Mesa, el de Bolivia, con la OEA, dejaron la mesa y le arrancaron las patas. Los números no les dan

Sábado, 02/11/2019 02:04 PM

Evo es dictador, aunque hasta esta mañana creía que él y Álvaro García Lineras, entre las tantas cosas buenas que habían hecho es haber metido a Bolivia en la "historia moderna". Lo digo así no por eurocentrismo o mejor occidentalismo, eso de las elecciones periódicas, de conformidad a toda una legislación, como una constitución y un estatuto electoral, donde los militares se ocupasen de cuidar el orden, la paz , la soberanía y el respeto a esas figuras jurídicas, sino porque ayudaron a los pueblos indígenas conquistasen sus derechos en un espacio que ha sido suyo desde que Dios creo el mundo, pero se los habían negado. Pues allí, los descendientes de los colonizadores, occidentalistas y pudientes, les ignoraron y lo que es peor, por la botija, aquéllos no vivían en paz ni siquiera entre ellos mismos, tanto que cada cierto tiempo, siempre más breve, unos le daban un golpe militar a quienes gobernaban como una moderna y hasta civilizada forma de reclamar su "cuarfto de hora".

Pero de repente, por una seña del coach del dogout, que está en la Casa Blanca, frente a la mesa grande de Trump, Mesa el candidato opositor a Evo, se negó a sentarse en la mesa pequeña pero soberana que le tendió democráticamente el presidente boliviano para revisar lo resultados. "Lo que digan las urnas, a menos que sean aquellos donde solemos meter los cadáveres que regamos por el mundo", dijeron desde allá del norte, a nosotros nos importa un cipote". Les argumentaron y hasta dieron la consigna que Evo es un dictador y siendo eso, la nación bandera de la democracia y su presidente, no pueden avalar eso. "Usted no se sienta en esa mesa, pese se apellide Mesa, como no lo hace la gente que tenemos en Venezuela". "Mesa que pongan y ustedes se sienten con ellos, agentes del politburó soviético que encabeza Putin, nosotros la debaratamos aunque tengamos que cortarles patas a la mesa y hasta ustedes".

Le dijeron a Mesa que eso de democracia y votos es una vaina que ya no les conviene. Es una vaina comunista. Eso de cuando estos pendejos votantes se podían sistematicamente, año tras año, elección tras elección, engatusar con pedazos de espejos trizados. Ya no podemos meternos por allí, porque han aprendido mucho. Tanto que a Macri sacaron como tapón de limonada, despues de haberle ganado a los "comunistas", hijos de Stalin, porque ni siquiera de Perón, los kirchneristas. Se dieron cuenta que el infierno de Macri y el FMI, que bien sabemos lo es, pero es el que nos conviene a nosotros, es peor que cualquier otra vaina. Sólo podemos lograr algo peor que eso aplicando nuestras sanciones y eso no siempre es fácil y efectivo

¿Ustedes no aprendieron nada de lo de Chile? Pues aquí en el Pentágono y en la Casa Blanca sí y bastante. Los militares de Chile y los de Ecuador, en última instancia, están instruídos para, hasta en última instancia, llevarse en los cachos a Piñera y Moreno, si no pueden controlar la situación con sus "marisqueras" de democracia y congreso. Ellos están listos para volver a los tiempos del gran Pinochet, plan, pa´el cuartel, el cuarto de tortura, desaparecidos y lo que haya que hacer para acabar con esa vaina y esa reclamadera de derechos sociales y económicos, lo que no son más que vainas comunistas.

Por esa seña adelantada, auque se la repitieron ahora para que no fuese a confundirse, Mesa no quiso sentarse a la mesa con la gente de Evo y el órgano electoral, ni siquiera porque Almagro, jugando con las cartas marcadas que se cuidó de poner a escondidas sobre la mesa, tomó su silla y, echo el pendejo, allí se sentó, taimado, como el brujeador de Doña Bárbara, en aquel bongo que remontaba el Arauca.

No sé si en Bolivia, Chile y Ecuador, como en Cumaná, dicen "cada ladrón juzga por su condición". Almagro eso hace. Por ello pensó que en Bolivía aquellos taimados indios del interior, habían hecho "camunina" y como aquí en Venezuela aquello de "acta mata voto". Tenía la certeza que los suyos, metidos en el mundo de las triquiñuelas, encontrarían cada trampa hecha por la indiada para que Evo le ganase por más de 10 puntos a Mesa, el que que no quiso desde el principio sentarse a la mesa, pues lo suyo es el golpe y el sentarse sobre bayonetas.

Mesa se quedó por fuera, no con los pies fuera de la mesa, porque esa es otra vaina, sino que no se sentó para que, pasase lo que pasase, su protesta de fraude se mantuviese viva. Es pues un juego como muy viejo, tanto que uno que nunca gustó de los juegos de mesa, bien lo conoce.

La OEA y Almagro, por intermedio de sus bien entrenados agentes revisaron las actas y hasta por debajo de las patas de la mesa y no hallaron de qué palo o pata ahorcarse. Todo estaba cuadrado y hasta la mesa lisa, bien lijada, como para que si allí tiraban unos dados, estos no diesen saltos indebidos. Al final, las actas coincidieron con los votos y escrutinios, no hubo muertos votando, como se acostumbra en las democracias que apuntalan desde allá de donde le dieron la seña a Mesa para que no se sentase en la mesa, pero a Almagro que si lo hiciese, pero en el momento propicio, no hallando nada de que pegarse, la voltease.

Y así pasó. La gente de Almagro no halló forma que los números que arrobajan las actas y las formas de control del sistema que a estas avalan, les diesen motivos para decretar fraude y Evo y García Lineras seguían ganando con más del 10%; entonces optaron por una razón como infantil, renunciar a convalidar el trabajo que ya estaba terminado por "imparcialidad". Vean que cosa, la "imparcialidad" de Almagro y sus agentes, se niega a reconocer los resultados porque son "imparciales". ¿Entonces, si ese argumento fuese valedero a quién o quiénes habría que llamar para que tomen posición ante esos resultados y convaliden el veredicto, a los parcializados?

La mesa de Evo no quedó coja, siguen en sus cuatro patas. La de Almagro se volteó por el suelo y dejó que lo poco de dignidad que pudiera quedarle haste ese momento, que no creo haya nada de nada, rodase por el suelo. Y Mesa seguirá, con este aval de Almagro y del coach del dogout, montando otra mesa para montar un golpe; porque es su deber rescatar la democrcia que en Bolivia está perdida, tanto que los indios del monte se atreven a votar y decidir quién debe ser el presidente.

La vieja estrategia de las dictaduras de gorilas al servicio de los dioses del Olimpo pareciera querer volver por sus fueros.

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