Desde Nuestra América la población afectada por presiones de grupos de poder con medidas coercitivas unilaterales unidas a la pretensión de imponer recetas financieras excluyentes impulsadas desde el Fondo Monetario Internacional, que tanto daño han hecho a los sectores más vulnerables en donde se implantan, se empieza a sentir un amplio impulso de cambio, para asumir sus propios modelos de convivencia cívica, superando errores y frustraciones de su historia reciente.
En Chile, la población que, desde el golpe de estado de 1973 contra el presidente mártir Salvador Allende, mantiene la misma constitución implantada por el dictador Pinochet, se hace sentir una amplia protesta cívica contra la implantación de medidas neoliberales impulsadas por el actual presidente Piñera, que afectan la vida de la población.
En Ecuador, la población, con comunidades indígenas, se oponen a las medidas del FMI aceptadas por el presidente Lenin Moreno quien, a pesar de la mesa de diálogo instalada con el apoyo de la ONU y de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, continúa reprimiendo a líderes sociales popularmente reconocidos.
En Argentina, la población se prepara para las inminentes elecciones, con amplio respaldo popular en el sentido de salir del modelo neoliberal impulsado por su actual presidente y retomar la vía de integración solidaria Nuestra Americana impulsada por los Kirchner.
En Bolivia, la población mantiene su votación en apoyo al presidente Evo Morales, para proseguir con una vía plurinacional, de respeto a las poblaciones indígenas y cuidado de la Madre Tierra, la Pacha Mama. Votación que pretende ser desconocida, lo cual origina manifestaciones de sectores obreros, ambientalistas e indígenas. Para mantener una vía socialmente incluyente y solidaria en su integración Nuestra Americana.
Desde Brasil irrumpe una amplia corriente de apoyo a su líder Jose Inacio Lula Da Silva. A quien consideran arbitrariamente detenido para impedir su candidatura presidencial. Y con cada vez mayores manifestaciones en contra de las medidas neoliberales impuestas por el presidente Jair Bolsonaro. Cuya elección, según diversos, tuvo fuerte influencia de manipulaciones religiosa y de grandes medios de difusión tecnológica, mediante las falsas noticias, generadoras de calumnias a dirigentes populares y líderes sociales.
La población venezolana por su parte, resiste el impacto de las medidas coercitivas promovidas desde los centros de poder mundial. Contrarrestadas con programas sociales y medidas de emergencia desde el gobierno bolivariano. Programas que han sido ampliamente reconocidos a nivel internacional, incluyendo la reciente incorporación de Venezuela como miembro del Consejo De Derechos Humanos de la ONU con el apoyo de 105 países.
Todos estos hechos, unidos al esfuerzo del Papa Francisco, primero surgido de Nuestra América, con su convocatoria al Sínodo Panamazónico, en defensa de la gente y de la Casa Común mediante esa zona vital como la Amazonía, representan, en este difícil momento de la humanidad, signos especiales que indican un avance en la renovación de la conciencia planetaria. Para revisar su rumbo histórico, corregir errores, superar sectarismos y fanatismos como proponía San Romero de América y gran oportunidad espiritual ética global en función de la salvación de la vida hacia Otro Mundo Solidario Posible.