El avión, el Esequibo, el autoengaño y la hostilidad madurista

Domingo, 15/09/2024 06:18 AM

El madurismo llegó y lo primero que hizo fue derrumbar los pilares que lo sustentaban, comenzó a cortar la rama que lo sostenía. No supo valorarse en sus atributos y en sus defectos. Se embriagó de poder. Perdió la base ideológica, la organización social, y a los mejores cuadros, todo quedó atrás, descabezados por la guillotina de la soberbia y la mezquindad.

Al final, el resultado no podía ser otro que un inmenso desastre, la demostración de que gobernar es un asunto de corazón, coraje, y, más importante, de talento cultivado. Frente a este desastre, el madurismo tomó la opción de la represión, la mentira y el enfrentamiento interno y externo. Difícil encontrar un gobierno tan torpe en sus relaciones internacionales, pelean hasta con su sombra, el aislamiento dramático. Su torpeza en la geopolítica es legendaria, sus argumentos parecen las razones de un azote de barrio.

Hoy, el madurismo, es víctima de su propio engaño, secuestrado por su propia soberbia, tomó el camino de la confrontación controlada, de mentirita, no da para otra cosa, y cada día se hunde más en esa ciénaga. Pelea con furia por un avión, llama ladrón al Presidente de Santo Domingo, con ese show quieren suplir el patriotismo que no han tenido con el Esequibo. Con el petróleo que produce el Esequibo en un mes se podrían comprar cerca de 100 aviones de esos que hoy es uno de los centros de la política internacional del madurismo.  

Ya no se acuerda de musk, su enemigo ahora es España, piden romper relaciones, mañana será Lula, después milei, hasta que un día caiga en cuenta que estaba peleando con su imagen y semejanza, comiéndose su propio cuerpo, fagocitando su alma. Y cuando de él solo queden escombros, se retirará plácido al olvido histórico.

En estas circunstancias, la dirección del madurismo la toman. Los voceros belicosos, el que más grita, el que más amenaza, el que más inventa medidas punitivas, ese destaca. Allí en la dirección del madurismo hay una competencia por liderar la confrontación, por aparecer más duro que ninguno. Ahora desde la garita de ministerio, diosdado, dispara a diestra y siniestra, tiene el despreciable mérito de ser el inventor de la operación “tun tun”, y los miércoles en la noche su programa de televisión es un tribunal especial de guerra, allí condena sin juicio previo a la disidencia.  

En otra trinchera, armado con la fuerza de una rara asamblea donde no se discute,  ataca jorge, con más injuria, pero igual desesperación, transforma su tirria en leyes vaporizadas.

Más allá, pero en el mismo campo de confrontación encontramos a tarek, franco tirador, los objetivos vienen de miraflores, y él con obediencia les dispara a placer.

De todo este cuadro surge una pregunta ¿Para dónde va el madurismo?

Esta beligerancia indica el agotamiento del madurismo, no tiene talento cultivado, allí reina la mediocridad, no tiene corazón, se le metalizó, no tiene el coraje de las decisiones difíciles, las que indican retirada. Escogió el camino de la confrontación desesperada, sin tener fuerza para de ella salir airoso. Su destino, inevitable, es una derrota triste. Pero antes, dejarán el campo lleno de sufrimiento, “de sangre, sudor y lágrimas” innecesarias.

Hay que prepararse para días de incertidumbre, de terreno propicio para el surgimiento de los monstruos. El país se desdibuja, se licua en nuestras narices. Hay que tomar medidas rápido o la barbarie acabará con todo.

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