La "querencia" es una palabra primorosa que se refiere un afecto inexplicable o un estado emocional, o un lugar, al que uno se siente profundamente ligado, es como un rincón especial donde te sientes en casa, seguro y en paz. Tiene mucho de apego hacia algo o alguien que nos evoca una profunda conexión emocional y un sentido de pertenencia. La utilizamos a menudo para describir ese rincón especial en el que uno se siente integrado, amado y en armonía. Nos da nuestro ser y nuestro razón de ser o lo que fuimos.
Es evocación, recuerdos, momentos significativos de la vida, puede ser la casa de la infancia que siempre evocamos, un parque donde solíamos jugar o incluso la cocina de tu abuela, donde el aroma de la comida nos envolvía sin que nos diéramos cuenta y sin saber que estamos creando un paisaje emocional al que estábamos integrados. Nostalgia y calidez es lo que encapsula la querencia, con lo que fuimos o con alguien que ya no está. Refugio emocional que nos brinda consuelo e identidad en tiempos de incertidumbre.
La querencia también puede aparecer en relaciones interpersonales en la conexión que sientes con un amigo cercano, un familiar o incluso una pareja. Es esa sensación de que, sin importar lo que suceda en el mundo exterior, siempre hay un lugar seguro al que puedes regresar. Este vínculo emocional es fundamental para nuestro bienestar, ya que nos proporciona apoyo y creencia en un amor incondicional.
En un mundo que a menudo se nos viene encima caótico y desolado, la querencia nos recuerda la importancia de encontrar y cultivar esos espacios y relaciones que nos nutren. Nos invita a reflexionar sobre lo que realmente valoramos y a buscar esos momentos de conexión genuina y especial. Aunque muchas veces no nos damos cuenta de su valor y de todo lo que nos alimentó en ese ayer vivido.
La "querencia" en el contexto venezolano se refiere a un profundo sentimiento de apego y amor hacia nuestros lugares, nuestras comunidades y sus culturas y se siente como la conexión emocional que muchas personas sienten hacia su tierra, sus tradiciones y su gente. En Venezuela, este concepto la hemos ligado mucho a la belleza natural del país, su música, su gastronomía y, por supuesto, a la forma de ser de la población. La querencia la perciben en la nostalgia que sienten los venezolanos que han emigrado, recordando con cariño su hogar y las experiencias vividas allí.
A pesar de los desafíos económicos y sociales que enfrenta Venezuela, el espíritu de su gente sigue siendo resiliente y resistente ya que la querencia venezolana por la tierra, la cultura y las tradiciones se mantiene y todos hacemos esfuerzos por renovarla y por su renacer en estas condiciones difíciles. Así que aceptando los cambios que traen los tiempos, se sigue reflejando en la música, la gastronomía y las costumbres que se mantienen vivas en el corazón de los venezolanos, tanto dentro como fuera de sus fronteras.
Hoy, muchos venezolanos se encuentran en el extranjero, llevando consigo su identidad y su amor por su patria. La diáspora ha creado una comunidad vibrante que celebra la cultura venezolana a través de encuentros, reuniones y la difusión de nuestra rica gastronomía, como las arepas y el pabellón criollo. Este sentido de pertenencia y conexión con sus raíces es una forma de mantener viva la querencia, a pesar de la distancia.
En el país, la querencia se manifiesta igualmente en la lucha diaria por un futuro mejor, no nos rendimos ante los atropellos de la delincuencia hamponil de la derecha organizada. Las comunidades se unen para apoyarse mutuamente, compartiendo recursos y creando redes de solidaridad. La esperanza de un cambio socialista y venezolanista sigue siendo un motor que impulsa a trabajar por la recuperación de esta nación.
En resumen, la querencia venezolana hoy es un testimonio de amor y resistencia. Es un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, el vínculo con la tierra y la cultura perdura, alimentando el deseo de un futuro más próspero y lleno de oportunidades para todos.