La trampa de las ilusiones o como se engañan a sí mismos…

Jueves, 18/07/2024 04:32 AM

"En el fondo saben que no engañan a nadie, saben que viven una mentira y aceptan la fantasía colectiva para ayudarse a ignorar, y seguir ignorando, lo terrible que son."

ANONIMO

"Mis muy apreciados camaritas", así inició mi estimado Anacleto su acostumbrada charla. "En la vida, a menudo nos encontramos atrapados en la telaraña de nuestras propias ilusiones. Estas ilusiones pueden ser tan sutiles como creer que todo saldrá bien sin esfuerzo o tan intensas como aferrarnos a una idea fija, incluso cuando la realidad nos muestra lo contrario. Esto toca un tema fascinante y profundamente humano. Permítanme explorarlo más a fondo. ¿Por qué nos ilusionamos? En parte, es porque anhelamos certeza y seguridad. Nos aferramos a la esperanza de que las cosas se desarrollarán como deseamos. Pero, esta esperanza puede convertirse en una trampa porque nos ciega ante las señales de advertencia, nos hace ignorar los obstáculos y nos impide adaptarnos a la realidad cambiante. Ocurre especialmente en el área política cuando alguien se ilusiona con el apoyo inquebrantable de seguidores, sin darse cuenta de que las circunstancias no lo demuestran y las lealtades no existen. Entonces, la trampa de las ilusiones radica en nuestra resistencia a enfrentar la verdad incómoda. Nos aferramos a nuestras creencias, incluso cuando la evidencia apunta en otra dirección. Y, ¿qué ganamos al engañarnos a nosotros mismos? A corto plazo, puede proporcionarnos consuelo y alivio. A largo plazo, sin embargo, nos aleja de la autenticidad y nos impide crecer. Vean el ejemplo de María Con Ira, que se alegraba cada vez que acosaban e insultaban a algún dirigente chavista en algún restaurante en cualquier lugar del país o del exterior, y ahora que lo sufrió en carne propia lo llama «persecución política». En última instancia, reconocer nuestras ilusiones y confrontar la realidad debiera ser un acto de valentía que nos permita tomar decisiones, aprender de nuestros errores y adaptarnos a las circunstancias cambiantes. Así que, la próxima vez que sientan que les están ilusionando, pregúntense: ¿estoy atrapado en mi propia telaraña de deseos y expectativas? Y recuerden que la verdadera libertad radica en ver las cosas como son, no como deseamos que sean. Creo que la mayoría de los venezolanos conoce bien a María Con Ira y entiende como trata de llevarlos por el camino de la amargura con sus mentiras y montajes de noticias falsas, como eso de que a «todo negocio que le venda comida, o le atienda, el gobierno lo cierra» y de que ella será la próxima presidenta de Venezuela. ¿Y qué será de Inmundo? ¡Umm! Decía Elia Kazán que cada luchador tiene una pelea que lo hace o lo rompe. El hombre no pierde cuando es derrotado; pierde cuando se rinde. Mucha gente piensa que la revolución es un cuento de hadas… pero no lo es ni nunca lo ha sido. Está donde está gracias a la resistencia y estoicidad de un bravo pueblo que sabe la importancia de establecer metas adecuadas y realistas que se ajusten a las capacidades, intereses y necesidades de cada persona, y nos anima a buscar un equilibrio entre la ambición y la prudencia, entre el deseo y la realidad, entre el ideal y lo posible; nos propone adoptar una actitud positiva, flexible y resiliente ante el fracaso, y aprender de los errores y de las dificultades. María Con Ira prefiere el autoengaño, ese intrincado laberinto de la mente humana que la lleva por caminos tortuosos donde la verdad se desdibuja y las ilusiones se entrelazan con la realidad. Entiendo que es una forma de lidiar con la ansiedad y el estrés. Por eso se sumerge en la negación de la realidad y se monta en el tren de una versión alterada de la realidad. Sabe que no tienen chance alguno de ganar el 28J pero necesita pensar y decir que sí, para reducir la angustia. Ya tiene su plan para cantar fraude, y por eso engaña a los suyos para que la acompañen. Pero candelita que prenda, candelita que le apagarán, y ya está avisada."

Decía Ella Maillart que siempre es nuestro propio ser lo que encontramos al final del viaje y que cuanto antes nos enfrentemos a ese ser, mejor. Nuestras percepciones pueden a veces ser engañosas y debemos preferir enfrentar la realidad que insistir en creer lo que deseamos. En un político la credibilidad es una cualidad necesaria porque es la capacidad de generar confianza en los demás, de enfrentar verdades incómodas, de corregir errores a tiempo y de asumir responsabilidad en las consecuencias de estos. Aquí quiero preguntarles: ¿Pueden ustedes creer en alguien que niega siempre lo que ha dicho o hecho, como María Con Ira con su eterno "Yo no fui", "no lo dije", "no lo hice", "no participé"? Entonces, no fue embajadora alterna de Panamá ni pidió la aplicación del TIAR para invadir Venezuela, no pidió sanciones que afectan a todos sino sólo a Nico y su gabinete, no financió junto a Locoldo las guarimbas con menores de edad, no participó en la conspiración del "guacal de plátanos" en la autopista ni en cuanta otra conspiración contra Nico, no está inhabilitada, sólo como ejemplos.

Imagina que estamos sentados en un café, con nuestras tazas humeante y la charla fluye sobre alguien que tiene la extraña habilidad de negar todo lo que ha dicho o hecho. ¿Qué pensarías al respecto? ¿No pensarías de inmediato en María Con Ira? ¿O pensarías "Quizás se confundió", porque quieres darle el beneficio de la duda? He ahí el dilema. Sí, cuando las negaciones se vuelven una constante, nos encontramos en un dilema. ¿Cómo creer en alguien que parece tener una relación complicada con la verdad? Las palabras de María se evaporan en el aire; sus acciones se desvanecen en la niebla. Y a pesar de que la mayoría de las veces quedan grabadas en audios y/o videos, niega también las pruebas sólidas que se presenten. Lo único verdadero para ella son los videos de los shows que monta para acusar el gobierno de "acosarla y perseguirla", mientras sostiene la huella digital del crimen. Y nosotros, con nuestras cejas arqueadas, nos preguntamos: ¿Es una maestra del engaño o simplemente una soñadora que vive en su propia película?

Sólo su entorno íntimo y "amiguis" del gobierno de EEUU, a quiénes se lo presentó, conocen su "Plan de Gobierno". A su "dummy" o "marioneta", Inmundo, se le ocurrió presentarlo en inglés a su entorno y en él se habla, entre otros, de privatizar PDVSA, la educación, la salud, todas las empresas del Estado, la electricidad, agua y gas, revocar títulos de propiedad otorgados por la Gran Misión Vivienda Venezuela a los cinco millones de adjudicatarios, quitar la pensión a quienes no hayan cotizado, cobrar los gastos a los beneficiarios de operaciones quirúrgicas, reconocer los derechos de Guyana sobre el Esequibo, entregar nuestro petróleo y gas al gobierno de EEUU, y pare de contar, algo que inequívocamente no es del conocimiento del pueblo. María Con Ira y su combo olvidan que la memoria del pueblo venezolano es más fuerte que la hipocresía de las politiqueras como ella que en vez de querer ser útiles quieren ser importantes. Me preocupa qué hará, además de cantar fraude, con la decepción que sufrirá el 28J luego de conocer el resultado. ¿Mandará a cruzar la raya?

Por ahí leí que cada persona actúa desde su nivel de entendimiento, madurez, inteligencia y empatía. Bueno, el problema de María y su combo no es contigo ni conmigo, es con su propio razonamiento. Porque la vida no se trata de encontrar un camino sin obstáculos, sino aprender a resolverlo a medida que avanzamos; se trata de que decir la verdad no es generar odio; que otros como ella odien la verdad es otra cosa. Lo cierto es que tendremos que aprender a vivir con el hecho de que mucha gente no sólo no admitirá su error, sino que vivirá intentando convencer al mundo de que tú tuviste la culpa. Decía Thomas Paine que argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica es como darle medicina a un muerto, y Chesterton aseguraba que para corromper a un individuo basta con enseñarle a llamar "derechos" a sus deseos y "abusos" a los derechos de los demás. Aprende a distinguir quien merece una explicación, quien sólo una respuesta y quién absolutamente nada. ¡O sea!

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