Los ensayistas, intelectuales, académicos, periodistas y escritores hemos estado buscando en los últimos cuarenta, (40), años un cambio en la percepción de la sociedad política, pero, no en la sociedad civil que, en muchos países a través de leyes, emitidas desde el Consejo Legislativo la mezclaron con la clase militar cuyas funciones específicas son de seguridad del Estado. Desde el gobierno del presidente adeísta Rómulo Betancourt solo hubo algunas transformaciones en la estructura económica y social. Las élites oligárquicas y burguesía aprovecharon esta oportunidad para crear un desafío económico y social que, nos llevó en el transcurso de la historia a un desajuste enmarcado en la racionalidad macroeconómica. Sucumbimos ante la modernidad, aunque sí alcanzamos cierto nivel de desarrollo comparado con la dictadura de Juan Vicente Gómez Chacón, y el gobierno progresista del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez.
El pensamiento moderno se constituye en base al programa cartesiano, para poder auto validarse. De modo que, existe un conjunto de razones instrumentales que nos lleva a la razón comunicacional y teleológica que permita comprender la constitución y el sentido del fenómeno del poder.
De modo que, la retórica humanística de quienes rigen el poder, busca manipular y engañar al pueblo bajo el criterio de algunas aristas fundamentales, en consecuencia, estamos ante el fenómeno de segmentación del poder, desde que el comandante Chávez asumiera el ejercicio del poder central que tenía un carácter transitorio de se seis a ocho años, para luego llamar a elecciones abiertas. Pero, la izquierda mundial hizo que el proceso político en Venezuela se profundizara llamando a una constituyente, ya conocemos los altibajos para llegar a diciembre de 2024.
El mundo ha de cambiar con su género, (hombres, mujeres y niños), humano. Ya no es tiempo de metáforas, cuyo significado filosófico descansa en su capacidad de mostrar la génesis, la tensión y el despliegue mismo del enmascaramiento visto como movimiento y forma constitutiva de la existencia humana. No es tiempo para imaginarios. Los Imperios y potencias exigen petróleo, gas y agua dulce para desarrollarse, y hacer jugadas a menudo ante las máscaras de la benevolencia.
Muchas veces, hemos fallado en el claustro docente, porque el fantasma de la usurpación y la culpa es impuesto por el culturicidio- sentimientos confusos, tácitos, pocas veces verbalizados por sus víctimas-, se reinstalaban y traducida en nuevas prácticas académicas de autocensura. La generación del 69 al 73, ocasiono muchas derrotas políticas, y este fracaso se trasladaba a la desconfianza de convicciones en el aparato teórico- critico que había nutrido el pensamiento y la praxis de esos colectivos, porque la izquierda ha carecido de verdaderos liderazgos en este último tiempo. A excepción de Ernesto Guevara De La Serna, mejor conocido como El Che.
En tal sentido, se busca un debate resaltante e imprescindible para restituir el sentido de una experiencia histórica, y el valor de la palabra frente al silencio y desmemoria.
El viejo chavismo no critica al presidente Maduro, solo expresa el desvío de los aciertos y errores a una fosa común de esas generaciones de izquierda que poco se han interesado por la organización como tal, que incluye lo presente, que aparecían como victimizadas o victimas; en última instancia como endemoniadas, nunca como sujetos sociales y políticos.
Son voces gastadas por el comandante Chávez, su voz es un eco, un mantra que nos lleva a rastrear el camino de los Libertadores. Digo, que es un juego de espejos, llevándonos al origen de sus primigenios y nuestra esencia. Ya, la emoción ha pasado, es el eco de una ideología que nos lleva a una connotación histórica, más allá del discurso sentimental. Chávez, nos revela en su narrativa su potencialidad que es la teleología del placer, el encantamiento de una palabra y sus hechos. Ahora, es un recuerdo, una enunciación de principios lanzados por la borda de una horda de corruptos que no fijaron su obra en el tiempo.
En algunos países latinos se ha aniquilado un compromiso asociado con nuestros jóvenes. Muchos vieron la muerte, violencia, una espuria de los ideales juveniles, atrapados en la perversa red política- simbólica, que construyó en nuestra cultura la teoría de los dos demonios. Sobre todo, se impuso el temor, miedo y el repudio al conflicto y la política. Los cuerpos y voces rebeldes- individuales y sociales- y sus destinos finales solo activaron ese miedo, en la emergencia del conflicto, cuando hay que interpretarlo, como una lectura política- ideológica. Ser militante o parte de una militancia ya supone un peligro y riesgos a suponer, ambos grupos de poder desean imponer el silencio, y para empezar, hay que hacer lo que ellos dicen.
Francis Fukuyama: "En el mundo desarrollado, las burocracias modernas presentan ostensibles diferencias en el modo de captar, formar, promocionar e instruir a los funcionarios públicos. Japón y Francia, aunque llevan acuerdos con Estados Unidos, se les hace difícil y divergente algunos planteamientos en el área diplomática, aunque algunas tareas concilian.
La ceguera política los lleva al fracaso, y estos errores lo caracterizan con épocas del Siglo XIX.
La legitimidad en los procesos y acciones de una democracia no reside, en definitiva, en la corrección de los procedimientos democráticos, sino en derechos y normas previas que provienen de un terreno moral más elevado que el orden legal.
Nos encontramos en un entorno neoliberal agresivo, los mercados nacionales y regionales, resultan pocos competitivos por la ruta de ocupación de sus tierras, tanto de civiles como militares. Es una posición de confrontación abierta entre los grupos que maneja el capital y el dólar legal y paralelo, lo que da lugar a una indisposición en el Tratado de Libre Comercio Internacional que quebranta cierta competitividad, aunque, no somos parte de ello, pero se refleja en el comercio internacional.
Es cuestión de tiempo, la economía alternativa no existe, o no es compatible con la economía del capital. Las generaciones futuras se sienten acorraladas, porque no hay inversiones para emprender un nuevo desarrollo, y el dinero a corto plazo se esfuma, porque no hay un control cierto por el dólar. Aunque, esta unidad monetaria solo aumenta según el stock, vista según el contenido.
En otras palabras, la velocidad de la reproducción material de la economía, tiene que ajustarse a la velocidad de reproducción de la propia naturaleza productiva. La economía de mercado aparece como distorsión de la vida humana y natural, que experimentamos como vulnerabilidad ascendente. El mercado, debe ser ético para obtener ganancias justas, y que el pueblo lo pueda experimentar, me refiero al verdadero Estado de Bienestar, no a caricaturas.
Venezuela, no tiene líderes en competencia económica para darle viabilidad financiera a los mecanismos y herramientas de cumplimiento de las normas laborales, y el funcionamiento de los bienes públicos, solo cuentan con un filósofo que esta en capacidad de argumentar, y darle contenido a la metodología con respecto al comercio, y como funciona con los distintos países en que desean los beneficios del mismo, me refiero a Pérez Pirela, el maracaibero estudioso y graduado en La Soborna. Aquí en Venezuela, los filósofos marxistas y seguidores de Chávez fueron colocados a un lado, y colocaron analfabetas en puestos claves del desarrollo humano y cultural, los cuales venían luchando desde Chávez, quien trajo una imprenta moderna y fundó una red de librerías a precios asequibles.
En Latinoamérica, los burócratas son reacios en arriesgarse, por eso, el Fondo Monetario Internacional, (FMI), no puede ser culpado por las reformas estipuladas en su tiempo correspondiente. Salirse de los canales gubernamentales proporciona un nivel de responsabilidad mucho más alto. Lo que indica, se debe tener cuidado con los detractores económicos. Las burocracias internacionales son vulnerables porque tienen que servir a muchos jefes.