Claro que en una época electoral siempre ocurren sorpresas que de una manera u otra cambian los escenarios mentales que tenemos para interpretar las situaciones políticas nacionales. Pero creo que los chavistas no estábamos preparados para que un grupo bien representativo de la oposición de derecha tomara el camino de acercarse a nuestra tienda para expresar, en primer lugar su repudio a las pretensiones violentas de la semi candidata y del semi candidato y por otra parte identificarse con las posiciones del chavismo y de Nicolás Maduro.
Es que sorprende por el cambio tan grande que representa en lenguaje comunicacional y político, pasar del ánimo beligerante y confrontacional que caracteriza a la derecha para llegar a un grupo político venezolanista, revolucionario, popular y con un lenguaje donde las palabras, paz, dialogo, comunidad, etc. es de uso común. Solo desde ese punto de vista es un cambio radical.
Pero en la Venezuela que afirmaba que se iba a llegar al final, este cambio de grupo sorprende. A menos que ese sea el final.
Entonces uno se pregunta ¿Por qué ese cambio? ¿Qué está pasando en la derecha venezolana? ¿Sera solamente en la venezolana? Porque se ve como en Ucrania ante lo que parece una capitulación inevitable, de pronto se comienza a hablar de paz y de tratado de paz. Y sorprendentemente la izquierda, que no está preparada, comienza a ganar elecciones en muchos países por lo que se puede vislumbrar un nuevo triunfo del chavismo y Maduro.
En este cambio de la situación política en Venezuela que nadie se adelanta a explicar, algunos factores podrían estar influyendo en esa decisión de los dirigentes de abandonar a María Corina Machado y sus terroristas, siendo para mí entre los principales, que ella es víctima de su propio radicalismo, su ego y seguir las políticas impersonales de los Estados Unidos.
Así vemos que en la continuación de su campaña en Caracas, en lo que sería el acto en la UCV, ni el afrancesado Rago se salvó de la desautorización de la señora y luego han seguido improperios e insultos sin cuenta. La campaña en Caracas continúo como un acto tragicómico.
Pero lo que sí es un elemento común en todas las declaraciones de estos dirigentes que se acercan al chavismo es que no están dispuestos a llevar al país a una nueva tragedia, que no quieren más violencia y que se oponen a un nefasto plan para desestabilizar las instituciones venezolanas. Y la única garantía que se continúe con el ambiente de paz que hoy prevalece es un nuevo gobierno de Nicolás Maduro.
Es también de destacar la fragmentación de la derecha venezolana que se expresa en divisiones internas y falta de cohesión por lo que los diferentes líderes y partidos han tenido dificultades para unirse en una estrategia común contra el gobierno, lo cual no es fácil dado el arraigo popular que este tiene.
En el aspecto internacional debemos mencionar cierto cambio ocurrido en la posición agresora de los Estados Unidos que ha ido muy lentamente abriendo pequeños resquicios al comercio de hidrocarburos, influenciados por la solicitud de Trinidad y Tobago junto con la Shell de permitirles explotar los yacimientos conjuntos con Venezuela. Pero este cambio también refleja un cambio político que tiene su razón de ser en la confrontación demócratas-republicanos en la política interna de los Estados Unidos y donde parece que son necesarios los suministros petroleros de Venezuela ante un mercado con tendencias alcistas.
Estos elementos pueden llevar a algunos dirigentes a evaluar las posibilidades de éxito en las elecciones, junto con la posible disminución del apoyo de Estados Unidos a esa candidatura o el impacto de su propio apoyo a María Corina Machado. Si llegan consideran que la posición del dúo nefasto es insostenible o que no obtendrán beneficios políticos, podría esto influir en su decisión de abandonarla.
Todas estas situaciones se irán aclarando a medida que se acerca el 28 de Julio y no hay medida de fuerza que la derecha pueda hacer para impedir el triunfo del Chavismo y de su candidato Nicolás Maduro, apoyado por el pueblo pobre pero con esperanza y por dirigentes como Diosdado Cabello, Delcy Rodríguez, Jorge Rodríguez y Padrino López.