A 56 años de su fundación, la Organización de la Unidad Africana (OUA), hoy Unidad Africana (UA) ha tenido que bregar con grandes desafíos pero también ha obtenido numerosos logros que van desde lograr la descolonización y alcanzar la independencia de sus países.
La organización integrada por 55 países, ha logrado con fuerzas propias trabajar por la integridad, el avance de sus afiliados, profundizar en la estabilidad y la paz en el continente.
Con una extensión de 30 221 000 kilómetros cuadrados, 1 300 millones de habitantes que hablan 2 000 lenguas diferentes, la Organización ha tenido progresos relevantes pese a los años de colonialismo, esclavitud, empobrecimiento, dilapidación de los recursos naturales por corporaciones transnacionales y millonarias ventas de armas a las partes en conflicto, entre otras adversidades.
Tras varios siglos de colonialismo donde primaron las luchas por las independencias nacionales, contra la esclavitud, el saqueo de los territorios y sus riquezas, el continente africano comenzó a liberarse a fines de la década del 50 y principios del 60.
El impulso hacia esas acciones sucedió el 25 de mayo de 1963 cuando 31 líderes africanos se reunieron en Addis Abeba y firmaron la Carta de Principios de la OUA, después de un proceso en el que dejaron a un lado las diferencias regionales e ideológicas que habían sembrado los colonialistas.
Primeramente la OUA se volcó en la ardua tarea de lograr la completa liberación del continente del colonialismo, el apartheid y la discriminación racial.
Los medios occidentales de comunicación, amparados y dirigidos por las antiguas naciones colonizadoras y por las grandes transnacionales que han saqueado el continente, solo hablan o escriben de África noticias o sucesos peyorativos sin exponer los avances sustanciales desarrollados en casi todas esas naciones.
Cuando se piensa en África, debido a esa nefasta propaganda de la prensa occidental, muchas personas piensan en pobreza extrema, subdesarrollo, hambre, tráfico de personas o enfermedades. Esa imagen, aunque no es menos cierta porque cuenta con 38 países de los 50 menos desarrollados del mundo, se debe fundamentalmente a los largos siglos de colonialismo y de neocolonialismo.
Casi todos esos países son ricos en recursos naturales pero se les hace difícil mejorar la vida de sus ciudadanos porque gran parte de las ganancias se las llevan las compañías transnacionales y otra, el síndrome de la corrupción.
Las estructuras económicas africanas son altamente dependientes del exterior, los programas de ajustes estructurales impuestos por Occidente obligan a los africanos a abrir sus mercados a los productos de las naciones ricas, a no subvencionar la producción local y a pagar una deuda externa que en cierta forma colapsa varias economías del continente.
Pese a todos esos inconvenientes, África ha sido la región que más rápido se ha recuperado de la recesión económica mundial y el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) global del 5,7 % en los últimos 10 años, le ha permitido que el Banco Africano de Desarrollo (BAD), el Centro de Desarrollo de la OCDE y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo pronostiquen que el continente logrará un crecimiento promedio de 4 % en 2019 y un PIB de 2,6 billones de dólares antes de 2020.
Según el BAD una de las claves de su crecimiento es la estructura de su población pues son muchos y muy pobres. Mientras en varias partes del mundo la clase media se va reduciendo, en África se esta elevando y alcanza al 34 % de la población.
Ese mismo organismo internacional indica que el número de personas del África Subsahariana que vive en pobreza extrema con menos de 1,25 dólares al día, se redujo del 33 % en 1992 a 23 % en 2018.
Entre las naciones que han mejorado los servicios de infraestructura en las ciudades se hallan, Argelia, Etiopía, República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Djibouti, Angola, Gabón, Senegal, Namibia, Guinea Ecuatorial.
En estos avances ha jugado un destacado papel la Unión Africana, que en 2013 aprobó la Agenda 2063 en la que se fijaron siete Aspiraciones:
1- Un continente africano próspero, basado en el crecimiento integrador y el desarrollo sostenible para erradicar la pobreza y construir la felicidad; 2- Una región integrada, políticamente unida, basada en los ideales del pan-africanismo; 3- Los gobiernos y pueblos deben tener una cultura universal de buena gobernabilidad, de valores democráticos, de igualdad de género, de respeto a los derechos humanos, de justicia; 4- Un continente pacífico y seguro, con mecanismos de prevención y resolución de conflictos que se aplique a todos los niveles para que en el año 2020 todas las armas sean silenciadas. 5- Una África con una fuerte identidad cultural, patrimonio, valores y ética comunes, con respeto por la diversidad religiosa, la conciencia de los pueblos; 6- El desarrollo será impulsado por los pueblos, confiándose en el potencial de los africanos, especialmente sus mujeres, jóvenes, y el cuidado de sus niños; 7- África será un actor global fuerte, pacífico e influyente, con un papel importante en los asuntos mundiales donde primará la unidad y la solidaridad africanas frente a las injerencias externas.
Amplia y llena de desafíos se presenta la Agenda de la Unión Africana hasta 2063 que deberán alcanzar con unidad, solidaridad y perseverancia. Cuba, al igual que lo ha hecho desde el triunfo de la Revolución en 1959, estará al lado de los hermanos pueblos africanos. Habló para Radio Miami, Hedelberto López Blanch.