La venganza del neoliberalismo

Miércoles, 12/06/2019 10:25 AM

Hace unas décadas, cuando ya nadie se atrevía a desafiar el orden mundial establecido por las elites financieras y sus ejércitos imperiales, mucho menos a hablar de socialismo, el comandante Chávez, como gran estratega que era, y previendo las actuales circunstancias donde el mundo se dirige hacia el cambio radical de un orden mundial unipolar y hegemónico a un sistema mundial pluripolar y multicentrico trabajó con pasión para retomar las ideas de Bolívar y conseguir la integración de los pueblos de la patria grande de nuestra América y el caribe para poder tener un peso real y enfrentar estos nuevos desafíos con una sola voz y con la fuerza que esa unión nos daría.

En esos años de progreso de las fuerzas humanistas del continente se crearon la CELAC, el ALBA, el ALBA/T.C.P, PETROCARIBE, UNASUR y se apoyó el desarrollo integral del MERCOSUR, buscando a pesar de los diferentes tipos de gobiernos existentes para la época, una unión entre diferentes que favoreciera los intercambios regionales y pudiera interactuar como potencia con los nuevos centros de poder por venir.

Lamentablemente, las elites financieras occidentales y sus lacayos imperiales también estaban conscientes de lo que significaba el imparable avance de una China en constante crecimiento y de otras fuerzas que venían poco a poco desplazando la hegemonía de los estados unidos y sus socios en Europa.

Los tanques de pensamiento (Los ya famosos THINK TANKS) comenzaron entonces a profundizar y acelerar los análisis y los planes para contrarrestar la situación y afianzar su poder hegemónico. Había que desarticular todo plan de unión latinoamericana y reimplantar un neoliberalismo en esteroides.

Las potencias imperiales y sus corporaciones ya se habían encargado de partir en pedazos y repartirse la madre África, dividiendo a uno de los continentes más ricos en más de 50 países, 48 de los cuales, hoy en día, son los más pobres del planeta.

Comenzando el siglo 21, se produce el atentado de las torres gemelas, un misterioso atentado que hasta hoy sigue generando todo tipo de dudas y especulaciones, esto le dio al presidente Bush vía libre para aprobar su ley patriota y comenzar el desmontaje legal de los derechos civiles de los ciudadanos estadounidenses y las leyes internacionales. El atentado del 11 de sept. Fue también la excusa para lanzar una seguidilla de guerras basadas, como bien sabemos hoy, en burdas mentiras y la manipulación mediática. Esas guerras seguían un plan muy específico, la destrucción de varios estados nación del medio oriente, comenzando con Afganistán e Irak, casualmente en la frontera con Irán, continuando con Libia y luego la republica de Siria. Todos países ricos en petróleo y otros recursos naturales como agua dulce, gas y en el caso de Afganistán, oro, cobre y las famosas tierras raras, además de haberse convertido tras la invasión gringa en el principal productor de opio y exportador de heroína del planeta. Todas estas naciones fueron destrozadas por largos años de guerra, varias de ellas divididas y fragmentadas, todas sumergidas en un constante y violento caos generalizado, todo en el nombre de la "libertad y la democracia" al estilo occidental por supuesto.

Mientras los planes de destrucción y recolonización del oriente medio iban viento en popa, en nuestra América, continuaba la solapada acción de la C.I.A.

Tratan infructuosamente de derrocar al comandante Chávez con un golpe de estado, paros generales y un mal intencionado paro petrolero que le cuesta caro al país, pero el pueblo el venezolano les da una lección de dignidad que las elites no perdonaran.

De allí en adelante la estrategia para terminar de colonizar a su "patrio trasero", colonización que fue temporalmente desarticulada por el ímpetu de las fuerzas progresistas y los movimientos sociales, fue lentamente infiltrando, comprando conciencias y confundiendo a las masas con la propaganda, las noticias falsas y la guerra psicológica. Colombia (al igual que Afganistán después de la invasión gringa) se convirtió en un gigante de la droga y la base principal para el ataque continuo contra la economía venezolana. Los asesinatos de líderes sociales y los desplazamientos forzosos aumentaron exponencialmente (en especial después de la firma del tratado de paz con las FARC y su eventual destrucción por el gobierno de Duque).

Mientras en oriente medio y en África se multiplicaba la violencia y el derramamiento de sangre, en nuestra América se sucedían los golpes de estado parlamentarios. Honduras en el 2009, Paraguay en 2012, Brasil en el 2016, y un tiempo después, la infame traición al pueblo ecuatoriano cometida con todo descaro por el vende patria Lenin Moreno. En todos esos países se instalan regímenes neoliberales que los llevan otra vez a un endeudamiento impagable y a la rápida privatización de todo lo público. La mayor parte de los préstamos del F.M.I., son utilizados para pagar a los acreedores, poco queda para la inversión en infraestructura, mucho menos para el "gasto social". Empieza entonces la ya perenne "austeridad", única cura según los chamanes neoliberales, para solucionar la crisis causada (Según ellos) por una década donde las naciones gastaron demasiado, o sea, invirtieron en salud, en educación y en la promoción de las industrias nacionales. Con la austeridad viene su gran hermana la represión y la inevitable restricción de la libertad de expresión.

Los únicos países que siguieron y siguen resistiendo en NuestrAmérica a pesar de los ataques, intentos de golpe, sanciones ilegales y violencia son Cuba, Nicaragua y Venezuela y por ahora Bolivia que resiste debido a su alta población indígena que se mantiene firmes en su apoyo al hermano presidente Evo Morales y cuyos éxitos en materia económica no pueden ser minimizados ni invisibilisados por las elites financieras.

No nos dejemos engañar, desde hace décadas las elites corporativas, sus títeres en el gobierno gringo y en la unión europea han ido utilizando todos sus métodos para poco a poco ir instalando regímenes neoliberales sumisos a sus órdenes imperiales.

Desmantelaron Yugoeslavia con una guerra basada en mentiras y en el enardecimiento de los sectarismos, miles murieron y las infraestructuras de un país con una industria pujante fueron destruidas sin misericordia. África continuó siendo desestabilizada con guerras civiles y continuos golpes de estado. En todos lados hay un común denominador, recursos naturales y posiciones geoestratégicas. El motivo no solo es apoderarse de los recursos, mas importante para la dictadura corporativa occidental es impedir a toda costa que sus rivales de Rusia y China los obtengan y continúen amenazando la hegemonía del dólar y el fraudulento sistema monetario internacional basado en la deuda y la creación de dinero sin respaldo.

Las naciones que se opongan al proyecto neoliberal deben ser atacadas y castigadas ejemplarmente, aquellas que se atrevan a tratar de cambiar el orden establecido donde estas elites corporativas occidentales siempre ganan, deben ser demonizadas y convertidas en amenazas. Hoy la maquinaria guerrerista de las corporaciones mantiene varios frentes de guerra activos en Yemen, Siria y Ucrania, y se prepara para comenzar otros en Irán, Corea del norte y Venezuela. Tampoco podemos descartar un conflicto bélico con China en el pacifico sur.

Los procesos de demonización y el convertir a las naciones rebeldes y soberanas en amenazas, le sirven a las elites imperiales para incrementar sus ventas de armas a las naciones vasallas, y con eso mantener a flote la economía del norte.

El mundo se encuentra otra vez a punto de ser dividido en dos bloques, amenazado por el fantasma de la guerra total. Hoy el payaso anaranjado, siguiendo las órdenes de los verdaderos dueños del circo, sigue actuando como el patán que es descaradamente desmontando y violando todas las normas y leyes internacionales. Ya es innegable que las elites imperiales de occidente han perdido toda decencia y todo sentido común (si es que alguna vez los tuvieron) quizás su intención real sea seguir sembrando el caos (entiéndase por caos: limpieza étnica, asesinatos masivos, guerra y destrucción) para apoderarse de los recursos de todos y acabar con la mitad de la población mundial para poder mantener sus niveles de vida en la metrópolis capitalista. Tal vez por eso su desesperado afán de apoderarse de todo lo más rápido posible. Si así fuera, el futuro de la humanidad no parece nada brillante.

Queda en manos de los pueblos no solo resistir, debemos quitarnos la venda de los ojos, empezar a pensar críticamente y rebelarnos para detener esta barbarie y salvar al planeta y a la humanidad.

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