El margen de maniobra en la tarea de gobernar de los partidos de izquierda es ridículo. Tan ridículo como el número de las decisiones que libremente pueda tomar el gobierno que salga elegido con la fórmula y combinación de partidos que sean...
Gritémoslo de una vez para que ya no quepa duda de lo que ocurre en España. Para que todo el mundo sepa a qué atenerse; para que nadie se haga ilusiones, y para que de una vez por todas las izquierdas españolas, sus diferentes corrientes, incluidas las imitaciones de progresismo demasiado próximas a los postulados neoliberales y monárquicos como para no ofender gravemente a quienes se consideran auténticos socialistas e incluso socialdemócratas, bajen a pie de calle y lo reconozcan con la cabeza baja. Que reconozcan afrontando la vergüenza consiguiente, que aquí, en España, en los cruciales asuntos sociales y económicos que son el sustrato de la convivencia, de la libertad real y de un bienestar imposible para todos, y más allá de la libertad relativa de manifestación, no hay apenas nada que hacer...
Aquí (ya lo han dicho por ahí desvergonzadamente, cada uno a su manera, tanto el presidente en funciones como los capitostes del dinero, como la federación de empresarios), quien manda, quien "debe" mandar en España no es ya el ejército que se mantiene al margen con la prudencia dictada por sus ordenanzas para un modelo político como éste. Quien manda son los títulos nobiliarios, unos seculares y otros muchos adjudicados por el arte de birki birloque, son los enormes propietarios, los grandes bancos y los miles de accionistas de las sicav...
Así es que, a menos que sin pucherazo ganasen las opciones radicales, es decir, las que intentan arrancar de cuajo las corruptelas políticas, las puertas giratorias, los aforamientos, el placet a una monarquía artificiosa impuesta de mala manera en 1978, los nidos de forajidos que hay en todas las instituciones, ya pueden esas opciones y sus valedores ir renunciando a ese papel efectivo y no efectista que pretenden desempeñar en el desconcierto parlamentario. Todo cuanto propongan en iniciativas legislativas y proposiciones de ley va a caer en saco roto, se pongan como se pongan...
Por consiguiente, la estrategia a seguir es la de no secundar acciones políticas que responden al puro maquillaje; acciones que no van a suponer un cambio mínimo en el bienestar de 18 millones de trabajadores que viven en vilo y míseramente con la espada de Damocles sobre sus cabezas, que no van a regular ni los alquileres ni los salarios ni la duración de los contratos que seguirán las leyes dictadas por el mercado, manteniéndose las condiciones abusivas y leoninas que ha creado un país de siervos y esclavos. Dejemos las esperanzas para los niños y los ilusos...
De modo que no nos engañemos: el mercado seguirá siendo el verdadero gobernante como esos ministros sin cartera. Lo demás serán pamplinas, palabras vacías y propósitos que no irán a ninguna parte, porque el mercado y los franquistas declarados o solapados, desde los mismísimos comienzos de esta parodia democrática vienen diseñando contra viento y marea la España que ellos quieren y como la quieren. Y lo hacen, al igual que consintió Europa la dictadura, con el consentimiento de las naciones europeas que debieran sin embargo tomar cartas en el asunto. Que debieran intervenir a España con uno de esos 155 para que no sea España ese país levantado sobre las cenizas todavía calientes en las cunetas, sobre los despojos de unos grandes y de unas grandezas que sólo responden a privilegios que ningún otro país de la CEE consiente, y sobre unas arenas movedizas sobre las que se alzan todas las instituciones que impiden una mínima estabilidad como nación y la llegada de la República.
Todo ello dejado con mala baba por esa momia que, ya que tuvo la suerte de librarse de la ira de millones de españoles que nunca pudieron ni pueden perdonarle, va a ser trasladado ahora al cementerio en el que debió inmediatamente ser enterrado, y a cuyo traslado todavía alguno de sus sicarios redivivos se alza con la prepotencia del fascista, como ese prior del Valle que amenaza con no acatar el fallo del Tribunal Supremo impidiendo la exhumación del espantajo...