A grandes males, grandes remedios
Por: Jaime Richart
Miércoles, 28/08/2019 09:22 AM
A nada conducen esos llamamientos a la cordura desde las tribunas políticas, desde las tribunas académicas, desde las tribunas intelectuales, desde las tribunas de cualquier país por separado o de todos los países del globo. De nada sirve exhalar deseos de justicia, de moderación, de desaceleración de la economía y de desaceleración de la sociedad de consumo… Hay que actuar y actuar con determinación pero también con raciocinio; con el poco raciocinio que nos queda después de haber corrompido la mayor parte del cerebelo el propio sistema.
Ya no hay tiempo para la recuperación del orden natural. Ya no hay tiempo para rectificar. Ya no hay tiempo para el futuro. Hemos llegado ya al futuro. Estamos en el futuro y no hay marcha atrás. El planeta está moribundo. Y si nosotros, la Humanidad, no lo está ya de manera visible e irremisible es porque, como hay enfermeros carroñeros que reaccionan parsimoniosamente cuando hace un buen rato tienen a su vista al enfermo muerto porque disfrutan contemplando a los muertos, los hacedores de este final de los tiempos, que son todos cuantos están al frente de las naciones y de su economía, deliran de placer como espectadores de excepción ante el magno espectáculo del fin de la Historia…