El eterno llanto de Argentina
Por: Umberto Mazzei
Jueves, 19/09/2019 09:39 AM
El instrumento institucional utilizado para ese golpe de Estado fue el Ayuntamiento de Buenos Aires, igual que sucediócon el Capitan General Emparam en Caracas.Esa manipulación de un cuerpo legislativo para derrocar a un jefe de gobierno que incomoda a los intereses de la oligarquía anglosajona; se repite en tiemposmás recientes, tal como sucedió con Zelaya en Honduras, con Lugo en Paraguay y con Dilma en Brasil. No hay nada nuevo bajo el sol imperial anglosajón.
Argentina es un país al que le tengo un grande y particular afecto; por su folklore, su paisaje, sus costumbres y su extensa cultura. Es una patria que conozco bien porque viví allí 6 años. Cuando llegué allí, en 1976; poco después del derrocamiento de Isabelita. El peso Ley (como llamaban al peso argentino de aquel momento) estaba a 250$ x US$. Después de 4 años de políticas neo-liberales adoptadas por Martinez de Hoz. Para 1980, el billete verde (US$) norteamericano yaequivalía a 83 mil pesos argentinos. El endeudamiento exterior era sideral y la inflación galopante. Ese desastre económico, fue determinante para que el gobierno militar que había arruinado al país, obedeciendo al FMI, intentara mejorar su popularidad con una aventura patriotera improvisada: la invasión de las Malvinas. Después de la derrota militar se regresó a un gobierno civil. Raul Alfonsin encontró a un país en quiebra y como las presiones financieras no dejaban algún espacio para maniobras políticas; Alfonsin prefirió entregar la presidencia antes de terminar su periodo. Lo sucedió Menem, el hombre de las relaciones carnales (subalternas) con Washington, cuyo Ministro Cavallo repitió las recetas de Política Económica que el FMIya le dictara a Martinez de Hoz, con idéntico desastroso resultado. A Menem le sucedió De la Rua quien asumióe en medio de un desastre financiero tan grave que debió escapar en helicóptero del furor popular. La presidencia quedó vacante y solo el peronista Duhalde t uvo el coraje de tomar el timón de una Argentina que estaba, literalmente, a la deriva. Duhalde tuvo el acierto de entregar el manejo del grave problema financiero a Roberto Lavagna uno de los pocos Hombres de Estado que tiene la Argentina. Lavagna comprende que la economía argentina y su aparato productor están íntegros y sanos. Que el problema en realidad es el excesivo endeudamiento externo que la cartilla del FMI y del Consenso de Washington recomiendan siempre para solucionar problemas simples de Balanza de Pagos.
Lavagna que cuando Nestor Kirshner ganó las elecciones continuó como su Ministro de Economía, recordó un principio financiero bien conocido: cuando la deuda es muy grande quien está en un grave problema no es el deudor sino el acreedor. Partiendo de ese concepto elemental Lavagna renegoció muy ventajosamente la deuda externa de Argentina. Murió Nestor Kirshner, pero después de haber pagado la mayor parte de la deuda externa argentina y de haber sacado al FMI de los asuntos financieros de Argentina. Una vez cumplida su misión, Lavagna fue relevado como Ministro de Economía. Cristina Kirshner, la viuda de Nestor, se entregó a una política económica indescifrable que influyó en que el triunfo electoral fuera de Mauricio Macri, cuya única agenda en política económica consistió en repetir las recetas del FMI que inspiraron los fracasos de Martinez de Hoz y de Cavallo. Un mismo procedimiento con idénticos resultados; tal como a Einstein le hubiese parecido previsible.
Argentina es el único país Latinoamericano que ha sido social y culturalmente un país desarrollado. Un país muy similar en clima y paisajes a Europa. Desde hace ya varios lustros los sucesivos desastres financieros facilitan su captura a buen precio por bancos y oligarcas extranjeros. Desde 1806 los intentos de la oligarquía anglosajona por avasallarla se repiten. ¿Es que esa eterna secuencia de crisis previsibles que permiten a extranjeros adquirir control de la Argentina a bajo precio son acaso un empecinamiento casual o el producto de una larga y añeja conspiración?