La diplomacia venezolana en la coyuntura actual electoral

Martes, 20/08/2024 05:59 AM

La diplomacia de paz no es un simple refrán, es necesaria la proactividad para mantenerla.

Las bases de la diplomacia venezolana.

Como norma jurídica suprema, que establece los límites de todo el ordenamiento jurídico vigente en el país y reafirma el compromiso inequívoco de la República Bolivariana de Venezuela con los principios de la solidaridad y la cooperación. El preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) expresa claramente la intención de establecer una sociedad que: …promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos….

El estado venezolano ejerce su política exterior bajo la dirección del presidente de la República, y en concordancia con el art. 152, promueve la cooperación bajo los principios de independencia e igualdad entre los Estados.

Artículo 152. Las relaciones internacionales de la República responden a los fines del Estado en función del ejercicio de la soberanía y de los intereses del pueblo; ellas se rigen por los principios de independencia, igualdad entre los Estados, libre determinación y no intervención en sus asuntos internos, solución pacífica de los conflictos internacionales, cooperación, respeto de los derechos humanos y solidaridad entre los pueblos en la lucha por su emancipación y el bienestar de la humanidad. La República mantendrá la más firme y decidida defensa de estos principios y de la práctica democrática en todos los organismos e instituciones internacionales.

Igualmente, la Constitución establece en los artículos 154 y 155 las bases legales para los convenios y tratados.

Artículo 154. Los tratados celebrados por la República deben ser aprobados por la Asamblea Nacional antes de su ratificación por el Presidente o Presidenta de la República, a excepción de aquellos mediante los cuales se trate de ejecutar o perfeccionar obligaciones preexistentes de la República, aplicar principios expresamente reconocidos por ella, ejecutar actos ordinarios en las relaciones internacionales o ejercer facultades que la ley atribuya expresamente al Ejecutivo Nacional.

Artículo 155. En los tratados, convenios y acuerdos internacionales que la República celebre, se insertará una cláusula por la cual las partes se obliguen a resolver por las vías pacíficas reconocidas en el derecho internacional o previamente convenidas por ellas, si tal fuere el caso, las controversias que pudieren suscitarse entre las mismas con motivo de su interpretación o ejecución si no fuere improcedente y así lo permita el procedimiento que deba seguirse para su celebración

En el ámbito internacional también es necesario hablar de La Ley de Cooperación internacional (1958)

En el Capítulo I, en su declaración preliminar expresa:

Artículo 1º.- La nación venezolana reitera el principio de que la cooperación es el medio más conveniente para fortalecer los vínculos entre los países y, en función de ello, declara su propósito de contribuir a hacer efectiva esa cooperación mediante fórmulas prácticas para la solución de problemas que afecten el bienestar de los pueblos.

Con la llegada del presidente Hugo Chávez, la diplomacia venezolana cambió, y las relaciones internacionales pasaron de una casi exclusividad con Occidente a una diversificación con otros países, la República Bolivariana de Venezuela en esos tiempos desarrolló una expansión en las relaciones con un número creciente de naciones, logrando así una importante y significativa presencia en la escena internacional, en el libro amarillo del 2001 de nuestra Cancillería podemos leer:

Se actúa de acuerdo con los propósitos y principios de la Constitución Bolivariana de Venezuela y en consonancia con las líneas generales del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 2001 – 2007, en el contexto del Equilibrio Básico titulado "Fortalecer la Soberanía Nacional y promover un Mundo Multipolar."

Además, se impulsó la cooperación Sur – Sur en defensa de la OPEP y la ampliación y consolidación de las relaciones bilaterales del país.

Roy Chaderton Matos en el 2002 ante la Asamblea Nacional, sintetiza en dos párrafos la política exterior (Libro Amarillo, 2002).

"La política exterior se orienta a la búsqueda de nuevos espacios para Venezuela en función de rescatados valores políticos, sociales y éticos".

"Se confirmó nuestros redoblados esfuerzos por defender los intereses irrenunciables de Venezuela por contribuir a la integración y avanzar de manera firme hacia la consecución de una sociedad internacional más democrática, justa y equitativa, en sintonía con los preceptos constitucionales Bolivarianos".

Además, nuestra Cancillería también profundizó sus relaciones con pueblos de diplomacia olvidada como la República Popular de Laos, Tayikistán, República Democrática de Timor Oriental y la República Democrática de Vietnam.

Asimismo, es obligatorio mencionar, que la RBV ha mantenido durante toda su existencia, relaciones exitosas y de desarrollo con China y Rusia, y en poco tiempo se espera las relaciones se hagan más dinámicas con todos los miembros de los BRICS.

Como se puede apreciar, existe una interesante y robusta configuración de los lineamientos en política exterior, pero en los actuales momentos donde la RBV se ve acechada por un ataque cibernético nunca visto, agresiones de países occidentales, y posiciones oscilantes de algunos países progresistas, es fundamental que nuestra diplomacia pase de la fase pasiva, declarando solo que nuestra diplomacia es de Paz, a la fase proactiva donde se deben ejecutar un sin número de acciones en defensa de esa Paz.

Pasar a la proactividad se puede lograr de dos formas, la primera es dejando que los embajadores y miembros del cuerpo diplomático de cada embajada, ejecuten acciones en defensa de Venezuela, para ello, los embajadores deben dejar la diplomacia tradicional pasiva de recepciones y cócteles, conmemoración de algunas fechas patrias, y la administración de la misión donde se encuentren, es necesario que cada representante de nuestro país, desarrolle actividades en defensa activa.

Seguramente el lector se preguntará ¿cuáles?, por ejemplo, mantener informados de la realidad a los diferentes medios de comunicación y otras misiones diplomáticas, estrechar lazos más fuertes a nivel local con las embajadas aliadas, mantener una lectura constante de lo escrito en prensa y redes, ejercer el derecho a réplica en caso de ser oportuno y necesario, mantener contacto con los líderes y cuadros medios, de los diferentes partidos políticos del país donde está, igual cercanía debe tenerse con los dirigentes de las centrales trabajadoras, organizaciones culturales, deportivas entre otras. Organizar conferencias desmontando los planes de la derecha, participar en las redes sociales con declaraciones y argumentos claros de lo que sucede en el contexto electoral actual, entre otras.

Claro está, que muchos embajadores, los cuales son competentes, ya que para ese cargo fueron designados, son cautelosos debido a lo delicado de ser un embajador plenipotenciario en otro país y temen salirse de lo delineado por la Cancillería, recordemos que en un mundo globalizado y cada vez más complejo, es fundamental que nuestros representantes diplomáticos cuenten con las herramientas necesarias para desempeñar sus funciones de manera eficiente. En este sentido, se recomienda al señor Canciller brindar las facultades necesarias para que nuestros embajadores puedan actuar con mayor autonomía y eficacia en sus respectivas misiones diplomáticas, fortaleciendo así la presencia de nuestro país en el escenario internacional.

La segunda alternativa es que la propia Cancillería elabore un fascículo, donde se indica a todas las sedes diplomáticas, las acciones a seguir para convertirse en misiones proactivas de diplomacia Bolivariana, con sus especificaciones concretas en extensión y límite para la coyuntura actual.

Recuerdo a nuestro comandante Hugo Chávez, que no se cansaba de decir, "No esperen que los problemas los solucione yo en persona, cada alcalde, cada gobernador, cada ministro, cada revolucionario, debería de actuar y no esperar que el problema llegue a mis manos." (nota propia). Con esa misma filosofía debe de actuar la Cancillería, confiamos en que todos nuestros representantes saben desempeñarse en el ámbito de la diplomacia, así que lo cortés no quita lo valiente, digamos nuestras verdades con toda la elegancia posible, pero pasemos del refrán, nuestra diplomacia es de paz, a las acciones necesarias para consolidar nuestra revolución, nuestro proceso de cambio, tanto adentro como afuera del país.

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