La solución

Miércoles, 07/08/2024 04:45 AM

A estas alturas, hoy 6 de agosto de 2024 no se quien ganó las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio de 2024. Unos actores políticos no dicen nada al respecto y uno ni sabe por qué acudieron a la cita electoral aun sabiendo que no tenían ningún chance. Si uno sabe eso, entonces para que perder el tiempo. Pero bueno, queda el beneficio de la duda.  El otro dice que hubo fraude, eso hay que probarlo. El otro dice que ganó, eso, también hay que probarlo. Lo cierto es que el CNE dio un boletín que por la forma como lo hizo, no convenció a nadie y dio muchísimos elemento para la duda. 

El CNE es un órgano que representa a uno de los poderes del estado venezolano, el cual es atípico porque tradicionalmente en cualquier democracia del mundo, solo se habla de tres poderes: el poder Ejecutivo, el poder Legislativo y el poder Judicial. Pero bueno, en Venezuela hay cinco poderes, establecido así, en la Constitución que nos dimos los venezolanos en el año 1999. Siendo el CNE el órgano que representa el poder Electoral, él tiene como característica fundamental su autonomía e independencia. Para revisar la salud de una democracia, debemos apelar a la autonomía de sus poderes, eso lo dirá todo. Es por ello que debemos concluir sin dudar, que el único responsable de la actual situación es el CNE. Su vocero o uno de sus voceros es Elvis Amoroso, su presidente. Quien por cierto no se paga y se da el vuelto, no. El, su presidente se debe al órgano colegiado al cual representa. Pero no solo eso, él debe cumplir con las formalidades de Ley al anunciar, al proclamar y al juramentar al ganador de la contienda electoral. Todo lo hizo mal, no sé si con intención, igual queda la duda. Pero de lo que no se puede dudar es que todo lo hizo apresurado y mal.  ¿Por qué proclamar un candidato como vencedor si todavía faltaban votos por escrutar? ¿Cuál era el apuro y porque el apuro? ¿No podía esperar una semana sin proclamación? Sí podía, porque está en la Ley Orgánica de Procesos Electorales. Las consecuencias de su acción allí están. Pero lo más grave es la pérdida de confianza y credibilidad en el órgano electoral. Como dirían muchos, lo que hicieron con las manos, lo desbarataron con los pies. Gracias a su accionar, Venezuela toda entrará en una nueva fase de inestabilidad y confrontación aun mayor de la que había. A estas alturas con el agua derramada ya no es mucho lo que se puede hacer. No se va a convencer a nadie de quien es el ganador. Cada quien acoge una narrativa. El trabajo que debió haber hecho el CNE no lo hizo. Ahora bien, ¿no era el mejor sistema  electoral del mundo? ¿No estaba blindado contra todos los males, ataques, sabotaje, etc.? Quedan muchas preguntas sin respuestas.

Ahora bien, dicho lo anterior, de lo que no debe quedar ninguna duda, es la vocación democrática del pueblo venezolano, del pueblo humilde, tierra adentro, de pueblo salido de las catacumbas. El pueblo salió a votar en sana paz  y cumplió con su parte del trato: ejerció su derecho al voto. Eligio un presidente. Lamentablemente el Poder electoral no cumplió, ni lleno las expectativas, ni estuvo a la altura. Por el contrario, nos acercó a un abismo. 

El gobierno en ejercicio habla de un golpe de estado y de que nunca estuvo en el ánimo de la oposición reconocer resultado alguno. Pienso, como lo señalo supra que el único responsable de la actual situación es única y exclusivamente del Poder electoral. También el gobierno estaría dando un golpe de estado en pleno desarrollo  y la Constitución habría perdido su vigencia. Por lo tanto serian dos golpes de estado en desarrollo, cada uno arrimando la brasa para su lado. En todo caso creo que la falla es de origen. En Venezuela se perdió la democracia, no de ahorita y por la coyuntura electoral, sino desde hace ya bastante tiempo, al perderse los principio que sustentan cualquier régimen democrático. A saber: EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD ADMINISTRATIVA, EL PRINCIPIO DE LA DIVISION DE PODERES, LA TUTELA JUDICIAL, LA INDEPENDENCIA JUDICIAL, LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y HUMANOS. Todos ellos son los principios que integran el estado de derecho. Llegados al punto donde nos encontramos, difícilmente se podría hablar de la existencia de ese estado de derecho.

Ahora bien esbozadas las líneas anteriores, es bueno destacar las condiciones en las cuales el actual gobierno decidió ir a elecciones. Digo decidió, porque si bien la CRBV establece lapsos, esos lapsos deben cumplirse en condiciones normales y este país hace tiempo que no es normal. Pero esa anormalidad la han impuesto ambos bandos en disputa por el poder político. Pregunto: ¿Quién en las condiciones impuestas por agentes externos al actual gobierno hubiese ido a un proceso electoral? Yo no lo hubiese hecho, y sí por el contrario habría sido sincero y manifestado mis condiciones para acudir a la cita: sin sanciones y sin precio sobre mi cabeza. Pero nadie dijo nada y nadie defendió el derecho soberano de un país a normalizar su vida económica, social y política para poder acudir a elecciones como señalé.

A la final es un problema de soberanía y de supervivencia. No sé quién fue el que piso el peine. Todos sabían que estas elecciones no eran normales y que romperían cualquier esquema. ¿Quién dejaría el poder, si sabe que al dejarlo le van a zampar?  Hay un menor costo  permaneciendo en el poder. 

CONCLUSION.-

A estas alturas no valen argumentos para convencer a fulano de la opción ganadora. No hubo ganadores y el país perdió en su totalidad así como perdió credibilidad el órgano electoral. Se perdió todo, incluyendo la confianza en las instituciones del estado, en los poderes del estado. Una posible solución sería que renunciara la actual directiva del órgano electoral, que se repitieran las elecciones para el mes de diciembre, condicionadas a que se levantaran en su totalidad las sanciones, incluyendo el precio de la cabeza del alto gobierno que gústele o no a quien sea, es el gobierno y es quien ejerce el poder en forma fáctica. Se trata de encontrar una salida, tal vez con la intervención de un tercero que modere. Es hacer uso de los medios alternativos de resolución de conflictos  tales como la negociación, la mediación, la conciliación o el arbitraje. En otros países, en peores condiciones lo han hecho, con excelentes resultados. Lo contrario es profundizar la crisis, la perdida de legitimidad de origen del gobierno y su atrincheramiento. Amanecerá y veremos. El mundo nos está viendo raro.

 

*Ingeniero, Profesor y gremialista Alonso Padrón

 

alonsopadroningenieriaucv@gmail.com

 

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