Amlo o Bolsonaro: La Disyuntiva de México

Sábado, 07/09/2019 06:45 PM

1. Disyuntiva de vida o muerte

Mi último artículo, "AMLO y Slim salvan a la 4ta Transformación", publicado en Aristegui Noticias, el 20 de Agosto, generó –en palabras del mejor analista político de México, Guillermo Favela-- "vitriólicas respuestas de los ultras. Llovieron mentadas de madre, encabronamiento irracional como se espera de "analistas" de café con crema. Miles de respuestas, la mayoría de ese tipo de trogloditas." En el twitter de Carmen, la mayoría de los insultos se dirigieron contra ella, no contra mí. No sorprende, cuando se entiende que twitter, que obtuvo ingresos de 909 millones de dólares en el cuartal Q4 de 2018, es esencialmente una cloaca capitalista, donde tiburones mercantiles, trolls, pillos, pendejos y exhibicionistas de todo tipo satisfacen sus necesidades: gran parte de esta fauna, por el éxtasis de convertirse del clásico unperson de George Orwell en una persona, aunque sea solamente virtual. Felicito a Carmen y su equipo por no dejarse intimidar por esas jaurías y aprovecho para aclarar más la esencia de dicho artículo: la sabiduría del pueblo mexicano y su líder, de evitar el triste destino de Brasil, Argentina, Ecuador y Venezuela, bajo el "liderazgo" de analfabetas políticos e ignorantes económicos como Bolsonaro, Macri, Moreno y Maduro. En la actual disyuntiva de vida o muerte de las naciones de América Latina, México ha votado por un futuro soberano y democrático prometedor.

2. Amlo, Bolsonaro y Lenin

Para entender el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador y el actual momento de la 4ta Transformación, hay que recurrir al más grande genio de la ciencia política, Vladimir I. Lenin. Tan grande, que los profesores de las "ciencias" políticas burguesas no se atreven a enseñarlo. "Para que estalle la revolución", decía Lenin, "no basta con que los de abajo no quieran seguir viviendo como antes. Hace falta, además, que los de arriba no puedan seguir administrando y gobernando como hasta entones", y no pueden garantizar un "desarrollo pacífico": las condiciones elementales de "orden" y "legalidad", sin las que "no puede vivir…un país capitalista".

La izquierda dogmática sabe citar esa frase de memoria, pero no sabe aplicarla dialécticamente a la realidad. No entiende, que ese enunciado es el decodificar para los éxitos de los gobiernos criollos históricos de centro-izquierda, de Lula y Chávez hasta Amlo. Y, por supuesto, para la lógica de su ocaso. De hecho, Vladimir I. Ulianóv identificó la Madre de todas las rebeliones y transformaciones estructurales de la política, fueran revolucionarias, reformistas o evolutivas. La historia reciente de Brasil y México lo ejemplifica bien.

3. La Clase Dominante se divide

El rebelde político Andrés Manuel López Obrador y el obrero metalúrgico desarrollista Ignacio Lula da Silva fracasaron en sus primeros intentos, de llegar al poder vía elecciones y desde la izquierda. El tercer intento de Amlo (2018) y el cuarto de Lula (2002), sin embargo, fueron exitosos. ¿Por qué? Porque en ambas naciones se presentó la correlación de fuerzas, que Lenin describe como requisito imprescindible para la transformación estructural de un régimen establecido. En ambos países, la clase dominante había impedido la llegada constitucional al poder de reformadores populares, porque temía por la estabilidad de su dominación de clase y acumulación de capital. Pero, cuando sus propios operadores presidenciales y políticos ya no pudieron garantizar las condiciones elementales de "orden" y "legalidad" del sistema, las élites dominantes se dividieron y la fracción más poderosa permitió el acceso constitucional controlado de los reformadores populares al poder. Era una apuesta sin riesgo. Siendo dueños de los poderes fácticos de la nación --los medios, la justicia clasista, el episcopado, el sistema educativo, los militares y el apoyo imperialista-- podían corregir cualquier desviación indeseada del nuevo gobierno, sin mayor problema.

4. La lección del Fin de Lula

Fue entonces, cuando en Brasil apareció en la escena Don José Alencar, Presidente de la Federación de Industrias de Minas Gerais, Vicepresidente de la Confederación Nacional de Industria, ferviente seguidor de la evangelista pentecostal Iglesia Universal del Reino de Dios y mega empresario textil, para convertirse en el autor principal de que Luiz Inácio Lula da Silva ganara la presidencia en 2003, tejiendo la alianza con el gran capital brasileño y quedándose como vicepresidente en esa cohabitación lusitana. Con la errática sucesora de Lula, Dilma Rousseff y la involución estructural del PT, se rompió esa alianza estratégica. De tal manera, que las fracciones golpistas pudieron realizar el golpe de Estado con la corrupta justicia clasista brasileña, que puso a Lula en la cárcel y a Bolsonaro –apoyado por los televangelistas dirigidos por el imperialismo estadunidense (Pat Robertson), la descerebrada clase media brasileña, el cretinismo parlamentario y las fuerzas militares-- en el Palacio do Planalto. La lección del ocaso del PT y su triste desenlace es obvia. Cuando una fuerza popular llega a la presidencia sobre una alianza con sectores de la clase dominante, necesita mirar siempre hacia abajo, para mantener su base de masas, y hacia arriba, para evitar la ruptura con los sectores de la elite dominante, que le permitieron arribar al Palacio de Gobierno. Ese acto de equilibrismo es la precondición de su estabilidad y cualquier desviación hacia un lado u otro, significará su fin.

5. Amlo o Bolsonaro

Amlo fue exitoso en su tercer intento de llegar a la presidencia por la misma razón que Lula en la cuarta: la catastrófica situación del país y la incapacidad de las diferentes fracciones del Gran Capital azteca, de proporcionar un reemplazo neoliberal posible. El gran empresario agroindustrial Alfonso Romo, con un perfil semejante al de José Alencar en Brasil, fue el catalizador de la cohabitación azteca y fue premiado con un cargo comparable al de Alencar en el gobierno de Lula: Jefe de la Oficina de la Presidencia. Todas las maniobras del capital mexicano anti-Amlo y sus operadores políticos del PAN, para neutralizar la campaña de Amlo, fracasaron por tres razones: la popularidad del candidato, la oposición del grupo hegemónico del PRI al golpe blando y la comprensión de sectores gran-burgueses más preclaros, que el país se encontraba en una crisis estructural como la de Brasil en 2002. Que

sólo una alianza entre poderosos sectores "desarrollistas", cuyos intereses de acumulación de capital están vinculados al mercado interno, y el equipo electoral López Obrador-Romo, podía salvar la paz interna del país. Esa alianza aisló a los talibanes que querían, y siguen queriendo, sustituir a Amlo-Romo por un títere neoliberal como Bolsonaro o Macri, sin que les importe la inevitable destrucción del país, que observamos en ambos países. Esa es la razón, por la cual Amlo llegó electoralmente a la presidencia. Y, por supuesto, también del encabronamiento de "analistas" de café con crema y reaccionarios anti-patrióticos contra Carmen Aristegui.

6. Muita terra para pouco índio

Si Amlo no hubiera aceptado la alianza con el gran capital desarrollista y su hegemón Carlos Slim Helú, tendríamos hoy un Bolsonaro o Macri mexicano en Los Pinos. Y la diferencia entre Bolsonaro, Macri y Amlo es fácil de entender, cuando vemos la economía argentina destruida, en default técnico; y la Amazonia en llamas, debido a la "filosofía" de desarrollo del fascista neoliberal Bolsonaro, referente al destino de los pueblos indígenas y del pulmón verde del hemisferio occidental.

"É muita terra para pouco índio, e sem lobby" -- "Hay mucha tierra para poco indio, y sin lobby", dice el racista blanco con software de Hernán Cortés y Francisco Pizarro. Destruir el ciclo de reproducción de los pueblos originarios ha sido un tradicional método del terrorismo de Estado de los conquistadores, para avanzar sus campañas de genocidio y expropiación coloniales. De ahí, que cada voto por Amlo fue un amparo contra los Bonsonaro y Macri de México, aunque los mercaderes del indigénismo con su demagogia "zapatista" hagan todo lo posible, para confundir a esos mismos pueblos originarios.

7. La Batalla decisiva 2021

Hoy, México ha entrado en una nueva fase de la confrontación entre el antiguo régimen y un futuro mejor posible. Sólo nos separan 22 meses de la batalla decisiva de esta guerra civil pre-bélica, que decidirá el porvenir del país. Y es absolutamente claro para toda persona racional, que lo que se ganó en las elecciones del 2018, puede perderse fácilmente en el 2021. México y sus pueblos indígenas pueden considerarse feliz, por lo tanto, que entre la barbaridad neoliberal de Bolsonaro y Macri y la imposibilidad actual de la revolución socialista, AMLO y Slim hayan coincidido en la "tercera vía azteca", la salvación de la 4ta Transformación. Pero, es sólo un respiro. La batalla decisiva por la consolidación o implosión del proyecto se da en las elecciones federales intermedias de junio del 2021. Esas elecciones se deciden, en gran medida, a nivel local del sistema político mexicano: en gobernaturas, cámaras legislativas de los Estados y alcaldías, donde la política federal y el efecto Amlo es mediatizada por las estructuras de poder locales.

8. Requisitos para ganar

Considerando: el semi-caótico status quo del partido Morena; la inexistencia de su formación de cuadros; la incapacidad para generar equipos de comunicación efectivos, a diferencia de la derecha; el cero empeño en crear think tanks científicos; sin apoyo de una vanguardia intelectual-política nacional; la fragilidad de un proyecto de transformación basado en la salud de un solo líder, que no tiene ningún sustituto factible hasta el 2021, y que tampoco parece preocuparse por construir (a tiempo) un heredero viable, que podría tomar las riendas de poder cuando él ya no estuviese disponible; el retiro anunciado de Slim Helú de la vida empresarial durante este sexenio; la escasa popularidad de los gobernadores, considerando todos estos factores, el diagnóstico de un triunfo progresista para 2021 es reservado.

9. El salto cualitativo

Sólo un salto cualitativo en el desempeño del Partido, la configuración pública de un sucesor presidencial posible, para garantizar el futuro del proyecto, la superación de la inercia gubernamental en el área de la comunicación, la generación masiva de Comités de Base

–sean de Morena, sean independientes en apoyo a Morena-- y de Centros de pensamiento estratégico, sólo un salto cualitativo de la 4ta Transformación en esta nueva etapa de lucha, puede garantizar el triunfo en 2021.

10. La Disyuntiva

La disyuntiva de vida o muerte entre Amlo y Bolsonaro seguirá siendo la disyuntiva predominante de la política latinoamericana por muchos lustros más. Y en esa disyuntiva, sería absurdo pensar que el Presidente sólo puede construir todas las precondiciones para lograr el triunfo en 2021. Es la misión histórica de patriotas con conciencia y gobernadores y alcaldes con visión estratégica, asumir las grandes tareas de organización para el triunfo del 2021, para cerrarle el paso a los Bolsonaro y Macri, que están al acecho en la nación azteca.

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