De cara al Congreso del Bloque Histórico (Segunda Reflexión)

¿Qué es la Revolución Bolivariana?

Sábado, 26/10/2024 07:39 AM

…: Construir la vía venezolana al socialismo; construir el socialismo venezolano. En ello se nos irá la vida, toda la vida, pero no me cabe la menor duda de que ese es el único camino a la redención de nuestro pueblo, a la salvación de nuestra Patria y a la construcción de nuestro mundo donde se

haga realidad el sueño de tantos y de tantas, y aquellos de Bolívar en Angostura: La mayor suma de felicidad posible.

Hugo Chávez

 

EL SOCIALISMO BOLIVARIANO

El Socialismo Bolivariano no es una metáfora, mucho menos una consigna; es una propuesta de organización de la sociedad venezolana, convertida en teoría y praxis política, que nos convoca a imaginar su estructuración a partir de una profunda reflexión acerca de los objetivos perseguidos como proyecto de redención humana. El Socialismo Bolivariano, es una frase que resume una nueva forma de hacer política, con ella se expresa el conjunto de reflexiones que precedieron el fraguado del proceso de transformación revolucionaria, que debe conducirnos a la edificación del nuevo Proyecto Nacional Socialista. Es, asimismo, un ejercicio intelectual de alto contenido conceptual, el cual se propone desmontar toda una visión, toda una cultura, sustentada en la teoría de la "mano invisible" de Adam Smith, que colocó al mercado como el sujeto fundamental de la estructuración capitalista; que colocó la ética del mercado, como una ética absoluta. El Socialismo Bolivariano, es un reto a partir del cual estamos edificando un nuevo modelo de sociedad que se estructura desde una lógica opuesta a la establecida por la hegemonía del imperio estadounidense, una nueva forma de vivir, pensada desde Venezuela, para otra Venezuela, una forma de sociedad que trasciende la modernidad occidental, que supera la modernidad capitalista.

El Socialismo Bolivariano, es la formulación de un proyecto social para el presente. Para lo cual es necesario crear una nueva fuerza social. Es la construcción de una sociedad guiada por el principio de la solidaridad humana, antes que por el lucro individualista; sociedad en la cual, los grupos sociales al unirse y funcionar como pueblo, puedan modificar la estructura política de la sociedad. Es un proceso de rupturas, no sólo con el sistema capitalista, sino con quienes se han creído dueños de ese pensamiento.

El Socialismo Bolivariano, es un nuevo Socialismo, es un nuevo proyecto social, cuya posibilidad de hacerse realidad está determinada por el hecho de entender que los movimientos y organizaciones sociales emergentes, son fundamentales en la construcción de la democracia participativa y protagónica.

El Socialismo Bolivariano, es una reflexión crítica profunda sobre los fundamentos de la democracia liberal, ya que entiende a la democracia como un "proyecto de identidad ética"; por lo que, construir una nueva democracia, que tenga como marco de referencia la relación entre la ética y la política, requiere conocer que es lo que queremos hacer y cómo hacer para que la democracia sea un proyecto de vida. Es, de igual manera, una reflexión sobre la necesidad de vivir libremente, sin represiones; de decidir sobre el modo de existencia del pueblo venezolano, lo cual constituye "el hecho social y cultural más significativo de nuestro tiempo, la aspiración y el derecho más legítimos a los ojos de nuestros contemporáneos".

El Socialismo Bolivariano, es la conformación de un nuevo ethos cultural venezolano, el empoderamiento del venezolano como sujeto fundamental de la sociedad, el agigantamiento del sentimiento de solidaridad, de amor al prójimo, de respeto al otro, el acto humano humanizado al infinito.

El Socialismo Bolivariano es, en definitiva, la construcción de una nueva civilización que se fragua a partir de los más caros principios del humanismo. Que rompe de manera radical con el capitalismo neoliberal, modelo de sociedad cuya ética es el crecimiento económico salvaje. Impulsado por "fuerzas ciegas" generadoras de falsas necesidades. Constituyendo, de tal manera, una nueva forma de criminalidad, que no respeta ni al ser humano ni a la naturaleza.

El Socialismo Bolivariano, para decirlo con Gramsci, como proyecto de estructuración social, hace coincidir a la "sociedad civil" con la "sociedad política", para la conformación de una nueva "alianza social" que se desplace al "terreno de lo ético y lo cultural". Ya que -en definitiva- lo que la hegemonía construye "es una verdadera comunidad de valores", una "voluntad colectiva". Y es allí, precisamente, donde se construye el "bloque histórico" de una formación social determinada, en el marco de sus particulares relaciones sociales, económicas y políticas.

Razones estas que nos conducen a afirmar que la construcción y consolidación del Socialismo Bolivariano, como nuevo modelo civilizatorio para nuestro país, es la tarea prioritaria que tenemos los venezolanos en el presente. De allí, la propuesta del Presidente Nicolás Maduro plasmada en el Plan de la Patria las Siete Grandes Transformaciones (7T. Nets). No como una "receta mágica"; sino, como una hoja de ruta -clara y precisa-, que habrá de conducirnos hacia la construcción de la Venezuela Socialista.

 

LA HEGEMONÍA SOCIALISTA

Hemos dicho que el Socialismo Bolivariano es la construcción de una nueva civilización. Los últimos doce años de Revolución Bolivariana, han estado determinados por el permanente asedio, el bloqueo económico y las criminales medidas coercitivas unilaterales a que hemos sido sometidos, por los gobiernos supremacistas de EEUU y sus lacayos de la Unión Europea. Muchas veces nos preguntamos si habrá una brújula que nos ayude a navegar, en medio de estas aguas turbulentas, y poder llegar a puerto seguro. Encontramos la brújula y el capitán de la nave ha sabido orientarse con las instrucciones que esta le indica. Inteligencia y dignidad han sido principios que, entre ola y ola, nos han permitido surfear la situación vivida y, en el horizonte, comenzamos a ver destellos de nuevos rayos de sol.

La experiencia vivida, en medio de la tormenta, nos decía que debíamos buscar nuevas orientaciones al proceso de construcción de la Revolución Bolivariana. El Plan de la Patria y el Programa de las Siete Transformaciones (7T), propuestas por el Presidente Nicolás Maduro, son la carta de navegación con la que daremos continuidad al largo camino de construcción y consolidación de la Venezuela Socialista.

Cómo hacer realidad las propuestas programáticas de los mismos, es el reto que tenemos por delante. Sobre todo, porque como hemos dicho en otros textos nuestros, el socialismo no es solo un modo de producción; ni la sola socialización de los medios de producción. Concebirlo desde esta perspectiva nos conduce a ser parte de eso que ha sido definido como la "sociedad del crecimiento", una sociedad en la que el pueblo pierde su condición de ser humano. Por lo que, entre capitalismo y socialismo, no existirían diferencias como modelos opuestos. Nuestra visión del socialismo va más allá de este reduccionismo economicista con el cual ha sido presentado, a partir de las formulaciones teóricas diseñadas por el pensamiento soviético, luego de la III Internacional Comunista. Tengamos presente que cuando Marx definió el socialismo lo hizo por sus fines: lo propio del socialismo, escribió, consiste en crear las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales que permitan que cada quien pueda desplegar sus actitudes y capacidades en toda su plenitud. Por tanto, no es posible edificar el socialismo en los marcos de una sociedad capitalista.

Para nosotros el socialismo es una forma de vida, es una cultura en su más amplio sentido, la cual se construye a partir del establecimiento de nuevas relaciones humanas y de poder político; es la socialización integral del pueblo como sujeto histórico.

En razón de ello, los venezolanos estamos llamados a edificar un nuevo socialismo. A pensarlo e imaginarlo a partir de la realidad vivida y de la sociedad que queremos construir, allí reside su originalidad. Por lo que, el socialismo debemos entenderlo como el establecimiento de una nueva hegemonía. Entendida ésta como la forma en que una determinada clase social actúa política, ideológica y culturalmente sobre la sociedad.

Antonio Gramsci decía que, la hegemonía debía ser entendida como el resultado de la relación que se da entre los distintos factores que participan en la lucha por el control político de la sociedad; decía que, la síntesis de los pares: dirección-dominación, fuerza-consentimiento, poder-sumisión, debía ser entendida como la destreza de un determinado factor para dirigir a sus partidarios y el poder para someter a sus contrarios. A partir de entonces, esta categoría analítica viene a explicar con mayor claridad el problema de la dominación; así como también el consenso respecto a esa dominación, el cual se establece a través del sector social dominante, que gira en torno de un aparato político institucionalizado y determinado por una concepción ideológica que le da sustentación.

Gramsci, en su análisis, toma como punto de partida la concepción marxista de la historia; por lo que, la relación entre estructura y superestructura constituye un nudo problemático fundamental para el análisis de las contradicciones subyacentes en los fenómenos sociopolíticos. Para él es, igualmente, de suma importancia, la relación que se da entre el Estado y la sociedad civil; por lo que, se hace necesario conocer el desarrollo histórico de las formaciones sociales para poder comprender la manera como se conforma la hegemonía en una determinada sociedad. Asimismo, estudiar cada caso en concreto para observar cuál es la clase hegemónica predominante en un determinado período del proceso histórico de una sociedad determinada.

Es, en este orden de ideas, como puede entenderse que el Estado constituye el principal agente hegemonizador, a través de sus instituciones o aparatos de dominación. Gramsci, al afirmar que era posible alcanzar la hegemonía antes de la toma del poder, a través de la atomización del "bloque dominante" existente, no hace más que señalar la necesidad de formular una estrategia revolucionaria de nuevo tipo, con miras a la construcción de una sociedad nueva, más democrática.

Es por ello que, afirmamos que el concepto de hegemonía, como categoría de análisis, es un concepto básico en el estudio del funcionamiento de las formaciones sociales, el cual debe ser entendido en un doble sentido:…como crítica a una experiencia anterior y, a la vez, como sentido de futuro. Ya que, como dice Enzo Falleto: La idea de hegemonía fue reinterpretada como construcción de mayoría y la democracia como posibilidad de expresión de la misma,… La noción de hegemonía pasó a estar muy cerca del tema de la formación de consensos. O, como bien lo han dicho Ernesto Laclau y Chantal Mouffe: ...El concepto de hegemonía no surgió para definir un nuevo tipo de relación en su identidad específica, sino para llenar un hiato que se había abierto en la cadena de la necesidad histórica… Ya que,... hegemonía es el principio articulador de una nueva civilización, de la construcción de un nuevo sentido común de las masas, que como tal implica un liderazgo intelectual y moral y no sólo un liderazgo político. Hegemonía es la construcción de nuevos sujetos, no la simple alianza entre sujetos preconstruidos.

Pues bien, teniendo presente las anteriores afirmaciones, decimos que la estructuración de la formación social capitalista venezolana; fue diseñada a partir de los intereses de las clases dominantes, a partir del fraguado del Estado Liberal iniciado con la Constitución de 1864; y, modernizado y actualizado, con la Constitución de 1961. Por lo que, la burguesía nacional, como clase dominante, hizo de la hegemonía capitalista venezolana un ejercicio del poder, a través del Estado liberal y el sistema político partidocrático establecido a partir del "Acuerdo de Punto Fijo".

En tal sentido, la "democracia representativa" fue un modelo fraguado de acuerdo a los intereses económicos y políticos de dicha burguesía, la cual se constituyó en la dueña del Estado capitalista y lo convirtió en un instrumento para la dominación. A partir de estas consideraciones el concepto de hegemonía es ubicado en un nivel político, y va a ser poseedor de los elementos básicos de la construcción del hecho político.

Es por ello que, cuando hablamos de crisis estatal, hacemos referencia a la crisis en una formación social como una totalidad; de manera que, debemos entender que cuando en una determinada sociedad ocurre una crisis económica, esta se refleja y se siente en el sistema político por la relación existente entre ambas esferas; y, la manera como habrá de enfrentarse supone el establecimiento de un nuevo modelo de organización estatal en el cual se incluya a las masas y su participación en el Estado.

Esta estrategia determinó la emergencia de un nuevo estilo de acción política, de una nueva forma de hacer y concebir la política, a través del establecimiento de nuevas instituciones y del fraguado de un sistema político que en su accionar sirviera de mediador entre el Estado y la sociedad.

Necesario es, entonces, el establecimiento de un nuevo marco de relacionamiento entre venezolanos y con la naturaleza. De un nuevo modelo de sociedad que, como dice Edgar Morín, no este guiada por una racionalidad económica, empujada sonámbulamente por una dialéctica de necesidades errantes y fuerzas ciegas. Y, ello, lo podemos lograr. Porque en el Plan de la Patria y el Programa de las Siete Transformaciones (7T), se formulan propuestas concretas e integrales. Se sitúa la realidad que vivimos en perspectiva histórica. Nos planteamos, de cara al año 2030, metas alcanzables.

Ese es, precisamente, el reto que los venezolanos nos estamos planteando. La construcción del Socialismo Bolivariano. Y ello no es cualquier cosa. Es el fraguado de una nueva formación social, de una nueva cultura, de un nuevo ser social, es la edificación de una nueva civilización.

CON QUIÉN HACERLO Y CÓMO HACERLO

En el Preámbulo de la Constitución Bolivariana; y, en el TÍTULO I, referido a los PRINCIPIOS FUNDAMENTALES, están establecidos los principios jurídicos y políticos a partir de los cuales podemos, y debemos, dar inicio a esta nueva fase de transformación revolucionaria con miras a hacer realidad el Proyecto Nacional Bolivariano que, con tanta profundidad conceptual y pasión humanista, nos legó el Presidente Hugo Chávez.

El pueblo es el sujeto fundamental de su realización; y, el carácter irrevocablemente libre e independiente de nuestra Patria, constituyen el fundamento de nuestro patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz, legado de nuestro Libertador Simón Bolívar.

Desde hace unos cuantos años viene seduciéndonos la idea de encontrarle respuesta al por qué los conceptos y categorías que tienen su origen en la palabra pueblo, o hacen referencia al pueblo; así como las acciones sociales, políticas, económicas y culturales emprendidas por él, han sido sometidas a un alto grado de estigmatización que, aun sin lograr precisar con exactitud su significado y sus alcances, son utilizadas para descalificar, desmeritar, condenar, desacreditar, cuestionar a una persona o a un grupo de ellas; a organizaciones políticas, sociales, económicas o culturales.

De igual manera nos ha llamado la atención el por qué la palabra pueblo, como concepto o categoría de análisis, había "desaparecido" en el vocabulario de los análisis de los sistema sociales, económicos, políticos y culturales. Se nos ha hecho creer que pueblo y ciudadanía, tienen el mismo significado. Preocupaciones estas que, algunos piensan, la ciencia social ha dilucidado, pero que, a nosotros, nos parece hoy tienen la mayor de las pertinencias, sobre todo, a la luz de los cambios sociopolíticos que vienen produciéndose; y que, tienen una alta incidencia en la emergencia de nuevas formas de organización social.

El análisis de la formación del pueblo venezolano, entendido como proceso histórico, debe realizarse superando toda suerte de estigmatización del mismo; debe trascender todo determinismo y reduccionismo conceptual, para que pueda ser entendido de manera desmitificada; debe realizarse sin temerle a la rigurosa coherencia lógica.

Pues bien, horadar en lo más profundo del ethos cultural venezolano, de su formación de pueblo, nos permitirá encontrar la explicación a su forma y razón de ser. Estudiar, entonces, al venezolano como sujeto social que ha labrado su propia historia, nos permitirá comprenderlo de manera integral.

Es por ello que, para hacer realidad la reformulación del proyecto socialista bolivariano, debemos avanzar en el proceso de radicalización de la democracia participativa y protagónica. Reconocer que hay distintas formas de participación y protagonismo. Entender que éstas pueden generar diferencias y hasta antagonismos; incluso, confrontación entre adversarios. Es por ello que, cuando Gramsci habla de la cuestión meridional, refiere la necesidad de articular lo diferente y fraguar una voluntad colectiva. Debemos, por tanto, articular los distintos movimientos y sectores sociales y crear una voluntad colectiva como paso previo para la conformación de la hegemonía socialista.

En este empeño, debemos avanzar en la venezolanización de la política nacional; la cual debe tener, como centro fundamental de su estructuración, al pueblo venezolano. Proceso del cual debe emerger una nueva manera y una nueva concepción de nuestra identidad; lo cual es posible alcanzar a partir de un pueblo movilizado, que haga realidad el carácter participativo y protagónico del Socialismo Bolivariano. De esta manera las clases populares, el pueblo, dejan de estar fuera del proceso político. Comienzan a organizarse, se presentan como una clase que aspira al poder político. Necesario es entender, en ese sentido, que la politización y partidización del pueblo constituye uno de los ejes fundamentales de dicho proceso.

Pues bien, definir cómo vamos a lograr construir el Socialismo Bolivariano, es un ejercicio complejo. El pueblo es lo más concreto que existe en la sociedad. A él le corresponde definir y ejecutar las transformaciones que nos hemos planteado llevar adelante. Ello significa, entonces, que la construcción del Socialismo Bolivariano, como objetivo supremo del proceso revolucionario, es su responsabilidad.

En la Constitución Bolivariana, los venezolanos definimos al nuestro como, "un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político". Así como, se establece que el "Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, deberes y derechos reconocidos y consagrados en esta Constitución". Principios a partir de los cuales debemos definir cómo vamos a construir el Socialismo Bolivariano.

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