquier movimiento político que aspire a transformar la sociedad en beneficio de las mayorías. La militancia de base del PCV ha demostrado que la integridad y la fidelidad a los principios son fundamentales para el éxito y la legitimidad de una organización política de izquierda.