¿Por qué, el presidente Maduro celebró en el Zulia por Ayacucho y no en Cumaná? ¿Por los susurros acerca del 10 de enero?

Domingo, 15/12/2024 04:49 AM

¿Qué significa la batalla de Ayacucho?

El presidente Maduro, hizo ahora mismo en diciembre, con motivo del bicentenario de Ayacucho, un gesto extraño. Por el significado de esa fecha, gloriosa y trascendente, se hizo presente en un acto en el Zulia y no en Cumaná. Allá, en Maracaibo, estuvo en eso y hasta condecoró a unos personajes quizás meritorios, pero que no parecen los pertinentes dada la fecha y región donde viven. Lo que pareció más bien como una advertencia a algo que pudiera estar relacionado con lo que significa sustancialmente Ayacucho, la unidad territorial y en contrariedad con un supuesto plan de secesión. Lo que significa que, pudiera haber mandado un mensaje con respecto a lo que pudiera acontecer el 10 de enero.

Esto pareciera coincidir con algo que, hace muchos años, he temido. En los tiempos de Chávez, lo olí, pese las muestras estaban muy lejos de casa, mis espacios circundantes y casi llegué a tantearlo en mis análisis. Ahora, desde un tiempo atrás, me ha asaltado la misma preocupación que, con este acto, llega a un nivel tan alto que, temo se haga realidad, aunque sea como intento fallido, por las tristes consecuencias que podría generar al país y a quienes en ello intervengan. Y por esto, recuerdo al presidente estadounidense Andrew Jackson. Quien quiera saber de qué cosa hablo, investigue en la historia de EEUU y analice con juicio imparcial y sereno, lo que acontece en Venezuela. ¡Ojala me equivoque! No hace falta tener amigos informados, de un lado u otro, lo que es demasiado comprometedor para el analista, basta darle libertad a la inteligencia.

Y pienso en los amigos, que lo son y lo seguirán siendo, pese sus equivocadas percepciones, quienes pudieran terminar afectados por tanto equivocarse.

Ayacucho tiene dos significados, uno que todo el mundo resalta y otro al cual se le da poca importancia. El primero Ayacucho implica, en la práctica, la derrota del imperio español en América. Tanto que, el "Virrey" La Serna, léase bien, "el Virrey", el representante inmediato del poder español en nuestro continente, ese día fue hecho prisionero por quién pocos días después sería el Mariscal de América. Es decir, Ayacucho, cierra el ciclo de luchas por la independencia de nuestro espacio, cultura, historia y futuro de España. Significa la consolidación de nuestras repúblicas y marca el inicio del proyecto bolivariano, planteado ya, de manera clara, en "La Carta de Jamaica". La unidad de las "naciones antes colonias españolas".

Porque hay que insistir en esto, Bolívar, sabiendo bien lo que venía, definió de esa manera, "las antes colonias españolas". Y no lo hizo por un simplismo cultural, por esas reacciones derivadas de lo emocional, ni por un insignificante apego cultural, sino porque supo diagnosticar bien el movimiento del modelo que se perfilaba y sabía que, sólo agrupándonos y con un proyecto económico coherente, podíamos asentarnos en el mundo, como un pueblo poderoso y en verdad independiente. Fue un intento de generar un Estado o unidad sólida de Estados con un proyecto económico común, que participase en la competencia con ventajas y no terminase en lo que somos, varios países débiles y sometidos a quienes manejan los capitales y la tecnología.

EEUU generó un conflicto en Colombia, después de haber dividido a la Gran Colombia bolivariana, para terminar, creando una nueva República, Panamá, construir allí un canal, abrir un camino que uniese el mar Caribe con el atlántico para favorecer sus operaciones comerciales, pero siendo cuidadoso de mantener esa vía bajo su estricto control. Si algo nos afecta a los americanos de los países "antes colonias españolas", es la división. Esto está por encima de muchas cosas, tanto como decir, que la unidad, tiene valor trascendente y primordial.

El día 10 de enero, según lo previsto, se inicia el nuevo período presidencial, de conformidad a la constitución. Según el CNE y el TSJ, es decir del lado oficial, organismos que tienen facultad para pronunciarse sobre ese asunto, derivado de los resultados electorales, el nuevo presidente de la República es Nicolás Maduro Moros, lo que significa que éste ha sido reelegido. Del lado opositor, sustentados en unos resultados que, al parecer están en manos de alguien que no los manejó con la debida pertinencia al momento de dilucidar el asunto ante el TSJ, como la encuestadora Súmate, se alega que el ganador fue el señor Edmundo González.

La oposición, si en verdad tiene esas actas, tal como dice, con fuerza probatoria, cometió un grave error al no acudir con ellas al TSJ. Y esta actitud, da fundamento, a quien mira con equilibrio y sensatez los aconteceres, para dudar de la veracidad de esa afirmación. Pese se diga que el TSJ estaba o está predispuesto a fallar en un determinado sentido; su inhibición, no justifica, no le da valor, a los datos que dice manejar. Aunque también contribuye a la confusión, la actitud del CNE, esa de negarse a dar la información en términos que, por lo menos, a buena parte de quienes contra el gobierno votaron, quede satisfecha y hasta convencida.

Por esto último, con insistencia, la que aumenta ligeramente de volumen a medida que corren los días, se asegura que el señor González, será juramentado presidente en Venezuela y tal prédica, se acompaña de una consigna que es muy sugerente y preocupante, por decir lo menos, "Hasta el final".

Como cierto bando opositor zuliano y hasta andino, siempre manejó, en los tiempos de Chávez, algunas veces subliminalmente, otras de manera muy específica, el asunto de la secesión, lo que tomó fuerza después de lo de Serbia y Kosovo y las amenazas en Bolivia, temas que siempre me han llamado la atención y hasta apasionado, como que siempre opté por rechazar esas opciones, vuelvo a citar a Andrew Jackson, presidente de EEUU entre 1829-1837, cuando Carolina del Sur, amenazó con separarse de la Unión, expresó:

"Decir que cualquier Estado puede separarse de la Unión si así le parece, es como decir que los Estados Unidos no son una nación, porque sería un solecismo pretender que una parte de la nación puede disolver su vínculo con las demás partes, en perjuicio de éstas, sin cometer un atentado".

https://deeligiodamas.blogspot.com/2009/03/la-solicitud-de-referendo-del-cle.html

Para Jackson aquello hubiera sido un atentado y como tal un delito, que debe castigarse penalmente y de manera estricta.

Las disposiciones constitucionales son de competencia de todos los ciudadanos, o del todo, como dijera el ex presidente norteamericano, y las partes no se pueden dividir, ni separar del conjunto. De modo que, pretender que una decisión de un gobierno federal o por un referendo aplicado en una región en particular, pero que tendría sus efectos sobre disposiciones constitucionales y, en consecuencia, sobre la nacionalidad, o sobre el todo, lejos de tener valor legal, es algo más que un disparate y un absurdo.

En Estados Unidos entre 1861 y 1865, estalló lo que se llamó "Guerra de Secesión", por el intento de los Estados sureños, donde prevalecía una estructura esclavista, productora agrícola, vinculada al mercado inglés, mientras en el norte, se había ido disolviendo esa relación, dado los cambios habían conducido a una relación predominantemente capitalista, tanto que, en 1863, en plena guerra, Lincoln declara el abolicionismo, pues éste entorpece el crecimiento del consumo y por ende de la producción. La posición del norte y del presidente Lincoln, se sustentaron en los mismos principios defendidos antes por Jackson. Para que una parte de la nación, sujeta por disposiciones constitucionales, se separe, necesita el aval o reconocimiento del todo. Sería necesario que la nación toda, por una consulta electoral, le otorgue a la parte que lo reclama, también derivado esto de una consulta al pueblo, el derecho a separarse.

Por esto mismo, cuando Serbia y Kosovo, optaron por separarse de Ucrania, pese en estas se votó o realizaron sendos actos electorales, de cuya validez nada sé, evalué aquello con el mismo criterio de Jackson ante el intento separatista de Carolina del Sur y los de los Estados sureños, cuando Lincoln, que llevó a la guerra de Secesión. Es decir, según mi parecer, salvo haya alguna disposición constitucional que lo avale, la que parece no existir, esas decisiones de Serbia y Kosovo, de separarse de Ucrania y anexarse a Rusia, no tienen valor legal.

Como no tendría ningún valor legal que, algún Estado o Estados de Venezuela, se separen por su simple decisión. Eso sólo sería posible si los venezolanos todos, en capacidad de decidir, les otorgan ese derecho. Pues como dijo Jackson, "las partes están sujetas a la decisión del todo".

En algunos espacios, ha corrido la información que el señor González, entraría a Venezuela a juramentarse y se ha agregado, sin ningún disimulo, que ese acto se realizaría en el Zulia, dado que allí ejerce como gobernador un opositor, el señor Manuel Rosales.

Según nuestra simple percepción, la ejecución de tan atrevido evento, por sus características, trascendencia, etc., necesitaría el aval de las autoridades de ese Estado. Por una parte, del gobierno regional, con sus respectivas fuerzas, como las policiales y hasta del ejército mismo. Lo que no sería suficiente ni legal, sino un intento de secesión y, en la práctica, al margen de los valores o razones que se manejen, casi una declaración de guerra.

Hasta ahora, me niego a creer que tal drama pueda ser escenificado y hasta deseo no se produzca, porque eso sería agravar más la vida venezolana y generar hasta enfrentamientos extremos entre los nacionales. Y me niego a creerlo, porque, en lo que respecta a las Fuerzas Armadas, es lo que hasta ahora percibo, el gobierno goza con el suficiente apoyo, salvo haya alguien capaz de demostrar lo contrario.

Entonces, no parece fácil al señor González y a quienes, desde afuera y adentro, pudieran llegar a acompañarle y darle el necesario respaldo, llegar al sitio convenido y generar un estado de cosas más allá de una simple "presidencia interina", como la de Guaidó. Y por la experiencia que uno tiene de lo clandestino, y el carácter demasiado amplio que tendría ese acto, desde su planificación misma, no es nada insostenible asegurar que el gobierno ya sabe de los detalles y tiene prevista la respuesta.

Es decir, aparte de los graves efectos que eso pudiera implicar, la supuesta "juramentación y toma de posesión" del señor González, en territorio venezolano, no luce realizable y menos en el Zulia. Pues, es difícil pensar que, el gobernador de ese Estado, un político pragmático, "corrido en siete plazas", como Manuel Rosales, quien pudo haber sido una opción opositora ganadora y en buena medida confiable, con el reconocimiento del Ejecutivo Nacional, de las Fuerzas Armadas y muchos otros espacios, se preste para algo de esa naturaleza. No creo que, quien no logró apoyo y reconocimiento a su candidatura, dada de la inhabilitación de la señora Machado, se preste ahora para una aventura de tal naturaleza.

Además, el interés del capital y gobierno estadounidense, por Venezuela, está centrado en el petróleo y otras riquezas que, mayormente, no se hallan en el espacio zuliano y sus alrededores.

Las circunstancias no parecen favorecer una intervención extranjera, más cuando el acto de juramentación presidencial en Venezuela será el 10 y el 20 siguiente hay cambio de gobierno en Estados Unidos, sin importar que el nuevo presidente será Donald Trump. Si algo hay de cierto es que, Trump, pareciera ser bastante impredecible, dada su irascibilidad, pero parece que eso no es más que una actuación con fines específicos. Pero, si en algo no lo ha sido, es su disposición a eludir confrontaciones que pudieran traducirse en problemas posteriores de mayor magnitud. Ya, hasta ha hablado de estudiar la posibilidad de retirar su país de la OTAN y, además, pese la presencia de Marco Rubio en el Departamento de Estado, sin duda, sabe bien, como normalizar sus relaciones con Venezuela, sin generarse un conflicto innecesario, como una intervención militar, que podría derivar en graves consecuencias.

La caída del gobierno sirio, de manera imprevista, después de tantos años de guerra y el arribo del ex presidente a Moscú, ha sido interpretada, incluso antes de saberse estas noticias, como un acuerdo o negociación que incluye la relativa a Ucrania y Zelensky.

Si bien es cierto que el presidente Maduro no parece gozar del suficiente respaldo entre los gobiernos de Sudamérica, tanto que hasta Lula y Petro se han distanciado y, hasta más que esto, han dado muestras de contrariedad, no creo se imponga la idea de favorecer una intervención militar, como en el pasado solía hacer EEUU, hasta sin pedirle opinión a nadie, pues nuestros pueblos no verían eso con agrado. Y esto, en América Latina, por lo menos de manera directa, con sus militares, no practica desde hace mucho tiempo. Y más cuando en Venezuela, al margen de la evaluación que cada quien haga del gobierno, dentro del ejército prevalece la idea de la soberanía y el pensamiento bolivariano que, en primer término, rechaza la intervención extranjera.

Pero, pese a que Ayacucho es un símbolo de muchas cosas, como del prodigioso talento del "Mariscal de América", también lo es de la unidad; y si alguna ciudad venezolana debería vinculársele a ese histórico acontecimiento, más que Caracas misma, es a Cumaná, la cuna del Mariscal. Pero el presidente Maduro, aparte de los actos de Caracas, prefirió hacer uno en el Zulia, como en el polo opuesto y, además, en una de las últimas provincias en "unirse" a la independencia.

¿Es este gesto de Maduro, una premonición o una advertencia?

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