Es el momento de darle gobernabilidad a la Nación, sin embargo, opositores y chavistas, nos preocupan.
El asunto está, que no es el momento de preocuparnos, sino de ocuparnos. En lo filosófico, estos conceptos rondan sobre ser realista y ser sinceros-
En estos 24 años de chavismo, el chavismo se ha ocupado en destruir las esperanzas de las bases populares, sosteniéndose en burócratas de cafetín, haciendo de la esperanza social, una quimera. Ante esa realidad construida por ellos, hoy andan preocupados, por no haber sido sinceros.
En estos 24 años de chavismo, la oposición se ha ocupado y preocupado. Al no tener suficiente fuerza en las bases populares, se sostuvo en la mentira y el truco político, apoyados por fuerzas externas, para sumar fuerza popular y asumir el poder.
La oposición ha tenido dos aliados, una externalidad política xenófoba anticomunista, más la burocracia nefasta del chavismo, de esta manera han venido construyendo su realidad buscada. Con este panorama y un liderazgo difuso la ciudadanía venezolana se movilizó pacíficamente el 28 de julio para expresar sus preferencias-
Una oposición, que, por años, como error político, habían pedido abstención e inhibición al voto e impedido una movilización pacifica masiva. Asegurados de que el chavismo estuviese herido políticamente, aceptan ir a la contienda. Este 28 de julio se enfrentaron ladrones políticos, uno herido y el otro sostenido en una realidad y sinceridad difusa y en el medio de ello un pueblo lleno de pensamientos discordantes
El pueblo venezolano ronda en ese dilema, estar en medio de dos ladrones políticos, y fue así, que este 28 de julio, elecciones presidenciales, solo se movilizaron 10.500.000 de 21.392.464 registrados. El 50 % de los venezolanos no asistieron a votar, una gran parte por estar fuera del país y la mayoría por haber perdido la esperanza en los políticos que luchan por el poder. Un 50 % de la ciudadanía que se movilizó pacíficamente, pero no masivamente.
De este parte participante, de los 21.392.464 registrados, el chavismo anuncia cinco millones para ellos y cuatro, para los opositores. Los opositores anuncian tres millones para los chavista y seis millones para ellos.
Si nos vamos a los números ambos fueron rechazado por un 75 % de la población votante.
Cualquiera que asuma el poder, en este dilema entre ladrones, por más pequeño sean los números, les haría legales, más les coloca en una legitimidad y permanencia en el poder, dudosa.
Si nos basamos en los números establecidos por los chavistas y la oposición en este 28 de julio, más la duda de la veracidad de los datos, llegamos a la conclusión de que ganó la desesperanza, desesperanza de todos, del 50 % que votó y el 50 % que no lo hizo.
Dirigentes opositores y chavistas, parecieran no tener diferencias numéricas, en cuanto al rechazo por el pueblo, pero indica algo más que ello, los números y la historia, muestran, que ambos no tienen diferencias moralmente relevantes
En este momento, el punto está, que olvidando por un rato como chavistas y opositores se han comportado, o la relación numérica exprese, tenemos una realidad, productos ambas de la soberbia y la mentira, un resultado que en este momento debe ser dilucidada con hechos y con ética, de lo cual carecen los contrincantes en discusión de este 28 de julio pasado.
Ambos, se pellizcan por el buen aplicar de los números, sin mirar que ello es producto, de una no aplicación de valores éticos, en donde ambos bandos en disputa los han violentado.
Hoy los venezolanos esperan, pacíficamente y masivamente, que el camino de lo ético, sea el camino a asumir en esta decisión. La solución radica en cuestiones de valores, más allá de lo que hayamos hecho o realizado cada uno en estos 24 años, a favor o en contra el pueblo venezolano, o el mismo hecho sucedido en cada mesa este 28 de julio.
Revisarnos, debe ser el compromiso para resolver y tomar una nueva agenda para la población venezolana, es la hora de aclarar principios, de la moralidad política, que nos obligue a reflexionar sobre los puntos concretos y principios de valor, además de las relaciones y posibles conflictos entre ellos. Esa es la vocación de los filósofos morales y políticos
Años difíciles nos esperan, mientras logre construirse una tercera vía con cimientos de moralidad democrática y aceptación de la diversidad humana.