El madurismo vive sus últimos días, y sus estertores son muy peligrosos. Escogió a la represión brutal como recurso desesperado y con ella sólo consigue hacer más daño, y reafirmar su condición de pranato, esa especie de dictadura que se inspira en lo más sórdido de las cárceles de comunes. Acude, también, a la mentira, y con ella devela su pobreza de ideas, de proyectos, de ubicación en la realidad.
El madurismo está cosechando su ineptitud, se le agotó la sombra que le permitió vampirizar al chavismo, falsificarlo, utilizarlo para tapar su carencia de estrategia y su voracidad por el erario público. La realidad, el fruto de su gestión de gobierno, lo condena. El éxodo de millones, la pérdida del salario, la liquidación de la salud pública, la educación a todos los niveles, la ausencia de futuro para los jóvenes, todo esto es la prueba irrefutable de la ineptitud del madurismo, de que no se puede gobernar a un país como se dirige un sindicatillo, no se puede ir a ninguna parte con el espíritu del pranato, sólo destruir, no construir nada.
Se le acabó la credibilidad, sus mentiras, que ahora adquieren niveles de chiste, nadie las cree, pasaron los tiempos de los rayos magnéticos, las iguanas electricistas, los grupos extranjeros saboteando la electricidad, el tren de Aragua dirigiendo las protestas. Lo que diga es excelente material para los portales cómicos, los memes.
La represión es más preocupante, allá adentro del madurismo parece que prevalece la fracción más bárbara, la policial torpe, las proposiciones de cárceles especiales para los manifestantes, indican este rumbo que se irá profundizando mientras pasan las horas. Piden cárcel para los dirigentes de la oposición gringa, y como en el poema, nadie dice nada, no es con ellos, ya vendrá la embestida a cualquier disidencia. La represión, necesariamente se extenderá contra los dirigentes de cualquier disidencia; aumentarán los falsos positivos, y los secuestros sin juicio.
¿Para dónde va el país en estas manos?
Si maduro consigue mantenerse en el poder, será a costa de una inmensa represión, de sembrar el fanatismo que la sostenga, y la justificación paradójica, de atropellarlo todo con la excusa de buscar la paz. El país irá hacia el fascismo en su versión madurista. Los llamados colectivos son pilares de ese fascismo que se asoma en el horizonte. El carácter fascista de los principales personeros del madurismo resalta en sus declaraciones invocando prisiones y amenazando.
Si el mariacorinismo asume el poder aflorará, llevada por los vientos del poder, su verdadera condición fascista, su tradicional desprecio a lo diferente, su desprecio por la vida humana, su crueldad, recordemos el incendio de personas por el único “delito” de ser pobres. Derribar las estatuas de Chávez, arrastrarlas, es presagio de lo que harán si conquistan el poder.
De este cuadro se desprende la necesidad de concretar, resucitar, la opción chavista, despojarla de la intoxicación madurista. El chavismo como doctrina humanista, de fraternidad, es la opción para conseguir construir una sociedad donde el humano encuentre condiciones para su realización, la gente se sienta miembro de un colectivo social que la protege, y por el cual merece la pena luchar. Es, en definitiva, el camino para la paz verdadera, el encuentro del humano con su humanidad, como dijo el clásico, para superar la prehistoria y fundar la historia de la humanidad plena. Y, muy importante, es la manera de frenar la deriva fascista del madurismo y la derecha gringa.
¡CHÁVEZ, HUMANIDAD!