Una verdadera revolución no tuviera dudas sobre la importancia de cambiar el sentido lógico de la economía. Hoy Maduro dice: “la economía del país más nunca deberá convertirse en una campo de batalla, escenarios caracterizados por bloques polarizados”(2 Ago. Ciudad ccs), lo dice como si la economía tuviera un solo sentido, como si la única economía fuera la capitalista. Si no se cambia el sistema económico, si no se desplaza la propiedad privada de los medios de producción a hacia la propiedad social, si no se distribuye la riqueza para beneficio de toda la sociedad, no hay revolución socialista… ¡¿acaso la economía no es el campo de batalla, por antonomasia, del socialista y del socialismo?!... entonces, ¿cuál revolución está haciendo maduro, revolución de qué está haciendo maduro?, si es socialista, la economía es (junto al espíritu humano) el campo de batalla principal del socialista y del socialismo.
Hoy maduro, junto a su gobierno, solo sabe pelear por razones personales, no para defender una revolución socialista, porque ésta murió con Chávez, ni siquiera para defender a los más débiles y necesitados, sino para defenderse él de su fracaso personal, su gobierno funge como otro agente del capitalismo haciendo fuerza con Mariacorina por administrarlo, gestionarlo, obtener provecho de él.
Revolución sin revolucionarios.
En 12 años, el madurato ha naturalizado el clientelismo como la gasolina moral y política que alimenta la máquina del poder. Hoy es natural escuchar de sus defensores que “ahora nos toca a nosotros” –dicen sin pudor –. Lo importante para ellos es defender el poder, ahora que todos sus clientes pueden aprovecharse de él de forma personal. Atrás en el tiempo, con Chávez, quedaron los ideales socialistas, la solidaridad, el interés por lo que es de todos, solo “adormilados” y clientes del gobierno (enchufados) salen a la calle a defender a Maduro.
La revolución avergonzada de maduro mira detrás del capitalismo, y ahora debe rendirle cuentas a Fedecámaras y al gobierno de Estados Unidos, que exigen ver las actas electorales, porque no se tragan el cuento del jaqueo.
Una revolución de papel, redes sociales y televisión mantiene presos 2 mil personas que protestaban, acusados de guarimberos conspiradores: ¡al fin maduro cumple una promesa! No obstante, esos 2 mil presos solo sirven para asustar, o tratar de asustar, a los que protestan. El gobierno tiene miedo. La presión para que entregue las actas y se cuenten los votos viene de todos lados. Fedecámaras, Estados Unidos y Europa, de los otros candidatos, de más de 5 millones de venezolanos y casi todos los presidentes de la región.
En el resultado temporal de las elecciones también se lee que la fórmula de entregar el país a los capitalistas no ha convencido del todo a muchos chavistas, que no votaron por maduro, pero, sobre todo, a los capitalistas; que ni los enemigos capitalistas quieren a los traidores, porque ellos más que nadie saben que los felones no son confiables. Ahora caen en su propia trampa pragmática (o de amoralidad pragmática), ahora es cuando sienten el peso de la traición.
Es más fácil reprimir que educar; el más fácil corromper que formar consciencia con el ejemplo, llevando una vida cercana a la verdad, sin engaños y mentiras, más fácil es dar órdenes y olvidarse de si se cumplen o no; cualquiera grita y da órdenes, cualquiera se autocalifica de lo que no es, es más fácil que ser. En una revolución socialista no existe el camino fácil del pragmatismo, de “cambiar” para que nada cambie, ahora estamos viendo las consecuencias de la traición a Chávez y al impulso socialista: un puñado de oportunistas aprovechadores emboscados.